Que demuestran que el relato de la historia de Colombia como un desastre, es mentira
Que los muchachos crean que Colombia necesita una revolución profunda, vale. Es natural. En la juventud muchos pensamos que todo estaba mal hecho, nos indignamos con la pobreza y quisimos revolcar el sistema para acabar con los privilegios y la injusticia. Pero algunos tuvimos la oportunidad de conocer la Unión Soviética, la Europa del Este, Cuba, China… y el desconcierto fue brutal. Las injusticias eran peores, la miseria seguía, y los privilegios eran más obscenos. Comprendimos que el problema no era solo el modelo, sino la concentración del poder.
Sí, también en las democracias liberales existe una concentración de poder económico repulsiva. Pero el mercado, cuando es realmente libre, tiende a generar equilibrio. No se trata de idealizarlo ni de renunciar al anhelo de una sociedad más equilibrada (justa, no, porque esa palabra ya se prostituyó), sino de aceptar una conclusión que salta a la vista para quien quiera observar el mundo: las sociedades donde opera la libertad económica tienen más posibilidades de progreso social.
No llegamos a esa idea por leer grandes tratados, —ni “El Capital” ni “La Riqueza de las Naciones”—, sino por observar la realidad: la humanidad progresa cuando es capaz de medir, comparar, repetir lo que funciona y desechar lo que no.
Por eso es desconcertante que pensadores ya maduros —que han construido, creado, trabajado— se entusiasmen con la “revolución profunda”. ¿Olvidaron toda su experiencia? ¿O sufren una regresión neuronal?
Quien ha intentado construir algo en serio sabe lo difícil que es: requiere conocimiento, esfuerzo, tiempo, y aun así el riesgo de fracasar es alto. Los proyectos fallan, las personas decepcionan, las circunstancias cambian. Y quien sabe construir, también sabe que levantar sobre lo ya construido es siempre más sensato que arrasar con todo para empezar de cero.
La historia ha mostrado que las revoluciones terminan invariablemente en ruinas o cementerios.
Lo que funciona —aunque imperfecto— es la libertad para el intercambio libre de bienes e ideas en un entorno sin violencia. Perfeccionar esas herramientas debería ser la meta de toda sociedad racional. No se debe perder la ilusión de mejorar la sociedad, pero reciclar utopías no es el camino. “En tiempos de engaño universal, lo revolucionario es decir la verdad” dijo George Orwell.
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El ocaso de la “Era Americana” se intuía en el horizonte, pero pocos imaginaron que un megalómano le imprimiría semejante impulso hacia su declive. La clave de su hegemonía global no residía en la fuerza militar ni en la riqueza, sino en la prodigiosa concentración de talento. A lo largo de su historia, supieron convocar a los espíritus más brillantes, atraídos por universidades de excelencia y por un sistema que exaltaba la libertad de emprender. La humanidad produce genios a un ritmo constante; quien logre reunirlos, posee la fórmula secreta de la supremacía.
En las últimas décadas, los apellidos de los grandes referentes en ciencia y tecnología han empezado a cambiar. En los congresos médicos, por ejemplo, las figuras estelares llevan rostros asiáticos: chinos, indios, de orígenes diversos. El muro de restricciones migratorias y la sombra de la xenofobia, alentadas por el trumpismo, amenazan con erosionar esta ventaja histórica.
Mientras tanto, China ha leído con agudeza el signo de los tiempos. Supo que debía educar y liberar. Pasó de inundar al mundo con baratijas a construir, con paso firme, una potencia interna deslumbrante: autopistas infinitas, trenes que desafían al tiempo, rascacielos que se elevan como esculturas, industrias pujantes y una tecnología que ya no imita, sino crea. La innovación, antaño bastión americano, empieza a tener nuevos dueños.
Con un PIB que roza al estadounidense, una población tres veces mayor y una voluntad clara de expandir su influencia, no es arriesgado predecir que el eje del poder girará. Junto a India y otros países que han comprendido los secretos del capitalismo, conformarán un bloque que superará con holgura la gravitación de Estados Unidos.
Como corolario, las absurdas guerras arancelarias han sembrado desconfianza en el comercio global. Muchos países buscarán nuevos caminos, tejiendo redes entre sí, comerciando con Asia y con todo aquel que entienda que la prosperidad nace de la apertura, no del encierro.
En este nuevo tablero, naciones como Colombia tendrían una oportunidad dorada, si tan solo lograran romper con la vieja liturgia del lamento y la protesta, esa ideología fatigada que convierte la pobreza en un dogma y el odio en bandera.
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Los parásitos invaden un organismo, crecen, se multiplican, y consumen sin aportar. Si las defensas no actúan, no se detienen hasta matar a su víctima; entonces comienzan a morir por falta de sustento o saltan desesperados buscando otro huésped.
La riqueza de las sociedades se puede determinar por el balance entre personas que producen y las que solo consumen.
El capitalismo padece parásitos que viven únicamente de una renta pero en la medida en que no aportan, el mercado los va eliminando. En cambio el socialismo busca multiplicar a quienes creen tener el derecho a recibir sin necesidad de producir. Poco a poco, la generación de riqueza y bienestar se agotan y el organismo-país comienza a desfallecer.
Los parásitos, que al principio chupaban felices mientras el cuerpo estaba gordo y rozagante, terminan peleándose por los restos demacrados hasta encontrarse con los huesos. No les queda más opción que saltar, incluso en maltrechas balsas o por peligrosas trochas, para buscar sustento en otros lugares.
