Alfonsina Storni
Calle

Un callejón abierto

entre altos paredones grises.

A cada momento

la boca oscura de las puertas,

los tubos de los zaguanes,

trampas conductoras

a las catacumbas humanas.

¿No hay un calofrío

en los zaguanes?

¿Un poco de terror

en la blancura ascendente

de una escalera?

Paso con premura.

Todo ojo que me mira

me multiplica y dispersa

por la ciudad.


Un bosque de piernas

un torbellino de círculos

rodantes,

una nube de gritos y ruídos

me separan la cabeza de troneo.

las manos de los brazos,

el corazón del pecho,

los pies del cuerpo,

la voluntad de su engarce.

Arriba,

el cielo azul

aquieta su agua transparente:

pequeñas barcas de oro

lo navegan.