Me llamo Roberto C. Martínez Padró y soy de Fajardo, Puerto Rico. Desde muy pequeño siempre supe que sería maestro; sin embargo, en la escuela intermedia fue cuando mi decisión se fortaleció. Siempre ayudaba a mis maestros en lo que fuera, incluso hasta discutir puntos importantes de la clase con mis compañeros. En la superior fue igual, incluso, hasta mejor. Tuve experiencias que nunca pensé, tanto buenas como malas. Sobre todo, vi situaciones que no me gustaría que sucedieran en las escuelas.
Si hay una maestra a la que quisiera imitar sería a mi maestra de Español de la escuela superior la Sra. Lydia Pérez. Ella ha sido una persona muy importante en mi vida estudiantil como lo será en la profesional. Me ha enseñado a cómo manejar un salón de clases, cómo dialogar con los padres, qué acomodos darle a los estudiantes de educación especial, y muchas otras estrategias; así que la lista sería infinita.
Como dije, completo mi bachillerato en Español Secundaria. Esta materia siempre me ha encantado y me ha llamado la atención. En la escuela, cuando había una tarea que entregar, siempre había algún compañero que me pedía que le verificara su trabajo. Siempre me ha molestado cuando las personas escriben o dicen una palabra mal, los tengo que corregir al instante.
Es una pena que muchas personas decidan ser maestros, no por vocación, sino que optan por esta profesión porque tienen dos meses de vacaciones pagados y porque piensan que esta disciplina es fácil. La persona que es maestro de verdad tiene que tener esa vocación, debe querer enseñar, brindar apoyo a los demás; tal vez por la falta de este compromiso es que nuestro sistema educativo no es el mejor. Debemos tener maestros que de verdad amen esta profesión y que la quieran ejercer.
Como maestro quiero brindarle a mis estudiantes la ayuda y la confianza que necesitan. Dejarles saber que valen mucho y que son capaces de lograr lo que se propongan con su esfuerzo. Es importante que abran los ojos y que vean la realidad en la que vivimos y la sepan apreciar.
Para concluir, espero completar una maestría en educación, lo que me permitirá ampliar mis conocimientos y seguir aprendiendo sobre esta hermosa profesión. Finalmente, espero completar mi bachillerato y cumplir todas mis metas para ser un buen ejemplo para mis estudiantes.