El Péndulo de la Justicia
Latinoamérica ha evolucionado. De la toma del poder por la fuerza para instaurar variantes de la dictadura del proletariado, a la toma de la Justicia para lograr el mismo fin, hay un gran salto evolutivo. En los distintos Foros de la izquierda unida y organizada, se ha ido convenciendo gradualmente a los cavernarios de la violencia que no son las armas las que dan el poder. Colombia ha sido visible y doloroso ejemplo del camino equivocado. Mientras que muchas otras han mostrado que con paciencia y la estrategia adecuada, se logra el objetivo.
Se renuncia a la lucha armada pero quedan todas las demás formas de lucha. Paciente y cuidadosamente se infiltra la justicia, la educación y los medios de información. Y si para financiar estas nobles metas, hay que mezclarle narcotráfico, corrupción, chantaje y otros delitos variopintos, entiéndase que el fin justifica los medios.
El eje de la estrategia es rotundo y contundente y se enfocan todos los esfuerzos a lograrlo. Quien se atreva a golpear la estructura criminal que financia toda la operación, la tiene que pagar con cárcel. Matarlo siempre ha estado en el abanico, pero la maniobra es mucho más efectiva si se logra cárcel: en vez de mártir, se tiene monigote para seguir lanzandole dardos.
Pero cómo hacer para que un Presidente con 70% de apoyo pueda terminar preso?: paciencia, dedicación, concentración y esfuerzo.
Cientos de personajes con adecuada financiación montan un tinglado de farsas en medios. Otros cuantos se dedican a recorrer cárceles para estimular a sus compañeros a imaginar embrollos. Mientras tanto las fichas van haciendo carrera en el sistema, hasta lograr posiciones importantes en las altas cortes.
Se arman conspiraciones, se repiten falsedades, se tejen historias con ramas cada vez mas truculentas. Se da rienda suelta a la torcida imaginación y capacidad de todos “cazanoticias” “ investigadores”,”testigos claves”. Todo se publica y repite una y otra vez, en periódicos, noticieros, redes, hasta que obra la máxima de Lenin: una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad. Y comienza media sociedad a “indignarse” a “no creer posible” haber vivido engañado, a desarrollar odio y animadversión contra quien, en su larga existencia pública solo se le puede documentar su decencia, honestidad, vocación de servicio. Y se logra borrar de la memoria colectiva la trágica realidad de Colombia en el 2002. El poder del chisme y la maledicencia ha sido un poderoso destructor de sociedades. Quienes con tanta banalidad repiten lo que leen y oyen, ya olvidaron porque están vivos y llevando cómoda existencia. Quienes no vivieron la historia, hacen gala de superficialidad, para ver si nos llevan a repetirla.
Se logra inducir un odio emocional, basado en impresiones, cuentos, testimonios. No pueden encontrar una sola prueba sólida, un solo hecho, un solo video o grabación en el que el odiado se haya podido delatar. Todo se reduce al cuento de un hampón, corroborado por un delincuente, sobre las componendas de un criminal que dice haberle dado un abrazo.
El contraste entre la vehemencia con que muchos se rasgan vestiduras, en apoyo a la Justicia, y la ridiculez del “acervo probatorio”, sólo puede llevar a la conclusión de que todo el plan ha sido bien ejecutado.
Que un juez, un juez de verdad, no se diga un magistrado, considere siquiera oír semejante calibre de montajes (1500 paginas), confirma sin duda, que la infiltración ha sido consumada.
Oh! llamados a respetar la Justicia. De quien vienen? De quienes nunca la han reconocido. De quienes en toda su historia no han hecho sino vomitar pestes contra esa institución burguesa, instrumento de opresión de la oligarquía. Pero ya no. Porque son sus muchachos, dándole valor a la patraña. Que vergonzoso contraste verlos como se envuelven en la bandera y salen a clamar por la Justicia de la Patria.
Porque los colectivos de izquierda han sido tan efectivos? Porque tienen financiación, disciplina y ambición de poder. Porque si no se movilizan y se conectan, son ellos los que van a terminar presos, si les encuentran sus nexos delictivos. En el centro y la derecha no hay “colectivos” con tan explícita motivación ni presión. Todos están ocupados haciendo empresa y viendo como sacan sus proyectos adelante. El proyecto de los otros, es la toma del poder.
Hay que aceptar con pesadumbre que esta sea la forma de evolucionar a una sociedad más civilizada. Nada más obtuso que defender las ideas con métodos violentos.
Pero tampoco alcanzan a entender que cuando la Justicia pierde su neutralidad y se usa como una arma política más, la corriente se puede mover en cualquier sentido. Sale Lula del poder y lo meten preso. Sale la Kirchner y casi la encierran. Saldrá Maduro, y si no lo linchan, dormirá tras rejas. Perú es la mejor prueba. A todos los han enjaulado.
La verdad es que eso poco los preocupa. El proyecto no es tomarse el poder para continuar el juego democratico. El proyecto es tomarse el legislativo, acabar de barrer con los medios y sojuzgar el poder electoral y echarse todo el sistema judicial al bolsillo. El proletariado tiene que defender su logro a través de los iluminados, que para no dar marcha atrás a la revolución, se llenarán de privilegios y prebendas. Ya sus camaradas no se preocupan por llamarlo dictadura. Se endiosa al líder enviado del cielo: Kim, Chaves, Castro o se arma un remedo de democracia: Ortega, Maduro, Evo, que ya tiene nombre tropical: Socialismo del siglo XXI.
Terminan las sociedades con los sistemas y políticos que se merecen? Quienes trabajan arduamente para tomar el poder, finalmente se lo merecen? Estamos presenciando a habiles pastores conduciendo un rebaño hacia el barranco, mientras bala sin cesar el mismo guión?
Solo hay que desear que , en medio de tanta confusión, aparezca el plan para juntar las lágrimas de arrepentimiento, con las de Venezolanos, Nicaragüenses y Cubanos.
Alberto Castro, Agosto 5/2020