El pacifismo pasivo es recibir una cacehtada en la mejilla y poner la otra, pero ademas dar las gracias y perdonar a quien dio las cachetadas. Lo que ha hecho la sociedad colombiana con los violentos por muchos años.
Pacifismo activo, es recibir una cachetada, pararse, retirarse para no recibir la segunda, pero ademas increpar al agresor demostrandole que lo que esta haciendo es incorrecto y que si persiste en su actividad se lo va a denunciar ante las autoridades.
Pacifismo activo, es confrontar la ideologia que sustenta la violencia. Desenmascararla cuando es sutil y confrontarla con decision cuando es abierta. Siempre con la palabra. Siempre con argumentos. A veces con actos y demostraciones, siempre pacíficos, nunca con agresiones.
PACIFISMO ACTIVO es organizar un grupo que se presente en los sitios de bloqueo y comience a quitar los elementos de bloqueo. En silencio, sin agredir, pero decididamente. Acompañado por la policia para que observe. Cuando los violentos reaccionen y cometan un acto de agresion, filmar para que quede en evidencia la farsa de la "protesta pacífica", y solicitar la intervencion de la policia para que detengan a los agresores. Y seguir retirando los elementos de bloqueo.
PACIFISMO ACTIVO es ser capaz de organizar turnos para vigilar que no se vuelvan a establecer puntos del bloqueo.
PACIFISMO ACTIVO es salir a marchar en forma pacifica, demostrando que los policias no son enemigos. Probando que no hay que desmantelar ESMAD porque no se requiere. Demostrando que no se requiere regular el ejercito porque no le damos ningun motivo para intervenir.
Pacifismo activo es detectar en el lenguaje diario de periodistas, intelectuales, politicos y lideres, los sofismas que se construyen para soportar y justificar la violencia.
Pacifismo activo es demostrarle a quienes dicen que no tienen otra alternativa que usar las armas para defenderse, o sustentar sus ideas, que la agresión física, y la destrucción, es la mas primitiva y estupida de las formas de comportamiento humano. Que para rebelarse ante una injusticia, manifestarse ante un atropello, u oponerse a un orden injusto, hay métodos mucho mas inteligentes y efectivos que la violencia.
Pacifismo activo es ayudar a diseminar e ilustrar sobre los muchos metodos, y exitosos ejemplos, de solucion pacifica de conflictos.
Pacifismo activo es desarmar con argumentos a los violentos dejandolos en lo que son: mentes primitivas, ignorantes, desinformados, que usan el elemental recurso de la agresion fisica porque carecen de la capacidad para aportar a su comunidad.
El pacifismo activo. La protesta no violenta. Una gran parte de Colombia se ha convencido que no pueden seguir pidiendole amablemente a los violentos que se calmen. Que no basta con esconderse en sus casas y dejar que disparen afuera. Que no vamos a mejorar mientras sigamos callados y quietos esperando que nos mejoren. Y no vamos a tener paz con frases amables de apaciguamiento, tolerancia y justificacion de la violencia y el crimen.
Pacifismo activo es ser valiente ante los cobardes embrutecidos que empuñan armas y lanzan bombas para impulsar sus puntos de vista.
“¡Paz, paz, paz!”, grita el artífice del fraude electoral más descarado mientras ordena reprimir a manifestantes pacíficos, encarcela y tortura a miles de jóvenes —niños, dirían por aquí— y preside una opulenta dictadura que ha llevado a la miseria al 90 % de la población y forzado la emigración humillante, de una tercera parte del país.
“¡Paz total!”clama su émulo, el hombre que prometió amor pero nos ha entregado una violencia encarnizada. Paz que incluye convocar un ejército mundial para “combatir al imperio”, o sea, una tercera guerra mundial a ritmo de vallenato.
Las contradicciones de estos colados en el poder han redefinido lo grotesco. Petro no opina sobre Maduro porque, hay que respetar la autodeterminación de los pueblos. Pero resulta legítimo insultar a los noruegos por premiar con el Nobel a una valiente que defiende la libertad y la democracia. Exhibe su ignorancia cuando añora a los Suecos que nunca lo han entregado y muestra sus dotes de estadista cósmico cuando en plaza pública de otro país incita al ejército a desobedecer a su jefe. Sostiene que la pérdida de la visa fue por el sancocho de exabruptos que soltó ante un escaso auditorio de la ONU asombrado con el nivel de ridículo. Sí logró demostrar la decencia y tolerancia de la democracia americana. En cualquier otro país, incluyendo Colombia, detienen y juzgan al extranjero que se atreva a incitar a la sedición. Debería estar agradecido de que le impidan volver, porque si lo hace, ya sin inmunidad diplomática, lo que arriesga es que su discurso sea desde una celda
“¿Cuál Ucrania ni qué ocho cuartos?”, dijo con displicencia cuando empezó el genocidio de Putin. Ese mismo “respeto” que lo hace guardar silencio ante las matanzas de Ruanda o de cualquier otro lugar donde los asesinos sean sus amigos ideológicos.
