Alfonsina Storni

Las grandes mujeres

En las grandes mujeres reposó el universo.

Las consumió el amor, como el fuego al estaño,

a unas; reinas, otras, sangraron su rebaño.

Beatriz y Lady Macbeth tienen genio diverso.


De algunas, en el mármol, queda el seno perverso.

Brillan las grandes madres de los grandes de antaño.

Y es la carne perfecta, dadivosa del daño.

Y son las exaltadas que entretejen el verso.


De los libros las tomo como de un escenario

fastuoso —¿Las envidias, corazón mercenario?

Son gloriosas y grandes, y eres nada, te arguyo.


—Ay, rastreando en sus alas, como en selvas las lobas,

a mirarlas de cerca me bajé a sus alcobas

y oí un bostezo enorme que se parece al tuyo.


En las grandes mujeres reposó el universo.

Las consumió el amor, como el fuego al estaño,

a unas; reinas, otras, sangraron su rebaño.

Beatriz y Lady Macbeth tienen genio diverso.


De algunas, en el mármol, queda el seno perverso.

Brillan las grandes madres de los grandes de antaño.

Y es la carne perfecta, dadivosa del daño.

Y son las exaltadas que entretejen el verso.


De los libros las tomo como de un escenario

fastuoso —¿Las envidias, corazón mercenario?

Son gloriosas y grandes, y eres nada, te arguyo.


—Ay, rastreando en sus alas, como en selvas las lobas,

a mirarlas de cerca me bajé a sus alcobas

y oí un bostezo enorme que se parece al tuyo.