Alfonsina Storni
El Hombre

No sabe cómo: un día se aparece en el orbe,

hecho ser; nace ciego; en la sombra revuelve

los acerados ojos. Una mano lo envuelve.

Llora. Lo engaña un pecho. Prende los labios. Sorbe.


Más tarde su pupila la tiniebla deslíe

y alcanza a ver dos ojos, una boca, una frente.

Mira jugar los músculos de la cara a su frente,

y aunque quién es no sabe, copia, imita y sonríe.


Da una larga corrida sobre la tierra luego.

Instinto, sueño y alma trenza en lazos de fuego,

los suelta a sus espaldas, a los vientos. Y canta.


Kilómetros en alto la mirada le crece

y ve el astro; se turba, se exalta, lo apetece:

una Mano le corta la mano que levanta.