El Nobel de la Paz, es promovido y otorgado por políticos y académicos de inclinación socialista. Por eso duele tanto en los círculos de izquierda que el premio haya sido entregado a María Corina Machado: una mujer que, sin ejércitos ni discursos incendiarios, encarna mejor la dignidad que todos sus críticos juntos.
Creyeron que su descarado cinismo había contaminado incluso a la izquierda democrática europea. Pero no: todavía hay decencia que atraviesa las fronteras ideológicas. Y esa, sí, es una buena noticia para la paz.
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Cuando muchos periódicos del mundo han entrado en crisis económica, forzando recomposiciones accionariales o cambios de dueño, se abre inevitablemente la gran discusión: ¿hacia dónde debe evolucionar el célebre “cuarto poder”?
Por ahora, da un pequeño alivio comprobar que, a pesar de las dificultades, aún existen grandes centros de información que hacen enormes esfuerzos por mantener una línea veraz. Pero para el ciudadano común es cada vez más difícil distinguirlos en la maraña de medios convertidos en instrumentos políticos o económicos, o en simples fábricas de escándalo barato. Todo eso mientras recibe el caótico torrente de redes sociales, especialmente entre los más jóvenes, donde la frontera entre dato, chisme y propaganda desapareció como por arte de algoritmo.
Para conservar su papel central, el periodismo necesita evolucionar. La impresión diaria en gran formato ya parece un fósil; ni ecológica ni económicamente es viable. Casi todos han migrado al medio digital… para caer en la trampa de la publicidad intrusiva y las ventanitas pop-up que entorpecen la lectura y espantan al lector. El reto —logrado por muy pocos— es producir textos agradables de leer en un teléfono, algo que sí dominan los influencers, maestros de la monetización sutil y del contenido masticable en 30 segundos.
Sin embargo, la salvación del periodismo serio no puede ser el facilismo informativo. Su única ventaja competitiva real es la búsqueda obstinada de la verdad. Quien persiste termina ganando reputación como medio confiable. El viejo “síndrome de la chiva” se multiplica hoy, cuando cualquier ciudadano puede “chivear” desde su cuenta anónima.
Y hay otra evolución que conviene evitar: la idea de que “todas” las opiniones merecen plataforma. No: ni filosóficamente ni democráticamente todas las opiniones son iguales. Promover la violencia como método para resolver diferencias no debería tener micrófono. El problema es que aquí la promoción es velada, disfrazada con neolenguaje que justifica a violentos y criminales. Incluso se llega a calificar de “intolerancia” el acto de desenmascarar a quienes promueven la violencia. Es el truco perfecto: convertir la complicidad en pluralismo y la propaganda en libertad de expresión.
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Universitas en latín significaba, simplemente, corporación de profesores y estudiantes. Con el paso de los siglos el concepto se ensanchó hasta convertirse en “centros de conocimiento universal”. Para proteger pensamiento, creatividad e innovación, se les dotó de autonomía: un espacio de libertad y protección para quienes enseñan y aprenden. En los últimos dos siglos ese principio se reforzó para garantizar el debate político sin interferencia gubernamental, cristalizado en el axioma de que “la policía no entra, salvo que lo soliciten las autoridades académicas”.
Es difícil hallar en la historia un ejemplo de un principio tan valioso degradado con tanta eficacia. Aunque es un fenómeno global, en América Latina —y muy especialmente en las universidades públicas— el absurdo ha alcanzado su paroxismo. Una norma concebida para blindar la libertad de pensamiento termina siendo el modus operandi de grupúsculos violentos que ni estudian, ni enseñan, ni entienden lo que es una universidad. Han sido entrenados en el arte de la estupidez destructiva y han convertido la “autonomía” en licencia para atacar y vandalizar.
Anuncian su espectáculo con bombas que llaman eufemísticamente “papas”. Destrozan manos, rostros, vehículos, oficinas, queman buses y camiones, y bloquean calles ante la pasividad de autoridades académicas y civiles que han acabado compartiendo una interpretación grotesca de la autonomía universitaria.
Incapaces de llamar delito al delito, se enredan en bizantinas disquisiciones sobre “cruzar la linea” mientras profesores y estudiantes ven erosionada su libertad real para enseñar, investigar y aprender.
El caso de la Univalle roza la caricatura: todos los jueves, puntualmente, hay que convivir con trancones, bombas y quemas rituales de un puñado de patanes subvencionados y entrenados. La población universitaria y los vecinos, rehenes del espectáculo, repiten la misma pregunta: ¿cuándo surgirá una autoridad capaz de imponer orden, respeto y verdadero sentido universitario?
Hasta cuando se va a seguir aceptando el desprecio por el concepto de Universidad que tomó tantos años en desarrollarse y que tanto le ha aportado a la humanidad?
