Son un transtorno muy común durante los primeros meses de vida, y se produce por un malestar o dolor que siente el bebé en la zona abdominal (sin la certeza de que estén asociados a gases).
La única forma de comunicar un malestar que sienta nuestro bebé lo hará por medio del llanto. Cuando esto suceda, pregúntese estas seis cosas:
¿Está sano mijo y llora sin motivo aparente más de 3 horas al día?
¿El lloro es a la misma hora siempre y generalmente al final de la tarde o noche?
¿Es un llanto repentino?
¿Esto ocurre al menos 3 días a la semana?
¿Mi bebé encoge las piernas y cierra los puños mientras llora?
¿Se siente aliviado luego de evacuar o expulsar gases?
Si tres o más respuestas fueron afirmativas, nuestro bebé tiene cólicos.
Sus causas son desconocidas, pero se puede atribuir a un sistema digestivo inmaduro incapaz de procesar la lactosa u otros componentes lácteos. También se piensa que se deba a exceso de alimentación, mala posición mientras lacta, demasiada prisa en su alimentación, sin descartar las observaciones del Pediatra respecto a la dieta materna.