Alfonsina Storni
Vaticinio

Un día,

la ciudad que desde arriba

vea,

se levantará sobre sus flancos

y caminará.

Sus grandes remos

de hierro,

moviéndose a un compás

solemne,

avanzarán río adentro

y el agua

los sostendrá.

Con su ancha proa roma,

hecha para calar

en el horizonte

túneles gigantes,

sus selvas de chimeneas,

lanzas negras;


sus nieblas y sus penachos

y su ejército de casas,

ordenado por una

voluntad prevista,

dejará sus húmedos

sótanos coloniales,

y, atravesando el mar,

entrará en la Tierra

gastada y luminosa

de los Hombres.