Quienes conciben una sociedad de parásitos no logran entender lo que ocurre. Su mantra ha sido combatir el egoísmo y culpar al mercado por la supuesta perversidad del dinero. Mientras piden sacrificio y austeridad a los demás, justifican moralmente el abuso del poder y disfrutan de una opulencia robada.
A medida que la escasez y la pobreza aumentan, aplican más controles, más prohibiciones, más subsidios y menos libertad, cerrando así el círculo de la miseria. Un sector se dedica a producir, y surge la economía subterránea con un mercado negro que mantiene al famélico organismo con vida, aunque con un dramático incremento de la desigualdad.
Es sorprendente que una teoría diseñada para explicar y resolver la pobreza —que no resistió un análisis de coherencia teórica y que, en la práctica, ha generado tanto sufrimiento— siga colonizando mentes que se niegan a estudiar una realidad tan sencilla de sumar y restar.
Es comprensible que influya en mentes jóvenes que, sin haber trabajado nunca, solo perciben derechos y consideran que todo está mal hecho. Sin embargo, cuando personas maduras repiten esta misma cantaleta, queda al descubierto que el discurso igualitario es una farsa. Lo usan para obtener votos y así ascender a niveles de riqueza que jamás habrían alcanzado con su propio trabajo y talento.
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Antes de leer, hágase la pregunta: ¿soy rico? o pobre. Seguramente su respuesta será: “depende”. Porque la riqueza es relativa. Depende con quien me compare. Si miro a todos los que están por debajo de mi, soy muy rico, pero si miro a todos los que están por encima, resulto miserablemente pobre.
Se plantean sesudas deliberaciones de cómo acabar con la pobreza. Cuando se aplican las fórmulas, resultan invariablemente equivocadas, porque ese es el estado natural del hombre cuando llega a este mundo sin padrinos, educación o trabajo. Nadie tiene la capacidad, y menos el interés, de crear pobreza.
Lo que sí se puede, es crear riqueza. Todo grupo que coopere disciplinadamente en cualquier actividad, genera riqueza. Ese ha sido el secreto repetido de las comunidades judías en todo el mundo en su larga historia. Y es el secreto de la prosperidad de los 30 países más ricos. Sea produciendo alimentos, fabricando cosas o prestando servicios, todos tienen en común que han podido cooperar, bajo un estado que da seguridad, libertad y garantiza igualdad de condiciones para competir. Sin embargo, por este trópico se sigue repitiendo la falacia que explica la pobreza como consecuencia de la riqueza.
Y claro que nos tiene que molestar la convivencia de inmensamente ricos con los solemnemente pobres. Cuesta mucho digerir que en el juego libre de la economía se generen diferencias tan abrumadoras. El problema es que cada vez que el estado ha asumido el papel de justiciero social absoluto, ha terminado empeorando la pobreza, concentrando la riqueza en un círculo todavía más pequeño que lo controla todo, y que ya no se llaman ricos, sino camaradas. Eso ha llevado a los pragmáticos, a los que prefieren actuar con la realidad, a tratar de definir qué constituye una “justa” intervención del estado para generar el equilibrio. Si se le va la mano en restricciones, normas, impuestos, aranceles y controles, se frena la economía y la poca riqueza que se genera es acaparada por los funcionarios del estado. Si se llega al libertinaje, aparecen los monopolios, los abusos, las ambiciones desmedidas En ambos casos se dan aberrantes carencias para los que quedan por fuera.
Como su medición está tan influida por la ideología, no siempre es fácil saber la verdad de la miseria. Se arman grandes engaños y se crean mitos cuidadosamente publicitados como el de Cuba, donde logran envolver la miseria masiva en un hipócrita ropaje de dignidad. O se desconoce la labor de fundaciones, empresas solidarias y cooperativas con el bálsamo social que logran.
Entonces, ¿qué es riqueza exagerada? Segunda pregunta: conoce a alguien con menos riqueza que la suya, que Ud haya evaluado como poseedor de una riqueza exagerada? ¿Acaso la suya no es exagerada?. Decidir dónde está el límite resulta fútil y quienes se empeñan en límites arbitrarios, terminan también golpeando la generación de riqueza. Con candor se denuncia al “neoliberalismo” como causante de las asimetrías, y se oculta que toda concentración de poder en manos del estado termina generando unos personajes que superan en lujos y privilegios a los vilipendiados “ricos”.
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Toda reunión en la que se hable de la situación del país comienza exponiendo lo mal que estamos en el ranking de inequidad. Los asistentes se escurren en sus asientos, asumiendo su pecado, por el hecho de estar vestidos y disfrutando de 3 comidas al día. La culpa de la tragedia se distribuye entre los “ricos” quienes se empeñan en no repartir sus escasos o abundantes bienes. La excepción son los vociferantes amigos del comunismo quienes suelen poseer mucho más que la mayoría de “su pueblo”, pero lo de ellos no cuenta porque rico es solo quien tiene más que ellos y la equidad aplica es para todos los demás.
Una pandemia latinoamericana ha logrado infectar muchas mentes con el virus socialista enredador de neuronas que lleva a creer que el problema es distribuir la riqueza y no generarla. Nubla la visión impidiendo ver que también llevamos décadas clasificando como uno de los países más violentos con presencia de anacrónicas guerrillas, que existen porque las han justificado y se han tolerado todas sus acciones destructoras pintandolas de políticas.