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La gráfica de la evolución de la democracia en el mundo parecía una escalera al cielo… hasta 2019. Ese año no solo se detuvo el ascenso, sino que empezó a caer con la elegancia de resbalón en tobogán. Hoy, algunos centros calculan que la mitad de la población vive bajo regímenes autoritarios. ¿Culpables? Según los entendidos, no es la mala suerte ni la alineación de Marte, sino el encantador universo de las redes sociales.
Las democracias son, por definición, imperfectas. Están hechas por humanos con su caldo de defectos: egos, errores, corrupción, condimentado con pizcas de ingenuidad. Cuando la información fluye libre y sin filtro, los defectos se magnifican, se viralizan y terminan convertidos en meme. El resultado es la desconfianza y, con ella, la reacción humana más vieja que el pan: buscar un salvador. Así, el cansado ciudadano se siente aliviado: ya no necesita pensar, ni discernir, ni trabajar, ni comprometerse. Todo lo resolverá el Gran Líder, sea rey, emperador, führer, comandante, papá o “querido presidente”.
En medio de este reality global, el periodismo es la víctima más notoria. Bastó que el acceso a la información se volviera universal para que media humanidad se creyera reportera de guerra desde su sofá. Con un poco de gracia para hablar, escribir o grabar videos, cualquiera se graduó de influencer. Mientras hablaban de ropa, comida o viajes, era apenas un pasatiempo. Pero cuando se descubrió el poder de manipular con historias inventadas y venderlas como verdades absolutas, nacieron tribus irreconciliables, cada una alimentada por su propia dieta de fake news servida varias veces al día. (Por algo la llaman “feed”).
La gran masa, sobre todo los jóvenes, dejó de acudir a los medios serios. Muchos ni siquiera saben que el periodismo es una profesión, que se estudia durante años y que, gracias a él, se destapan ollas podridas en todos los campos ganando el merecido título de “cuarto poder”. El periodismo serio ha logrado mantener, a punta de terquedad, cierta coherencia con la verdad, aunque hoy esté siendo apabullado por los algoritmos. En el periodismo 2.0 el reto es seguir informando y mantener el profesionalismo que le siga demostrando a la audiencia que un buen reportaje de investigación pesa mucho más que unos twitazos de mentes trastocadas llenos de “likes”automáticos.
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En forma recurrente, el país se escandaliza con las rajadas de nuestros estudiantes en pruebas internacionales. Aparecen críticas desde todos los ángulos. Que el énfasis es en memorizar y no se enseña a pensar. Que el nivel de matemáticas es bajísimo. Que la historia se distorsiona para mostrar una sociedad fracasada que no tiene más alternativa que la violencia. Que lo que aprenden es a quejarse y a protestar en vez de crear Que la religión tiene excesivo peso, o muy poco. Que FECODE ha implantado unl régimen de mediocridad donde abundan derechos y escasean deberes.
Aquí y en Cochinchina (Vietnam) la discusión nunca acabará, pero si se pueden estudiar ejemplos de quienes lo hacen mucho mejor.
Podemos mirar a Singapur, 476 puntos por encima de Colombia y con un Ingreso per cápita 6 veces mayor, logrado con libertad económica, apertura a la inversión y mercados internacionales, combinada con disciplina y asistencia social. Su sistema educativo produce ciudadanos que auto aprendan y estén seguros de su capacidad para aportar.
O Japón, centrado en el multiculturalismo, las matemáticas financieras, el civismo y la computación, formando jóvenes con habilidades que conecten con su entorno. O China con su énfasis en la autosuficiencia y aprendizaje práctico desde muy temprana edad.
No se vislumbra la opción de mejorar
en este entorno contaminado por anacrónicas ideologías, pero si hay acciones que los padres pueden tomar para sembrar en sus hijos pensamientos valiosos y transformadores. Tres autores mundialmente reconocidos, preocupados por la problemática de la educación, han decidido hacer un aporte escribiendo libros para los niños.
La serie “Imparables” de Yuval Noah Harari les dará la cimentación histórica para entender el comportamiento humano, detectar historias nocivas y diseminar positivas.
“La magia de la realidad” de Richard Dawkins les permitirá entender cómo evolucionamos a lo que somos destacando el valor del pensamiento racional y científico que los lleve a una interacción armónica con el resto de vida del planeta y a maravillarse con el conocimiento.
“Astrofísica para chicos en apuros” de Neil de Grass Tyson les dará una perspectiva de su lugar en el universo, la importancia de entender las bases de física y química llenando la mente con información valiosa que estimule la imaginación.
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Es mucha la evidencia histórica, ideológica y programática del parecido entre Nacional Socialismo y el Socialismo Nacional. No es azar que sean las mismas palabras en distinto orden.Suficiente con leer este manual.
