Alfonsina Storni

Saludo al hombre

Con mayúscula escribo tu nombre y te saludo,

hombre, mientras depongo mi femenino escudo

en sencilla y valiente confesión de derrota.

Omnívoro: naciste para llevar la cota

y yo el sexo, pesado como carro de acero

y humilde (se delata su función de granero).

Brindo por tu adiestrada libertad, la soltura

con que te sientes hijo claro de la natura,

y lector aplicado de aquél su abecedario

que enseña el solo verbo que es interplanetario.


Mas, no con gesto humilde, instintivo, anhelante,

tu pecho se deforma en boca del lactante.

No se ajusta a tu carne pasajera belleza

que se acrece con artes que lo son de pereza:

tu juventud, más alta, se hace de pensamientos

(las ideas son rosas, y rosas los ungüentos…)

¿No eres el Desligado, Sire, por excelencia?

¡Salud! En versos te hago mi fina reverencia.