No es difícil sumar las pérdidas y daños de 50 años de bombas, oleoductos rotos, comercios quemados, recursos malgastados en armas, minas, helicópteros caídos y las centenas de miles de jóvenes sacrificados. Ese es el costo directo porque el indirecto es mucho peor. Cinturones de miseria requiriendo subsidios, por los millones de desplazados de sus tierras donde podían llevar una vida digna. Para rematar, quienes logran un nivel educativo huyen de la “potencia de la vida” para lograr sobrevivir en el mundo civilizado. Poco se habla del sacrificio que significa separarse de sus familias y la dura vida que llevan. Sacamos pecho con esos seres que sostienen medio país con sus remesas y constituyen un importante “producto de exportación”.
La inequidad no es culpa de los que han logrado salir del pantano con honestidad y resulta absurdo perseguirlos y decomisar sus ahorros como lo hace la inviable reforma pensional. El camino a la prosperidad con equidad se construye desarmando un discurso que se quiere imponer con bombas. La violencia no es la consecuencia de la inequidad. Es su más importante causa. Seguirla justificando llevará a infinitas negociaciones con interminables cadenas de disidencias, y a enseñar cada vez mejor, la peor lección: el crimen sí paga.
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Un complemento que desarma la teoría que sustenta la pobreza en abandono del estado, se puede ver en la comunidades que no solo han evitado quejarse del abandono, sino que cuando el Estado se ha aparecido, lo han sacado a escobazos.
En los 70s un campesino agudo de Boyacá descubre lo que vendría a llamarse Monquirasaurus Boyacensis, conocido en la región como “el fósil”. Una vez hecha la limpieza e identificación inicial, aparecieron funcionarios del gobierno central a tomar posesión y administrar el extraordinario hallazgo, único en el mundo. La comunidad de Monquirá resolvió que estaba en capacidad de administrar y explotar el fósil y están orgullosos de no haber recibido ayuda del estado ni de nadie. “Esto es nuestro y de todos Ustedes que pagan la entrada y nos han apoyado” expresan con ejemplar dignidad en un bello museo donde exhiben sus más de mil piezas, con la asesoría científica de universidades y expertos.
No requirieron Estado Benefactor haciendo grandes inversiones mal hechas con el consabido porcentaje en el bolsillo de los políticos. No buscaron donaciones de grandes empresas. No invitaron multinacionales de turismo. Simplemente manejan sus recursos con honestidad y han sido capaces de reinvertir sus utilidades para mejorar. Todo esto gracias a la sencilla y mágica fórmula que combina seguridad con libertad de empresa y los ha llevado a ser reconocidos con el tercer lugar del mundo en turismo acogedor. Un ejemplo entre cientos de una región que ha logrado en forma gradual una prosperidad, bienestar y equidad envidiables.
“No los necesitamos” es lo que Antioquia le grita al oído a un Estado que se cree todopoderoso.
Que contraste con el Cauca subvencionado y violento que se arruina a punta de bloqueos y protestas estimuladas por un popular agitador.
Que despiste del neo-socialismo tropical que busca parecerse a las socialdemocracias europeas cuando su éxito lo están logrando es con austeridad del estado, reducción de subsidios, privatización y liberación de la economía, después de haber experimentado el deterioro generado por el socialismo protector. Logran ignorar que el 75% de las exportaciones de Noruega son petróleo y gas. El cuento de un sabio estatizador inspirado en los nórdicos, solo sirve para arrullar a los ilusos que creen que la pobreza se acaba con discursos grandilocuentes.
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No hay estudio socioeconómico que no considere nuestra alta tasa de informalidad una desgracia nacional y un obstáculo para la equidad. Abundan los lamentos pero no las explicaciones.
Cuando se mide la facilidad para hacer negocios, iniciar una empresa, o tasa tributaria, Colombia figura en los últimos lugares del mundo.
La informalidad no es consecuencia de la pobreza, supuestamente generada por la libertad de la economía de mercado. Es la reacción de la gente precisamente a la ausencia de libertad. El Estado pretende imponer toda clase de restricciones y requisitos a quien emprende una actividad económica por lo que la única forma de hacerlo, es con la libertad que da la informalidad.
Entrar al sistema representa una carga impositiva y regulatoria que un gran número de personas y emprendimientos pequeños, no pueden asumir
Ejemplos abundan en todos los campos, pero puedo mencionar algunos datos del sector que conozco.
Para que un médico pueda comenzar a trabajar en una institución, debe aportar 23 documentos y certificaciones, muchos de los cuales requieren procesos dispendiosos y costosos.
Para que un consultorio médico tenga habilitación y pueda funcionar, se requieren más de 30 certificaciones que cubren todo lo imaginable. De los muchos que rayan en lo ridículo destaco la obligación de llevar un registro del peso de las basuras que salen del consultorio todos los días. Pero eso tiene que ser con una gramera (pesa) debidamente certificada. Y estaría mal sospechar que quienes cobran por certificar, tengan algo que ver con quienes se inventaron la norma. Son tantos, tan variados y tan absurdos los requisitos que hay empresas especializadas en llenar la cuantiosa papelería, lo que termina siendo un gasto considerable.
Esa es la formalidad. La que nos tiene pensando en cambiar el letrero a “Mamo Ancestral del Mal de Ojo Cuántico” y así quedar libre de todas las habilitaciones y permisos.
Otro proceso, de tantos, que hace meritos para construirle un monumento al cinismo es el Sistema de Administracion de Riesgo de Lavado de Activos y de Financiacion del Terrorismo. Miles de ciudadanos honestos llenando formularios para que los analice un gobierno que facilita el lavado de activos y financia abiertamente terroristas. A las preguntas del SARLAFT deberíamos contestar: Sí, soy culpable, pago impuestos.
La escena se repite siempre con precisión: ocurre un desastre natural, llegan las cámaras y le caen con el micrófono a un grupo que remueve escombros: “perdimos todo pero aquí estamos trabajando y vamos a reconstruir” contesta el personaje en un país desarrollado.