“La democracia no es sino una forma de manipular al pueblo. Todo el que no sigue las ideas progresistas está equivocado. Los partidos políticos están siempre corrompidos y el juego democratico lleva a engañar a los afiliados a otros partidos. El conflicto no es aceptable. La mezcla de ideas no vale. Solo hay una idea válida. La democracia está moribunda por la corrupción de los partidos. La nación al borde del abismo... Los viejos partidos son cobardes, corruptos y van en contra del pueblo.
Las organizaciones juveniles son esenciales. Iglesias y las organizaciones sociales deben meterle a los jóvenes que el individuo no cuenta. Lo que vale es el pueblo, el conjunto. Hacerlos sentir parte de una fuerza potente para el futuro… En este grupo no puede haber contradicciones. Es indispensable crear grupos de juventudes con nombres sonoros, hermandades estudiantiles. Es esencial crear un enemigo: los ricos, los corruptos, la policía…
La calle: los desfiles con símbolos y carteles, son los que muestran la fuerza de las organizaciones. La visibilidad en la calle es un elemento esencial. Hostigamiento verbal y peleas callejeras, dan sensación de desorden e incapacidad del estado. Odio y violencia expresada por grupos. Llevar la violencia a la calle. Quemar y dañar el comercio.
Los símbolos son fundamentales para crear una identidad. La filmación y diseminación de marchas y acciones sirven para que la gente apoye y se identifique. Así se percibe una fuerza”
Suena familiar y reciente? Tiene 90 años y es el manual de las juventudes hitlerianas con pocos términos ajustados. Pero podría ser el manual de la primera línea o de las juventudes Petristas o de algún librito escrito por Gustavo Bolivar mientras dotaba a los violentos. Las ideas, los métodos, la concepción de la sociedad, las estrategias, son las mismas. No es sino cambiar raza por clase y judio por empresario y los tenemos en perfecta coincidencia. Tanto que ocasionalmente resuelven revelarnos lo que tienen por dentro.
En Diciembre 3 Petro escribió en X. “El fasciscmo está en cada uno de nosotros, se propaga a través de la sinrazón, el odio y la mentira”
Mejor autodescripción no se le había conocido. Es bueno aclararle al compañero presidente que si por “nosotros” se refiere a la humanidad o a los Colombianos, no lo acompañamos en ese bus. La violencia, el genocidio y el desprecio por los demas, es mas bien lo que ejerció directamente por muchos años y sigue promoviendo con sus inflamatorios discursos. La gran mayoría de los humanos y sin duda de los Colombianos, no creemos tener un facho escondido y no nos dedicamos a propagar la violencia con la sinrazón el odio y la mentira. Pero si le agradecemos que se haya sincerado.
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A raíz del cruento ataque de Hamas, las redes sociales se vieron inundadas con infinidad de videos que mostraban un horror y sevicia inconcebibles.
Desde el ángulo de los perpetradores, la capacidad de crueldad abruma a cualquier ser sensible, y más cuando el autor filma e incluso disfruta la matanza. En cambio, quien lanza una bomba desde un avión siguiendo un mapa digital, puede sentirse desconectado del pandemónium que está generando. Para las víctimas, el sufrimiento y la muerte son iguales independiente de si se realiza cuchillo en mano o con la barda protectora de la matanza a distancia.
Por eso la guerra resulta siempre absurda y las llamadas guerras limpias o la pretensión de hacerlas “humanitarias” son un ejercicio de futilidad. No hay formas aceptables de destrozar o matar al prójimo.
El mundo se escandaliza con las víctimas “inocentes” y el ataque a civiles, cuando la dinámica misma de los combates hace imposible que los objetivos sean puramente militares. Y qué quiere decir “inocente”? Una familia educa un niño con todo el esmero y dedicación y apenas llega a los 18 años, pierde por decreto la inocencia y adquiere el derecho a ser descuartizado en forma legal y tolerable porque forma parte de un ejército al que entró a la fuerza o con un engaño patriotero.
Afortunadamente también circuló por las redes un video bellísimo hecho por Yael Deckelbaum/ Oracion de las Madres (https://youtu.be/T-HDeVf9yhI), con la organización Women Wage Peace.
“Entre el cielo y la tierra Hay personas que quieren vivir en paz”
Cantado en hebreo y en arabe por mujeres que hacen un círculo en montañas desérticas, sonríen, expresan amor, se abrazan.
“No te rindas, sigue soñando de paz y prosperidad”
Marchan unidas, abrazadas, todas las edades, todas las razas, por calles polvorientas, por grandes avenidas.
“Las paredes del miedo se derretirán algún día”
La melodía y las imágenes, conmueven tan profundo que logran contrarrestar la repugnancia generada por la masacre..
“Nos reiremos con los niños - al sonido para que puedan descansar - de la guerra”
¿Será posible conmover a los guerreros y convencerlos de tomar otro camino? Las mujeres han demostrado con sus conquistas pacíficas su capacidad para cambiar el mundo sin violencia.
