(En construcción y a la espera de aportaciones)
Ronda de los Quintos
Ver la página dedicada a los QUINTOS: https://sites.google.com/site/musicadeigea/musica-de-quintos
San Pedro Mártir
También llamado "Día de las Culecas", se celebra los 29 de abril. En casi todos los hogares se hace o se adquieren culecas que son bollos de pan rellenos de costillas, chorizo, huevo duro y lomo. (Quién la pillara ahora mismo...) Antaño era costumbre bajar al pueblo de Las Casas o Rincón de Olivedo y llevar la culeca como merienda, mientras se asistía a las fiestas patronales.
Cuenta la tradición que los vecinos de Rincón de Olivedo compraron hace muchos años a los de Igea la figura del Santo por valor fue de 30 ducados. A consecuencia de la venta celebraron una gran fiesta y desde entonces Rincón de Olivedo tuvo a San Pedro "Mártir" como patrón.
Jornadas Micológicas
(Ver apartado especial en Gastronomía).
Fiesta de la pringada
Para mostrar a los igeanos el aceite elaborado durante la campaña anterior, se celebra en primavera la Fiesta de la Pringada, fiesta en la que se degustan tostadas de ajo o azúcar pringadas con el aceite elaborado.
(Ver Almazara).
Tostada o Pringada 2016 en Igea https://www.youtube.com/watch?v=eRNt_mQzNOY
Hogueras de San Antón y Jornada la Matanza
(Ver apartado de gastronomía)
SAN ANTON 2016 https://www.youtube.com/watch?v=xFLjVQxdkXY
Fotos de Enero de 2014: http://www.larioja.com/multimedia/fotos/local/20140118/igea-celebra-fiesta-matanza-3071690719868-mm.html
Se celebra el mismo fin de semana que se celebran las hogueras de San Antón. Se trae un cerdo que ha sido sacrificado en un matadero, conforme a la legislación vigente, y se descuartiza en partes que son sorteadas entre los asistentes. Además se celebran degustaciones en base a los productos del cerdo.
SAN ANTÓN 2012. REPARTO DE BOCATAS. PEÑA EL MONTÓN.
Muchos son los recuerdos de nuestros mayores sobre una de las costumbres más populares, la matanza del cerdo.
Los más jóvenes ya no recordarán al matachín y sus utensilios, o a los cerdos colgados de los balcones de los pueblos, o a los niños y mujeres cooperando en la elaboración de las morcillas y los chorizos.
Y es que la matanza se realizaba en los meses de invierno, entre diciembre y marzo, ya que requería de frío y nieves.
En Igea, nos cuentan de la existencia de 3 matachines: Nicolás “El garro”, Paco Ortega y Gonzalo Ortega, estos últimos hermanos. De ellos solicitaban sus servicios por amistad o vecindad, y el matachín acudía con sus utensilios a cada casa para realizar “la faena”.
Comenzaba el día bien temprano, se iba a la "pocilga”, y allí se apartaba al cerdo (normalmente macho y capado, para que no se perdiesen los chorizos ni los jamones). Tras la elección, ayudados de una vara y una cesta terrera, se le conducía a su destino final.
El matarife se ayudaba de un gancho en forma de "S" alargada y de todos los presentes, incluidos los niños (que lo sujetaban por el rabo), colocaban al animal encima del banco, se inmovilizaba y se procedía a su sacrificio.
La sangre se recogía directamente sobre una terriza con pan, removiendo constantemente para evitar que se coagulara, y se reservaba para hacer las morcillas.
Una vez que el animal estaba muerto se le quemaban los pelos con “ulagas”. Posteriormente se lavaba con agua caliente para eliminar los restos dejados y se colgaba en el balcón de la casa ayudados por una soga, hasta la tarde, cuando procedían a su vaciado y descuartizado.
A continuación se abría en canal y se procedía al vaciado. El menudo formado por las partes blandas del animal se recogía en cuencos para su posterior limpieza.