Si el grupo está sentado, nadie hace nada y lo que se oye es “seguimos esperando la ayuda del gobierno”, seguro está en un país pobre.
Según el Capitán Estrella, el litoral pacifico es pobre por abandono del estado. Y como en sus paseos no se unta de pobreza y no ha pasado por África, India, Sri Lanka o el sudeste asiatico, decreta que es el único litoral del mundo pobre. Si visita Malindi, encontrará un perfecto calco de Buenaventura.
Explica que los esclavos fueron forzados a migrar a zonas apartadas. Que los abusos de la colonia dejaron a indígenas y afros de Latam, y en una miseria de la que no se han podido recuperar en dos siglos.
Pero cómo se explica el fenómeno de Alemania y Japón al perder la guerra ? Destruidos, diezmados, desmoralizados y humillados. Y en 30 años se reconstruyeron convirtiéndose en potencias económicas.
El milagro no lo obró ni la caridad de los vencedores ni el estado magnánimo. La gran diferencia está en la cultura. Cuando cada persona se siente responsable de su destino y se convence que es a través del trabajo duro y disciplinado y el ahorro que va a mejorar, la sociedad entera mejora. Cuando lo que se transmite de generación en generación es la ley del mínimo esfuerzo para sobrevivir y el cultivo de la esperanza por la ayuda externa, se eterniza la miseria. Hay cientos de ejemplos de quienes logran sacudirse la cultura en la que nacieron y con dedicación y esfuerzo, salen del ciclo de pobreza y desesperanza, sin ayuda de nadie. Esos son los ejemplos que hay que diseminar y esa es la cultura que hay que enseñar. La educación sin cambio cultural, no sirve. Mientras haya personajes prepotentes con poder que interpretan la evolución social al revés y lo único que ofrecen es más asistencialismo, y no seguridad y confianza, la pobreza será cada vez peor.
Los indígenas de Canadá, reciben en compensación por el maltrato histórico, toda clase de subsidios del Estado. El resultado: alcoholismo, drogadicción, obesidad, diabetes, suicidios y nula productividad. Toda una comunidad arruinada por el asistencialismo estatal.
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Es tal vez la palabrita más vilipendiada por el líder de la galaxia. Lo que se arma en su imaginación es un demoníaco ejército de ambiciosos imparables que esquilman sin piedad los recursos de los explotados. La realidad es que el mercado no es otra cosa que un reconocimiento que le hace la economía liberal al libre albedrío del ser humano. Al decidir en qué gasta sus recursos, sean muchos o pocos , el humano vota por el producto o servicio de mejor valor.
Esta sencilla ley de libertad aplicada a todas las actividades que implican movimiento de dinero (y que pocas hay que no), le entrega el poder al pueblo. No se puede desconocer que, como en política, esa libertad es manipulable. Ese es el oficio de la publicidad. Pero hay una diferencia entre convencer y obligar.
En la lucha de los dos sistemas, el socialismo pretende eliminar “las fuerzas de mercado”. Resuelven planear la economía desde arriba decretando qué es lo que la gente requiere y cuál es el precio “justo”. Invariablemente se equivocan y se forma un mercado paralelo o “negro” , en el que el pueblo resuelve que es lo que necesita y cuanto esta dispuesto a pagar. Como se encarcela, suprime o exilia el talento creativo, el efecto neto es menor movimiento económico y por tanto más pobreza. Paradojicamente es el mercado negro el que permite que estos regimenes subsistan ya que son los jerarcas eternizados quienes mejor tajada obtienen. Ejemplos de la comparación de los dos sistemas son abundantes: las dos Alemanias, las dos Coreas, la China de Mao y la de Deng, las dos Europas, Cuba, Venezuela, Argentina. Desconocer una verdad tan evidente y apabullante, ha sido el principal oficio de la izquierda en latinoamérica. “El capitalismo está dando sus últimos suspiros” se susurran mientras se dan palmaditas en sus espaldas, con las que miran la realidad de sus políticas empobrecedoras.
Lo único que ven y repiten son los pocos ejemplos de unos cuantos delincuentes de cuello blanco quienes usando pirotecnia financiera, han logrado quemar los ahorros de muchos. Se empecinan en ignorar que el mercado genera riqueza porque en esencia es el dinero persiguiendo a los más capaces y más inteligentes. Opera la selección natural de las sociedades: perduran quienes ofrecen mejores productos y servicios a sus semejantes, en un estricto marco ético y respeto de la ley.
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Los adalides de la justicia social se dan el lujo de ignorar olímpicamente la historia reciente de China, siendo una de las transformaciones socioeconómicas más espectaculares de la historia. Desde que Deng Xiaoping declaró que hacerse rico era glorioso, la economía China se liberó en forma brusca y agresiva.
Después de experimentar con Mao el intento de centralización y control absoluto responsable de hambrunas, genocidios y campos de concentración, que produjeron unos 100 millones de muertes, China dio un paso que todos los teóricos creían imposible: mezclar dictadura política con economía de mercado, libertad de empresa y propiedad privada.
Hasta los noventas, se creyó que para tener libertad económica era indispensable la democracia liberal.
Pero el genio de Deng y todos los que le siguieron, fue entender que la libertad económica pesa mucho más en la balanza social que la libertad política. De alguna manera lo habían demostrado ya algunos dictadores de derecha y de otra lo están mostrando las izquierdas tibias de latinoamérica. Los que no se meten con la economía, los que no pretenden estatizar la producción, controlar precios, establecer subsidios masivos repartiendo inútiles billetes llenos de ceros, no generan los niveles de pobreza que con tanto orgullo y empecinamiento buscan los más salvajes del socialismo.
