Alfonsina Storni
Imagen

Palermo, espesa cabellera verde,

sueltas sus crenchas

sobre el lomo diestro de Buenos Aires:

Cosas de ensueño, como peinetas

de colores,

las avivan y fijan.

El Río de la Plata,

musculoso brazo derecho,

acciona

articulado al torso de hierro de la ciudad:

con sus dedos nerviosos

toma un racimo a los emigrantes,

los desparrama en el puerto;

conduce los seres reparados

a sus tierras natales;


toca con la uña

del dedo mayor

a Montevideo;

para con sus puño terrosos

los toros azules del Atlántico;

alimenta sobre sus palmas

las grandes mariposas blancas de los veleros;

teje una túnica de gasas húmedas

para su cuerpo descarnado y cúbico

y levantándolo

por encima del hombro

alcanza los verdes lunares

del Paraná.


Paralítico casi,

su brazo izquierdo de tierra pampeana

pende a lo largo de su cuerpo

en un vaivén de espera...

Sus pies

mal calzados

con botines de humo negro,

casuchas sombrías,

chapas de cine,

sudor, fatiga y llagas,

se hunden

brutalmente

en los barrios del Sur.