Los hombres no parecen tener remedio. El cromosoma Y los predetermina. Por milenios tuvieron que ser agresivos para sobrevivir. Pero ya sus primitivos instintos no tienen cabida en un mundo civilizado. Si se repasa la reciente tragedia de Israel y Palestina, toda es imaginada y ejecutada por hombres, quienes deberían reconocer su obsolescencia y retirarse de las posiciones de mando, entregarle el poder a las mujeres para ver cómo resuelven las diferencias en forma pacífica. En la reciente conferencia de paz de El Cairo, solo el 15% eran mujeres. Desde luego, no hubo acuerdo. Por más utópico que parezca, la única esperanza de un mundo sin guerras es que los hombres reconozcan su condición de gorilas mal evolucionados y le cedan el mando a las mujeres.
“Un susurro de viento del océano Está soplando desde lejos..”
“..Mis puertas se abrirán a lo que es realmente bueno”
“..Escucha la oración de las madres/ Que haya paz/ Tráeles paz”
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Son muchos los preocupados por la polarización. No ven un país viable mientras haya tantos que se ubican en polos tan opuestos. Hay que saber que el pensamiento extremo es una narración, una construcción ideológica y son pocos los que se identifican con todos sus preceptos. En la izquierda está el que cree en la lucha de clases, la dictadura del proletariado, la abolición de la propiedad, el estado benefactor, la liberación violenta de los oprimidos y en la derecha están los que creen en impuestos mínimos, libertinaje económico, tradición aristocrática, estado religioso y restricción violenta de ciertas libertades sociales. Pero la verdad, es que la mayoría de los mortales podemos tener ideas de ambos lados en las que creemos con intensidades muy variables. Por qué entonces la mayoría de las sociedades del mundo aparecen divididas casi exactamente por la mitad en dos polos que parecen irreconciliables?
Redes sociales e Inteligencia artificial (IA) parecen ser la respuesta. Ya no son los medios, con sus filtros, quienes nos dan acceso a la información. Cualquiera con talento para hablar es generador de contenido, y no tiene que respetar líneas éticas ni de veracidad. Y la IA se diseña, no para informar cada vez mejor y más objetivamente, sino para darle a cada cual lo que le gusta. Además, con IA es cada vez más fácil escribir ficciones, crear fotos y videos falsos, eliminando la autoría humana. Al funcionar nutriendo con lo mismo a quien ha escogido bando, se va generando una identidad rabiosa y programada con el grupo al que se cree pertenecer. Se aplica un método de segregación, que se refuerza en el sistema electoral de las democracias, que exige una decisión binaria. Ese artificio se refina con la propaganda de las campañas que buscan ubicar a los “otros” en el extremo opuesto, eliminando toda opción de diálogo o interacción.
Tener opiniones distintas sobre la economia, la propiedad privada, las empresas, las causas de la pobreza, las pensiones, la educacion, el aborto, la homosexualidad y mil temas más, no solo es normal, sino saludable. Por más que sea difícil, se deben usar todos los inventos de la democracia para buscar la confrontación sin ambages de ideas resolviendo las diferencias con una discusión respetuosa y civilizada, basada en hechos y datos y poniendo en evidencia las mentiras.
Debe condenarse el insulto, precursor de la agresión. Quien usa “rata” , “gusano”, “facho”, “paraco”, “comuñanga” sienta las bases del odio, deshumanizando al oponente. No se puede tolerar la incitación a la violencia, así esté velada en llamados “a salir a la calle”.
La mezcla de una IA cada vez más poderosa e independiente combinada con el manejo imprudente del lenguaje por líderes políticos, representa un grave riesgo a la convivencia civilizada.
Una sociedad que le da credibilidad al testimonio de un reconocido criminal, que se desconcierta con las declaraciones de un adicto de alta monta y que es capaz de asimilar las expresiones sociopáticas del Presidente y Cia., va sentando las bases de la debacle. No se puede desfallecer contrarrestando con argumentación seria y coherente las fantasías ideológicas desconectadas de la realidad.
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El movimiento de liberación femenina ha sido una de las transformaciones sociales más rápidas y radicales de la historia. Convertir en seres humanos activos, participantes y prósperos a la mitad de la población mundial es algo que no ha logrado ninguna ideología, ninguna guerra o ningún otro movimiento político.
Iniciado en la segunda parte del siglo 19, ha tenido varias etapas de efervescencia en las que las mujeres ganan cada vez más espacio. Desde luego que no se puede celebrar que sea un fenómeno universal, ni que este completo, pero sí ha afectado a la mayoría de las mujeres del mundo con una positividad variable.