En las incansables lamentaciones de nuestra injusta distribución de la riqueza, citando siempre ejemplos de otros, omiten con desfachatez lo que ocurrió y sigue ocurriendo en China.
Tuve la oportunidad de conocer la China real, no la de los turistas, poco después de Mao, con la intención de ayudar a un hospital oftalmológico en Taiyuan, capital de Shanxi. La pobreza era abrumadora, la mugre, el hollín de las mil chimeneas, el hambre, la ausencia de comercio y productos era la herencia de Mao con su Gran Salto Adelante y su Revolución Cultural. Volví 1, 2, 5 y 7 años después y el cambio era asombroso. La transformación de la ciudad y el hospital ocurrían a una velocidad imposible de imaginar. La prosperidad y mejora del nivel de vida eran evidentes en las caras sonrientes de pacientes y colegas.
Como en Argentina, el gran cambio había consistido en liberarse del estatismo y adoptar la economía de libre mercado, en desesperante contravía de lo que aquí hemos resuelto llamar cambio.
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El “fin de la era extraccionista” anunciado con tanto bombo por el Presidente y su Ministra es uno de los disparates que más promoción ha tenido, por la connotación de parecer integrado a los luchadores verdes del mundo.
Tal vez tengan la oportunidad de ver el terrible daño ocasionado por una interrupción transitoria del suministro de gas al suroccidente colombiano. La energía mueve la economía. Sin fuentes de energía, todo se paraliza y el frenazo a todas las actividades tiene consecuencias desastrosas.
Una cosa es tener las sanas intenciones de buscar fuentes renovables de energía y planear una transición ordenada y otra es salir con planes como “ni un contrato de exploración más”. Lo han dicho todos los expertos y los que manejan cifras de la generación y utilización global de energía. Si Colombia deja de extraer combustibles fósiles, a nadie afecta y en nada contribuye al cambio climático. Lo único que ocurre es que disminuye una de las principales fuentes de ingreso del Estado, con la consecuente reducción de su capacidad para la acción social y alivio de la pobreza.
Pero la peor barbaridad es creer que en algo se ayuda dejando de extraer. La contribución real consiste en dejar de consumir combustibles fósiles. Y allí lse observan propuestas contradictorias: Industrializar y desarrollar el campo, dos áreas que generan el 50% del efecto invernadero. ¿Con qué energía? ¿Dónde están los proyectos de campos eólicos? ¿Cuáles son los planes para apoyar las granjas solares? ¿La fabricación de paneles? ¿Cuáles son los nuevos proyectos hidroeléctricos? ¿Dónde está la propuesta del carro eléctrico Colombiano?
No se ha oído ni una sola iniciativa que de verdad contribuya a la transformación de fuentes de energía. La propuesta de comprarle a Venezuela lo que dejemos de producir es absurda y violatoria del compromiso de trabajar por la Nación. No se entiende como no ha merecido juicio político.
El plan es simplemente dejar de usar energía. Abandonar el materialismo egoísta y volvernos sencillos, regresando a nuestra sabiduría ancestral de movernos a pie, cultivar con palas, vestirnos con paja y comunicarnos a gritos. Porque la ambición de llevar vidas cómodas en las que aprovechamos los inventos de la modernidad, va a acabar con la humanidad.
Este discurso irrealista, lleno de falsedades dogmáticas se debe confrontar con la realidad. Aunque es verdad que la mayoría de los científicos que estudian el cambio climático están de acuerdo en que hay algún efecto generado por la actividad humana, lejos están de coincidir con mediana precisión qué tan serio y dramático es el cambio y el tiempo en que va a ocurrir. Así que montarse en la vacaloca del “fin de la humanidad” para empobrecer al país, no tiene sentido. Hay cientos de iniciativas inteligentes y creativas para ayudar a la transición. Lo que tiene que hacer el país es promoverlas con entusiasmo y dedicación y parar la repetición del insensato discurso. En vez de acción efectiva que contribuya a mitigar el cambio climático lo que recibimos es un aluvión retórico con la repetición de preceptos vacuos compartidos con sus colegas suramericanos y que el mundo hace rato, decidió archivar.
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Cuando una empresa llega a un punto en que su supervivencia está en discusión, es inevitable que se busque una explicación. Una de las más usadas es la que justifica el desajuste económico, en el hecho de que la empresa cumplía una “Misión”.
Algo que no me es extraño porque hace más de 70 años se dejó de publicar “Relator” periodico que dirigía mi abuelo, quien se sentía imbuido de su misión, y hasta donde he podido saber, no era muy buen administrador.
Todas las empresas, todas las organizaciones sociales cumplen una misión. Algunas podrán ser más prosaicas que otras, pero todas, pequeñas, medianas, importantes o insignificantes, le están prestando un servicio a la sociedad y esa es su misión.
Se podrá argumentar que más misión era la de los misioneros que se ocupaban de las almas, que la del zapatero que hacía las sandalias, pero en esencia todos están cumpliendo su misión de proveer un producto o un servicio de valor a sus semejantes.
Y lo que debe tener muy claro cualquiera que tenga los pies en la tierra es que para cumplir la misión se requiere una unidad de medida del resultado que se llama dinero. Con ese sencillo artificio se mide si lo que se quiere hacer, está funcionando. Y hay que ocuparse de que entre más del que sale porque sino la misión se acaba.
