Alfonsina Storni
Autorretrato barroco

Una máscara griega, enmohecida

en las romanas catacumbas, vino

cortando espacio a mi calzante cara.

El cráneo un viejo mármol carcajeante.


El Nuevo Continente sopló rachas

de trópico y de sud y abrió sus soles

sobre la testa que cambió su acanto

en acerados bucles combativos.


En un cuerpo de luna, tan ligero

que acunaban las rosas tropicales,

un órgano, tremendo de ternura,


me dobló el pecho. Mas ¿por qué sus sones

contra el cráneo se helaban y expandían

por la burlesca boca acartonada?