Anne Sexton
Puertas cerradas con llave
Para los ángeles que habitan esta ciudad,
aunque su figura cambia constantemente,
dejamos cada noche algunas patatas frías
y un cuenco con leche en el alféizar de la ventana.
Normalmente viven en el cielo donde,
dicho sea de paso, están prohibidas las lágrimas.
Ellos empujan la luna por allí
como una patata dulce hervida.
La Vía Láctea es su gallina
con sus muchos pollitos.
De noche las vacas se echan
pero la luna, el gran toro,
se levanta.
Pero allí arriba hay una habitación acerrojada
con una puerta de hierro que no se puede abrir.
Dentro están todos tus malos sueños.
Es el infierno.
Unos dicen que el demonio cierra la puerta
desde dentro.
Los otros que los ángeles la cierran por fuera.
La gente no tiene agua
y no le está permitido tocarse.
Se agrietan como el macadán.
Están mudos.
No piden ayuda
excepto dentro,
donde sus corazones están cubiertos de gusanos.
Me gustaría abrir esa puerta,
girar la llave maestra
y tomar cada uno de los caídos en mis brazos
pero no puedo, no puedo.
Puedo sólo estar sentada aquí en la tierra
en mi lugar en la mesa.