Prestar un servicio, por más abstracto o desprendido que sea, implica como mínimo un lugar y una persona, y la mayoría de las veces, medios. Aún la misión más espiritual, puede medirse por la cantidad de dinero que mueve.
El primer requisito para cumplir cualquier misión, es llevar contabilidad y asegurarse que se va a disponer de los recursos para seguir cumpliendo. Quien, como mi abuelo y tantos otros, se desconectan del vil dinero dedicándose a soñar solo con lo que quisieran hacer, terminan no pudiendo hacerlo.
Solo los estados escapan a esta regla, porque siempre tendrán el recurso de exprimir más y mejor a sus súbditos, o aumentar la deuda pasándole la cuenta a las siguientes generaciones. Con esto se venden ilusiones prometiendo repartir lo que no tienen. El cuento del estado benefactor “al estilo de las socialdemocracias Europeas”, hacia donde supuestamente vamos, ignora un detallito. Primero se hicieron ricos con trabajo, disciplina, inteligencia y libre mercado. Ninguno logró prosperidad gracias al socialismo o estatismo. En promedio los 10 más ricos tienen un PIB per cápita que multiplica por 23 el de Colombia.
En cambio los que han coqueteado recurrentemente con las soluciones socialistas que significan repartir lo que no hay, lucen niveles de pobreza parecidos o peores que el nuestro. Cuando las empresas y los estados se creen el cuento de diseminar sueños evitando los números, recorren el camino hacia la quiebra y la pobreza. Basta con leer las reformas que los promotores de ilusiones del cambio le han presentado al congreso. Se pasan horas en la escogencia de los vocablos más bonitos que concreten los sueños más deseados. Los médicos por ejemplo, sin contaminarnos de sucios billetes, tendremos que garantizar el completo disfrute de la Salud a todos los que nos consulten.Cumpliremos la sagrada misión gracias a que todo va a quedar muy bien escrito en las nuevas leyes.
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El progreso no es asunto de fe u optimismo. Es el conjunto de HECHOS medibles
VIDA CONOCIMIENTO
SALUD PAZ DISTRACCION
SUSTENTO LIBERTAD FELICIDAD
PROSPERIDAD SEGURIDAD
Vemos como a partir de 1920 mejora dramaticamente con los avances de la medicina y salud publica: agua potable, alcantarillados, vacunas, sistemas de salud. Colombia se ubica en los 70s y mejorando desde los años 70. (parte alta de la curva, con las americas.
Bajan para los paises mas desarrollados desde 1700 mientras que los sitios mas violentos comienzan a bajar solo en el siglo 20. En Colombia la tasa viene bajando de 80 en los 80s a 25 en el 2019, en los niveles del sureste americano y parecido a Mexico.
La tasa total de mortalidad total viene bajando desde el 2002
Otra forma en que el ser humano se autodestruye. Gracias a los acuerdos internacionales y los esfuerzos de la criticada diplomacia, se han evitado guerras y la mortalidad en estos eventos, se mantiene muy baja desde el 95
Segun esta grafica del banco mundial hemos tenido una baja dramatica a partir del 2000, contradiciendo todas las estimaciones apocalipticas que suelen hacer quienes quieren enmarcar a Colombia en un ciclo de violencia insalvable.
Las hambrunas generalizadas generando miles de muertos casi desaparecioron en los 80s, gracias a la cooperacion internacional. Muestra de el efectividad de la solidaridad y de los criticados organismos multinacionales
Otra prueba de le efectividad de los gobiernos y las organizaciones que son capaces de prevenir y atender muchos desastres naturales. La mortalidad baja dramaticamente a partir de los 90s.
En Colombia, exceptuando la tragedia de Armero la mortalidad por desastres naturales ha bajado un 75% desde la decada de los 70.
Las mejorias en la industria automotriz, la educacion, las regulaciones y control de vias y trafico, han llevado a una reduccion dramatica de este tipo de muertes. Son capaces las normas y las organizaciones de proteger la vida? Indiscutible.
En Colombia los datos de accidentalidad si parecen estar muy mal
El dato es de USA, pero demuestra que aun en un area, en la que la tecnologia no tiene mucha influencia, si la hay, e importante, de la educacion y la normatividad.
Las leyes laborales, que protegen a trabajadores, el conocimiento aplicado a la prevencion, la mejoria en las condiciones de trabajo, han llevado a una reduccion dramatica desde los 80s. En Colombia la tasa se ha reducido en un 50% de 12/100.000 en el 2006 a 6.
Desde los 90s se ha logrado una reduccion dramatica en los accidentes aereos, producto del avance en la ingenieria, en el estudio de las fallas humanas y mecanicas. Cada vez es mas seguro viajar en avion y menos probable morir en un accidente.
Inclusive un acto tan fortuito como ser partido por un rayo, ha disminuido. La educacion, los sistemas de alerta y proteccion, la adecuada estimacion del riesgo. Testimonio indiscutible de la capacidad del ser humano para protegerse y audarse.
Uno de los indicadores de salud mas medidos.
Cae dramaticamente en todo el mundo, incluyendo los paises mas pobres, que se demoran mas.
Colombia esta en la parte media baja de la curva, con una tasa 13 en el 2018, que viene mejorando gradualmente.
Colombia se ubica con un alto índice de desarrollo humano, al igual que la mayor parte de los países de América, y en la media de la tasa de donación a nivel de América,
La reduccion de la pobreza ha sido dramatica especialmente en las ultimas decadas. Es notorio que son los paises que combinan respeto por la autoridad, con libertad economica y seguridad, los que mas rapido bajan la pobreza
Desde el 2002 viene bajando gradualmente tendiendo a estabilizarse en el 2011. La grafica sigue la mundial, si se obtienen datos del siglo pasado.