Ningún sociólogo o historiador ha producido una teoría convincente de por qué la mayoría de las tribus del mundo fueron dominadas por machos. La hipótesis de la fuerza física no se correlaciona con la realidad en donde los poderosos no suelen ser campeones de lucha o boxeo. Y más bien la superior capacidad de las mujeres para expresar empatía y establecer redes sociales positivas han debido darles una ventaja. Lo mismo podría decirse de su esencial rol en la maternidad, el cuidado infantil y por tanto la preservación de la especie.
Son muy pocas las sociedades donde ocurre predominancia matriarcal. En humanos se han estudiado grupos en Sumatra y los Mosuo de China y no hay duda que funcionan mucho mejor. En animales están las ballenas orca, las jorobadas, los elefantes y los bonobo, primates muy cercanos. En todos los casos, el liderazgo femenino determina organizaciones sociales equilibradas, pacíficas y cooperadoras.
Pero además, no es sino repasar cómo han logrado las mujeres la posición social que ahora tienen. Ciertamente no ha sido por la generosa gracia de los hombres que las han invitado con buenos modales a participar. Ha sido con un compromiso decidido y un trabajo activo, que ha excluido casi por completo la violencia en sus 150 años de actividad. Algo inconcebible para los machos que siempre han pretendido que los logros sociales solo se alcanzan con sangre. Se vanaglorian de la carne quemada, de los cuerpos despedazados, se condecoran según el número de muertos y la destrucción que han logrado. Tanto en la concepción y ejecución de los horrores como en las posteriores felicitaciones, estatuas, conmemoraciones, monumentos, poco han participado las mujeres. Y para todo el sufrimiento que han generado, muchos de los logros han sido pírricos o ridículos.
En cambio la transformación social lograda en forma pacífica por el movimiento femenino, ha sido una verdadera revolución.
Si de verdad se busca Paz Total, lo que deberían hacer es entregarle su manejo a las mujeres, en ambos bandos. Si se quiere de verdad reducir la corrupción a sus justas proporciones, la solución es darle el manejo de los recursos a las mujeres. Han probado sin lugar a dudas, que saben utilizar la no violencia activa y lograr resultados. La gran mayoría lo van a hacer bien, sin ese instinto depredador de los gorilas que todo lo quieren abarcar. Pero hay que aceptar que, aquí también, hay excepciones en las que la ineptitud mezclados con la ignorancia y el envanecimiento, unen a facciones opuestas, en la oración por la salud del Presidente.
Desde 1789, cuando los partidarios de la igualdad se sentaron a la izquierda y los defensores de la libertad a la derecha, la humanidad no cesa de querer clasificarse en uno de los dos bandos. Previendo los enfrentamientos, los franceses agregaron “fraternité” a las otras dos palabritas de la proclama, suponiendo con candor que evitaría el uso del invento del Dr. Guillotine. Fraternidad es la palabra del momento y hay que esforzarse para que no se quede en tinta. Taparse los oidos ante la patanería que se orquestó en la instalación del Congreso y desconectar las neuronas que nos llevan a percibir contradicción en quien necesita una espada para hablar de paz total.
Pero tal vez lo que mas nos puede ayudar es ubicarnos en el espectro ideológico. Se han hecho muchos test pero creo haber diseñado uno de los mas completos, ya que incorpora 20 variables. (Bit.ly/deizquierdaaderecha)
Quienes asumen el largo esfuerzo de hacerlo suelen descubrir que en algunos temas su pensamiento es de derecha, en otros de izquierda y en muchos de centro. Y comienzan a dudar del cuento de las dos Colombias irreconciliables.
Porque la verdad es que, exceptuando unos pocos desquiciados, todos queremos lo mismo: un país justo y prospero en el que “se viva sabroso”.
La diferencia esta en como lograrlo. Quien cree en la responsabilidad de cada individuo para labrarse su futuro en un ambiente que garantice el libre flujo de bienes y servicios, aceptando las diferencias en las capacidades, clasifica de derecha. Quien piensa que la igualdad es el valor supremo y el estado esta para garantizarla, va quedando a la izquierda.
El liberal entiende la propiedad como una condición de la libertad y sabe que el mercado no es sino un mecanismo de solidaridad espontánea para ofrecer los productos y servicios que se requieren. Cree que ese es el mejor camino para que una comunidad progrese, y reduzca la pobreza. No simplifica las causas de lo malo y confía en que el ser humano libre, reacciona ante la realidad y la mejora gradualmente.
Quien se ubica en la izquierda cree en el estado omnipotente con la responsabilidad de corregir entuertos e injusticias. Su prioridad es la equidad y cree que un estado fuerte, juez y repartidor la puede lograr. Si la realidad contradice su constructo ideológico, la ignora y cree con fe en sus sueños. El afán teórico de equidad está por encima de la desastrosa implementación de todas las regulaciones e intervenciones que la buscan. Tiene siempre la explicación para la injusticia social: el imperialismo, los grupos financieros, las familias poderosas. No admite que las restricciones a la libertad son las que terminan empeorando la inequidad. Así que no le sirve ningún dato. Si vive en una democracia próspera y libre, resaltará todo lo negativo y si vive en una tiranía socialista empobrecida, se apegará a su fe en un futuro mejor, y pedirá persecucion y castigo para los agentes del mal.