A cada una de las partes se le daba un tratamiento y una utilidad:
1. Con el menudo, todavía caliente, se separaba el intestino delgado del grueso.
Éstos se llevaban a lavar al río y una vez limpios se aclaraban varias veces con sal y vinagre, para quitarles el mal olor, y con harina para blanquearlos.
El intestino delgado se guardaba para embutir los chorizos y el intestino grueso se dejaba abierto para el llenado de las morcillas.
2. Los pulmones, “el chofe”, se freían.
3. El corazón, riñones y bazo, se troceaban y se añadían a la carne destinada a los chorizos de peor calidad, “los sabadeños”.
4. El estómago y la lengua se escaldaba y se podía comer como callos. Otras personas, adobaban la lengua para su posterior uso en los cocidos.
5. El hígado se solía comer en el primer día, asado en la lumbre o frito con cebolla, otros, en cambio, hacían foie-gras.
El trabajo del matachín, en esta primera parte del día, terminaba con la recogida de unas muestras de carne de la zona de la carrillera, que posteriormente le llevaba al veterinario para comprobar si tenían o no triquina. Nos cuentan, “que siempre estaba bien; nunca hubo un análisis positivo, seguramente porque ese análisis nunca se realizaría”.
La tarea de las mujeres no terminaba hasta bien tarde, porque tenían que hacer las morcillas. A partir de la sangre y con pan cortado en sopas, arroz cocido, algo de canela, anís en rama cocido, azúcar y las “chichorras”(los residuos que quedaban en la sartén después de “regalar” la manteca del cerdo), lo removían en los “cuencos” hasta conseguir una buena mezcla. A partir de ahí, se llenaban en los intestinos del cerdo, se ataban y se cocían en una caldera de cobre.
Por la tarde del mismo día, una vez que el cerdo estaba bien oreado, el matachín procedía a descuartizarlo, separando las distintas piezas.
· Los jamones se cubrían totalmente con sal y se dejaban tantos días como kilos pesaba. Pasados los días de sal, se llevaban a la prensa, se lavaban y se colgaban en los “veraniles” de las casas (los altos), dónde se dejaban durante unos 12 meses.
· El tocino blanco y grueso se salaba a la vez que los jamones, y eran consumidos como torreznos.
· Las costillas, lomos, solomillos y pancetas, se freían y se conservaban en tinajas de aceite. Normalmente, se guardaban para los segadores.
· La cabeza se comía asada, aunque algunas personas hacían butifarra.
· La carne necesaria para hacer los chorizos se obtenía al separar la carne de los huesos. En Igea, con el primer magro, se hacía el salchichón, con el segundo magro se hacían los “chorizos de los domingos” y con el de pero calidad, “los sabadeños”, el chorizo de los sábados.
· El rabo se lo daban a los niños para que se lo asasen a la brasa.
Además, con las “chichorras” que quedaban de derretir la manteca se hacían tortas. Simplemente se mezclaban con masa de pan, se añadía un poco de anís en grano y azúcar por encima y se llevaban a la panadería dónde las cocían." ¡Eran un manjar!".
Informadores: Gloria Toledo y Marcelo Antón
Culecas
En el "día de las culecas", el 29 de abril, en todas las casas habrá el bollo relleno de chorizo, lomo, costilla y huevo duro. Muchas personas se desplazaban con ellas a la localidad vecina de Rincón de Olivedo o Las Casas a celebrar la festividad de San Pedro Martir.
Campanillas
" Los auroros" recorren los barrios de la localidad entonando cantos propios en honor de la Virgen del Villar, durante los días previos a la novena. (Ver sección de Música)
Romería hasta Agreda
Una tradición igeana es caminar hasta Agreda en Soria durante la noche anterior a la felebración de Nuestra Señora de los Milagros. Es la fiesta mayor de Agreda y se celebra el sábado siguiente al Corpus Christi. Peregrinos desde Igea, Corella, Cintruénigo, etc. pasarán la noche caminando hasta que completen la romería en el santuario.
La salida de Igea ...
Y la llegada a Agreda