No se encontro un grafico confiable para Colombia pero es muy probable, viendo cifras aisladas que se parezca a este publicado de Mexico y al mundial. La tasa actual es de 5%
La tasa de alfabetismo en el mundo esta llegando al 100% en la mayoria de los paises, con todo lo que eso significa en acceso al mercado laboral y mejoria de las condiciones de vida. En conjunto con acceso a internet y celulares, se mejora la comunicacion y el acceso a la educacion. Colombia tiene 65 millones de celulares para 50 millones de poblacion.
Las mejoria en el mundo en los ultimos 30 años es dramatica
Colombia ha vivido la mayor parte de su vida como nacion en democracia. Tiene uno de los sistemas electorales mas transparentes y eficientes del mundo, con un alto grado de credibilidad.
Aunque Colombia sigue teniendo una jornada laboral de 48 horas, es uno de los paises con leyes laborales mas fexibles y con mas dias de fiesta (17) al año.
Colombia tiene un 97% de la poblacion con acceso a electricidad, uno de los mas altos del mundo en desarrollo.
El 85% de los hogares tienen nevera. Todos los demas vienen aumentando. Televisores tiene un 92% de los hogares. Celulares son mas que personas.
Según encuesta global, Colombia es el tercer país más feliz del mundoAsí lo revelo un encuesta realizada por la asociación WIN, la cual también destacó que el país supera el porcentaje de este índice a nivel mundial.
con un 77% en sus índices de felicidad, los colombianos se ubicaron en el tercer puesto de los ciudadanos que se consideran más felices en el mundo,
Los resultados indicaron que Colombia tiene un índice de optimismo del 29%, es decir, 10 puntos porcentuales más arriba del índice mundial, el cual se ubica en 19%. Los resultados señalaron que el 80% de los colombianos se siente feliz, mientras que solo el 49% se siente optimista.
Este es el campo en que Colombia se raja. Pero hay que aclarar que buena parte de la inseguridad es generada por personas con una agenda ideologica, cuyo principio fundamental es tomarse el poder por la fuerza e imponer su sistema a las mayorias. Esto se logra con lucha armada, y hay un buen numero que persiste en ese empeño o con accionar politico al que se le mezcla una buena dosis de confusion, elaboracion de los "progresistas" con otra de violencia en las ciudades. Recorra los distintos capitulos de este sitio para entender como funciona
La capacidad de los Colombianos para buscar distraccion y ejercitar el ocio, es talvez la caracteristica cultural que mas le llama la atencion a quienes visitan Colombia. Y hace que muchos se quieran quedar. En Colombia se goza y se goza barato. Hay distracciones para todos los niveles economicos y la mayoria de la gente es capaz de armar programas para aprovechar su tiempo libre (excepto los amargados progresistas)
Aqui esta la explicacion de porque los Colombianos se consideran felices, a pesar de todas las dificultades economicas y de seguridad. Tienen una libertad excepcional. No solo pueden hablar lo que quieran, publicar lo que quieran, rajar de quien quieran, criticar todo lo que se les ocurra, aun en los tonos mas ofensivos. Hacen lo que les da la gana cuando salen a la calle. No se sienten constreñidos ni controlados por normas de transito o normas de convivencia. Hacen daños, toman lo que no es suyo (aqui eso no se llama robar) y le gritan a la policia. No pagan multas, no pagan impuestos, no respetan la ley. Y no pasa nada. Tienen libertad hasta para organizarse en grupos violentos, hacer exigencias, y la sociedad les para bolas y les hace caso. La libertad en Colombia es absoluta. Cada cual hace su casa como quiere. Le pone los adornos que quiere. No sigue ninguna norma estetica ni urbana. Exhibe sus violaciones con orgullo. Cada cual se viste y sale a la calle como quiere, expresa su personalidad de las formas mas diversas. No hay racismo, homofobia, xenofobia. Solo circulan un buen numero de progresofobicos, que posiblemente nunca llegaran a leer este párrafo.
El progreso no es logro de ningun sistema en especial ni de ninguna ideologia. Es producto del desarrollo de la ciencia, que aplicada con inteligencia para mejorar el bienestar de los humanos. En la evolucion de progreso se dan muchas dificultades y limitaciones. No es el curso natural de la humanidad y por tanto no ocurre para todo el mundo al mismo tiempo en todas partes. No tiene sentido pensar que las barreras para el progreso, se derriban con violencia. Cada vez mas el ser humano ve las dificultades como oportunidades para el trabajo comunitario que permita superarlas para vivir mejor y no como los infranqueables muros por los que vale la pena morir. Mientras el resto del mundo ha entendido que es mucho mas facil progresar en paz, en latinoamerica, persisten algunos en la validez de la violencia como arma politica.
En Colombia se ha logrado construir el mito de que es el peor pais del mundo en casi todos los indicadores sociales. No es tan difícil: se toma alguna cifra de algún reporte internacional, se la saca de contexto y se le agrega un comentario cargado de ideología y negativismo. Lo que queda en la mente del lector, en la medida en que esto se repite, desde muchos ángulos, y por muchas personas, es que "este pais" es una porquería y que lo único que queda es arrasar con todo para empezar una sociedad nueva. Si se hace una análisis juicioso y objetivo de todas las tablas, cifras, publicaciones, se vera que Colombia no está bien pero tampoco esta tan mal, como nos quieren inculcar. Solemos estar en la mitad. También hay que tener en cuenta un truco muy común y es el de los puestos. En muchos casos, muchos de los primeros puestos los ocupan paises pequeños que no tienen mayor significancia estadistica. Y por otro lado se puede ver como un vergonzante puesto 50, puede estar en realidad muy cerca de un deseado puesto 30.
