La fiebre en los niños es una de las preocupaciones más comunes entre los padres, pero también es uno de los síntomas más malentendidos. Es importante saber que la fiebre no es una enfermedad en sí misma, sino una respuesta natural del cuerpo a una infección. En la mayoría de los casos, es una señal de que el sistema inmunológico de tu hijo está trabajando para combatir bacterias o virus.
¿Qué es fiebre?
Se considera fiebre cuando la temperatura rectal de un bebé o niño es de 100.4°F (38°C) o más. Aunque existen varios métodos para tomar la temperatura (oral, timpánica, axilar, temporal), la temperatura rectal es la más precisa para los bebés.
¿Por qué ocurre la fiebre?
La fiebre es parte de la respuesta natural del cuerpo a una infección. Ayuda a estimular las defensas, como los glóbulos blancos, que combaten los microorganismos invasores. Aunque es normal que preocupe ver a tu hijo con fiebre, debes recordar que en la mayoría de los casos, la fiebre es un signo positivo de que su cuerpo está luchando para recuperarse.
Infecciones comunes que pueden causar fiebre:
Resfriados y gripe
Neumonía
Infecciones de oído
Infecciones intestinales y urinarias
Meningitis (aunque es mucho menos frecuente)
En general, las infecciones virales suelen ser las principales responsables de las fiebres en niños pequeños.
Convulsiones febriles: lo que debes saber
Una convulsión febril puede ser alarmante para cualquier padre, pero en la mayoría de los casos no involucra peligro. Estas convulsiones se presentan en niños entre 6 meses y 5 años y suelen ser desencadenadas por un aumento rápido de la temperatura. Aunque ver a tu hijo tener una convulsión puede ser angustiante, es reconfortante saber que estas convulsiones no causan daños cerebrales ni tienen consecuencias a largo plazo.
Es importante que recuerdes:
La mayoría de las convulsiones febriles duran menos de un minuto, aunque pueden parecer mucho más largas.
Si la convulsión dura más de 15 minutos o tu hijo tiene dificultades para respirar, debes buscar atención médica urgente.
Aunque estas convulsiones no representan un peligro inmediato, siempre es recomendable que tu hijo sea valorado por su pediatra, especialmente si las convulsiones son muy frecuentes o prolongadas.
¿Cuándo debo preocuparme por la fiebre de mi hijo?
Aunque la fiebre por sí sola no es peligrosa, hay algunos signos que indican que es hora de llamar al pediatra:
Fiebre en un bebé menor de 3 meses: Siempre debe evaluarse de inmediato.
Fiebre persistente: Si la fiebre dura más de 3 días sin signos de mejoría.
Fiebre acompañada de otros síntomas graves: Como dificultad para respirar, llanto inconsolable, rigidez en el cuello, o falta de respuesta.
Deshidratación: Signos como boca seca, ojos hundidos, falta de lágrimas o poca orina.
Convulsiones: Aunque la mayoría de las convulsiones febriles no son peligrosas, si duran mucho tiempo o son recurrentes, tu hijo debe ser evaluado por su pediatra.
Cómo manejar la fiebre en casa
Aquí te dejamos algunos consejos para ayudar a tu hijo a sentirse más cómodo mientras combate la fiebre:
Hidrátalo constantemente: Los niños con fiebre pierden más líquidos, por lo que es importante ofrecerles agua, suero oral o jugos diluidos para evitar la deshidratación.
Vístelo con ropa ligera: El exceso de ropa puede retener el calor y hacer que la fiebre empeore.
Baños tibios: Un baño con agua tibia (nunca fría) puede ayudar a disminuir la fiebre.
Medicamentos antipiréticos: En caso de que la fiebre cause mucho malestar, tu pediatra puede recomendarte el uso de paracetamol o ibuprofeno. Nunca administres aspirina a los niños, ya que puede estar asociada al síndrome de Reye, una enfermedad grave.
Conclusión
La fiebre es una parte natural del sistema de defensa de tu hijo y, aunque puede ser incómoda, no siempre es motivo de alarma. En la mayoría de los casos, con los cuidados adecuados, la fiebre desaparecerá por sí sola a medida que el cuerpo de tu hijo combate la infección. Sin embargo, si tienes dudas o si tu hijo presenta algunos de los signos de alarma, no dudes en comunicarte con tu pediatra para recibir la orientación necesaria.
Dr. Mauricio Guerra - Pediatra en Quito
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