Seremos capaces de mirar al otro con ojos fraternos y no insultarlo o agredirlo porque tiene una vision distinta? Ojalá no nos quedemos proclamando deseos desconectados de la realidad, y que la fraternidad nos ayude a encontrar el equilibrio entre igualdad y libertad.
Un tsunami de literatura surgió a raíz del informe de la Comisión de la Verdad. Parece que no la encontró porque han llovido críticas en todos los sentidos y no ha sido posible discernir una conclusión del relato recogido. Un capítulo de la historia Colombiana que ha generado tanto sufrimiento está expuesto a los filtros ideológicos de los responsables, de las víctimas, de quienes han querido contar la historia y quienes la leen.
Me refiero a tres de las conclusiones que los autores del documento han diseminado y que demuestran que la tragedia Colombiana es consecuencia de la cultura de la aceptación y justificación de la violencia
La primera es la anestesia social. ¿Cómo fue posible que hubiese tanto horror y la sociedad no hizo nada? se preguntan. Donde estaba la sociedad, las autoridades civiles y eclesiásticas, los líderes de opinión? y un largo etcétera? El interrogante parece incomprensible. Porque todos los que vivimos esa época lo sabemos muy bien. Todos los que estábamos en contra de la escalada de violencia expresamos con vehemencia nuestro rechazo,mientras trabajamos arduamente para construir país asumiendo múltiples riesgos. Miles, perdieron la vida en el esfuerzo. Algunos por escribir y hablar contra el horror y muchos por ser simples ciudadanos honestos que no huyeron. La gran marcha nacional contra las FARC, de unas dimensiones y una fuerza moral que nunca se había visto ni se ha vuelto a ver, es la prueba para la historia.
El segundo planteamiento, que se recicla con frecuencia desde Samper, es que todos somos responsables. Por acción u omisión, agregan con pontificia solemnidad . Se logra diluir la verdadera responsabilidad en toda la población y terminar absolviendo y bendiciendo a los criminales que torturaron y asesinaron sin compasión. Lo he dicho y creo que lo puedo repetir en voz alta al lado de millones de compatriotas. Yo no soy responsable de violencia alguna. Nunca he atacado a nadie por ningún motivo. Nunca he usado un arma para agredir a nadie. Nunca he justificado o promovido los comportamientos violentos. Siempre he trabajado por la solución pacífica de los conflictos. Nunca he explotado ni abusado a nadie. Siempre he procurado que las personas que me acompañan reciban un trato respetuoso y un ingreso digno.
La tercera es la prueba reina de como esa tan Colombiana cultura, está incrustada en las mentes: “mientras no haya justicia social, no habrá paz”. Y en la medida en que se repite el credo, el país sigue en guerra. No existe el país que haya logrado eliminar las injusticias. Podrán ser menos protuberantes en algunos, siempre que no muestren el horrendo trato que le dan a los inmigrantes.
Claro que indigna que una comunidad tenga personas que no comen, que no tienen techo, que mueren sin atención médica. Pero eso no es, como tantos repiten, “una forma de violencia”. Si los esfuerzos de tantos que trabajan para evitar la tragedia, no son suficientes, eso no le da aval alguno de violencia a quienes creen tener la fórmula para eliminarla. Seguir condicionando la paz a una justicia social que difícilmente será satisfactoria, es perpetuar la guerra y sus hijas predilectas
Ante el desconcierto de tantos por el resultado de las elecciones es conveniente revisar angustias y reacciones. Lo más importante, ya lo contestó Uribe con su acostumbrada franqueza: hay que quedarse y trabajar. Si por creer que tenemos un país con buen nivel de desarrollo y gran potencial, se perdieron las elecciones, resulta muy contradictorio entrar en pánico y salir corriendo. El país es de todos y si un 25% ha decidido apoyar una visión socialista, eso no quiere decir que ya estamos perdidos en el CastroChavismo.
Hay que saber que las socialdemocracias de muchos países desarrollados han logrado un nivel de bienestar alto aunque no escapan a la ley de los vasos comunicantes sociales y deben lidiar con la pobreza de los inmigrantes.
Por eso hay que apropiarse del derecho y deber que nos asiste como Colombianos: trabajar para genera riqueza y contrarrestar con vehemencia todas las medidas que inhiban la libertad económica.
Cuánta asistencia da el Estado para salud, educación, alimentación o vivienda, es algo que puede debatirse. Bienvenidas todas las medidas que contribuyan de verdad a mejorar oportunidades para los desposeídos o a reducir los niveles de pobreza.