Colombia ya esta en un punto de la grafica en donde por cada punto de crecimiento de la economia, de su riqueza, la mejora en el indice de progreso social es mas plana.
Como se ve en la grafica de los puntos azules de los demas paises, una vez que se llega a un indice de 70, es necesario crecer mucho la economia, para mejorar el indice. No se puede pedir una correlacion lineal. La curva es la realidad del mundo.
Se muestran varios paises para comparacion. Podriamos estar como Costa Rica, con parecido ingreso per capita pero con mejor indice de progreso social. Y como lo ha logrado? Con guerras? Con paros violentos?
Es bueno notar que Colombia sigue la curva media. No tiene desviacion a la derecha como Rusia, USA o Kuwait: mucha plata, pero poco progreso social. Para la riqueza que tiene Colombia esta en un nivel de progreso social muy decente.
El espiritu critico se considera esencial para mejorar. Si no se cuestiona a la autoridad. Si no se anota lo que no esta bien, como vamos a mejorar? Eso es verdad, pero ser muy pesimista lleva facilmente al fatalismo y la inaccion. Si el mundo se esta acabando, para que trabajar por mejorarlo. Si nada ha servido para mejorar, para que seguir haciendo un esfuerzo? Y si todo esta tan mal, si nada sirve, se puede diseminar una estrategia que esta muy en boga en latinoamerica: destruyamos todo, a ver si de las cenizas renace algo mejor.
“Hay que reducir el consumo de carbón y petróleo a cero”, fue la última perla que soltó en Davos un flamante Presidente, declarado enemigo del mercado.
¿No sabe que el 80% de la Energía del planeta, viene de combustibles fósiles? Será capaz de entender el desastre global, que se generaría donde se volviese realidad su ilusa confusión?
Desde luego que hay que buscar la migración a energías renovables, pero es el vilipendiado mercado el que va a definir la dirección y la velocidad del cambio. En la medida en que se ofrezcan fuentes alternas de energía, a menor costo, el mundo las adoptará. Hay verdadera inteligencia y mucho capital invertido en investigación lo que hace muy probable su desarrollo. Esto ocurrirá, independiente del despistado sabihondo viajero en su avión gasolinero, haciendo histriónicas invocaciones para detener el progreso.
¿No sabe que llevar a cero la generación de energía fósil significa paralizar el transporte aéreo y marítimo, ocasionando un colapso económico? A pesar de los avances, no se vé a mediano plazo, cómo mover aviones y barcos sin derivados del petróleo. Para no hablar de la enorme y diversa variedad de productos petroquímicos, sin los cuales volveríamos a circular en taparrabos.
¿No sabe que la meta es reducir el efecto neto de acumulación de gases en la atmósfera? Esto implica que se emita menos, pero en mucho que se capte CO2 usando tecnología innovadora, que también avanza rápidamente precisamente porque se sabe que no es posible parar totalmente el petróleo.
¿No sabe que la huella de carbono de los aerogeneradores, las baterías, los carros eléctricos, los paneles solares, las plantas solares, las hidroeléctricas no es cero? Su fabricación y desecho generan no sólo efecto invernadero sino contaminación considerable. El balance ambiental neto de las fuentes alternas de energía es sin duda menor, pero el impacto integral está por entenderse.
¿No sabe que agricultura e industria, que tanto ha prometido impulsar, representan el 50% del efecto invernadero? y que 27% es por generación de electricidad? Con excepción de países hidroeléctricos, como Colombia, la única opción es migrar a la temida nuclear.
Habla del “capital” como culpable, desconociendo que más de la mitad del daño lo han producido países que fueron o son socialistas. Su fascinación con las proyecciones apocalípticas que exagera y dramatiza, siguen el mismo patrón de morbo patológico que tanto usa para referirse a los problemas del país. El 97% de los científicos concuerdan en el cambio climático antropogénico pero la futurología es mucho más controvertida.
Ojalá haya Colombianos de buena voluntad que envíen al Palacio de Nariño dos o tres libritos y documentales sobre el cambio climático. Que sean serios y basados en datos científicos. Muy improbable que los lea si no comienzan con una declaración ideológica que le guste, pero es un deber patrio tratar de informar al Presidente para que no siga apareciendo en cuanto foro existe, a proferir, con su ya famosa pedantería, tan variada gama de disparates. La comisión internacional de barbaridades presidenciales, está a punto de declararlo fuera de concurso. Su mejor amigo es el silencio.
Enero 2023
DATOS SUELTOS DEL MUNDO, que seguiremos agregando en forma gradual
En los ultimos 25 años el ser humano promedio ha ganado 7 años de expectativa de vida
Los años de vida sana (calidad de vida) han mejorado en forma significativa
Son muchos mas los que mueren por sobrepeso que los que mueren por hambre (su afan de placer es su peor enemigo)
Son muchos mas los que mueren por suicidio que por homicidio (su mente es su peor enemigo)
Los cultivos con semillas mejoradas geneticamente, han permitido multiplicar por 5 la productividad y alimentar a un numero inmenso de humanos
La posibilidad de curar una gran cantidad de enfermedades determinadas geneticamente es ya una realidad con la tecnologia CRISPR
El promedio de las noticias cada vez es mas negativo. Se ve como a partir de los 70s y especialmente los 90s cada vez se ocupan mas de lo negativo. Porque? Porque lo malo sucede abruptamente y por tanto es noticia. Lo que sucede lentamente, el progreso, no es noticia