“La verdad te hara libre, pero primero te hara miserable” (James Garfield)
La principal víctima de lo que ocurrió en Colombia el 21Nov fue la verdad.
Los humanos comenzaron a mejorar cuando fueron capaces de mirar su entorno y tomar decisiones basados en la observación de la realidad. Y sigue siendo cierto, 300 años después, que cuando una sociedad inventa un relato que se aleja de la verdad, da un paso de regreso a la barbarie. Miremos algunos de las más prominentes desconexiones con la realidad.
1-Ignorar que las movilizaciones masivas son el caldo perfecto en el que se cocina la violencia citadina. TODOS los “pacifistas” que salieron a marchar se resisten a reconocer que fueron usados para facilitar la violencia. Y son muchos los funcionarios que siguen repitiendo con angelical candor, que las marchas transcurrieron en calma, interrumpida solo por unos pocos vándalos.
2- Ignorar incontables evidencias de un bien diseñado plan para armar una “revuelta popular” que le quite la legitimidad al sistema y derroque el gobierno. Vieja y conocida estrategia de los grupos minoritarios, que saben que no van a lograr el poder por la vía democrática. Aprovechan el descontento y la protesta de muchos para confundirlo con la “ira popular” y hacer creer que hay una mayoría que los apoya. La discusión civilizada pierde en rating ante la destrucción y barbarie.
3-Planear y dirigir con deseos y buena intenciones. El Alcalde de Cali y su secretario de seguridad, emocionados con la “alegría de los caleños”, banalizaron los riesgos y aun con media ciudad asediada, seguían en la salsera luna.
Quienes tuvimos oportunidad de ver de cerca como el macabro plan se iba aplicando hemos podido corroborar que la campaña de los medios que colaboran diligentemente se fue cumpliendo:
- la marcha de los mas violentos ( estudiantes de la Nacional) se desvía de lo acordado con los dirigentes del paro y se dirige al aeropuerto. Objetivo? Destruirlo y ocuparlo logrando un golpe de opinión mundial. Afortunadamente sí hubo inteligencia en Bogota que logró pararlos. Ningún medio ni sabio “analista” ha comentado este hecho, prueba por si solo del funesto plan.
- Estando llena la Plaza de Bolívar comienzan, ante la mirada de todos los “pacifistas” a asaltar el Congreso y Alcaldia. La policía protege y responde y claro la trifulca involucra a todos: argumento perfecto para que Petro pida prolongación de la protesta. El guion se cumple a la perfección.
- Cientos de policías y guardas agredidos y golpeados, pero la imagen que circulará y ganará premios es la de un policia pateando una señora (que por cierto, lo agredia con un cuchillo). “Marchaban pacíficamente hasta que el Esmad los reprimió” declama el periodista mientras las imagenes muestran todo lo contrario. Se sigue cumpliendo el guión de la farsa.
La verdad es que se clama por democracia a gritos mientras se la atropella a las patadas. El gobierno actual fue elegido democráticamente. Eso quiere decir que la minoría perdió. Y si respeta la democracia, tiene que esperar a la próxima elección. Allí está la oportunidad si es que quieren cambio. Los paros y marchas violentas disfrazadas de pacifismo, los cacerolazos no van a cambiar un gobierno legítimo a punta de mentiras y farsas hábilmente armadas. (Que pocas de esas cacerolas estarán vacías!).
La verdad es que los mismos que gritaban emocionados consignas contra la policía, luego pedían angustiosamente su presencia y aplaudían la llegada del ejército.
La verdad es que una gran mayoría de Colombianos creen en la convivencia pacífica y están dispuestos a respetar las instituciones. Le haremos saber a los violentos y a todos los tontos que utilizan con sus artimañas, que no estamos dispuestos a aceptar que sea la violencia la partera de nuestra historia