Hay que trabajar para asegurarse que los improbables nuevos recursos no terminen construyendo mansiones y comprando yates para la nueva clase del cambio. Hay que hacer un trabajo serio que demuestre que lograr avances sociales a través de emisión de moneda, genera inflación que termina esquilmando a los más pobres. Es esencial trabajar para que los recursos públicos sean manejados con transparencia y honestidad, usando las múltiples herramientas digitales que han demostrado éxito en otras partes. Dar ejemplo al disentir pacíficamente con las políticas diseñadas para mejorar la imagen del Presidente, si la realidad muestra que el nivel de vida está empeorando.
Hace unos meses hice una predicción de lo que podrían ser los próximos 4 años y que el interesado puede ver en bit.ly/visionesnostrademos
Hasta ahora se va cumpliendo al pie de la letra. El presidente electo ha elegido un lenguaje conciliador y ha tranquilizado a los empresarios y los mercados y posiblemente disminuya la longitud de las colas para visaUSA que ya están a un año. Es razonable que haya tantos que quieran tener un plan B por si el guión del foro de Sao Paulo se comienza a aplicar.
Nada sería tan reconfortante como aceptar, con el paso de los meses, que el burlesco panfleto (pdf que llaman) con mis predicciones estaba equivocado. Que la moderación que estamos viendo no resulte ser una habilidosa maniobra de un maquiavelo consumado, orientada a bajar la guardia para dar el zarpazo con el público anestesiado. Que el temor de un tirano envuelto en capas de democracia, tolerancia y unidad era en realidad paranoia grupal. Que el pausado estadista llamando a los capaces a cooperar no se convierta en el déspota que encarcela, exilia, concentra el poder y acaba lenta y hábilmente con los contrapesos de la democracia. Que el dirigente respetuoso de las instituciones no termine corrompiendo el ejército, cerrando el congreso y persiguiendo a los medios. Trabajar para que nada de esto ocurra implica desempacar.
Si hay algo que produce indignación universal, es conocer los datos de corrupción a través de recurrentes escándalos, porque representan el robo de recursos destinados al bien común que golpea sobre todo a los más humildes. Candidato que se envuelva en la bandera anticorrupción, gana.
¿Por qué sigue tan diseminada, a pesar de toda la revulsión social que produce? ¿Por qué lo que se ha hecho hasta ahora ha servido tan poco?
Una explicación está en comprobar que la reacción usual, sigue los lamentos del himno. Cuando se revela un nuevo robo, se derraman entre cadenas los gemidos, y surcados por dolores, no hay mejor recurso que salir a la calle a crear una horrible noche y bañar en sangre a unos pobres soldados sin coraza.
Otra, es la muy pueblerina visión que nos corona como campeones y dueños casi exclusivos de las patrañas. Mientras no se entienda a la corrupción como un fenómeno mundial, no será posible aprender iniciativas inteligentes de otros lados y unir fuerzas con los honestos del mundo para ser efectivos.
Es indispensable entender que mientras los honestos duermen, los ladrones se pasean.
Podríamos estudiar a Raymond, quien estima en 60% el robo del presupuesto de Trinidad, y está logrando revertir la tendencia con programas que destapan sistemáticamente la porquería. O a Brooke en Inglaterra, quien presionó para revelar los gastos del Parlamento, logrando inhabilidad para 120 y cárcel para 2. Con Investigative Dashboard, ha centralizado documentos que permiten seguirle la pista a los dineros que solían embolsillar. Similar labor hace Jonsdottir quien logrado blanquear a Islandia con el International Modern Media Institute. O el extraordinario Alaveteli.org, con la metodología que le permite a todo ciudadano interesado en información de su gobierno, atravesar las barreras que envuelven la opaca transparencia. Ya tenemos la versión Colombiana con queremosdatos.co. O expandir la iniciativa India, ipaidabribe.com (yopagueunsoborno) en la que se estimula a registrar el pago de coimas. Van llegando a 200.000 con 500 millones de dólares robados. También se resalta y ayuda a quien no soborna, en conjunto con los funcionarios honrados (existen!!!..van 1106). Mather calcula que la “industria” global de la corrupción vale US 3 trillones (Colombia aporta 0.4%) y pone en práctica un bonito modelo de negocio en el que se gana una pequeña fracción para evitarla.
El mundo está lleno de gente honrada, que está demostrando que si se junta inteligencia, creatividad, coraje y tecnología, la corrupción se combate usando los mismos recursos que pretende esquilmar. Si todo el entusiasmo que se invierte en organizar marchas y protestas y toda la imaginación que se usa para diseminar mentiras y promover violencia, se orienta a aplicar lo que ya está inventado, se podrá lograr un control real. Más, cuando se ve venir una firme Presidencia anticorrupción. Un modesto aporte criollo podría ser la creación del concurso “El turbante de oro”, para entregarlo en solemne ceremonia, al ladrón más aventajado y reconocer la creatividad de una recursiva senadora, quien ha demostrado cómo se mueven los verdes billetes que permiten pactar con la historia.