(Artículo publicado en el programa de 1990)
En el año 85 y ante la necesidad de completar la trilogía festera de la variante valenciana de la Fiesta de Moros y Cristianos impuesta como condición para integrarnos en la UNDEF, escribí La Embajada. Como anécdota posterior, en enero del 86, en la Asamblea Gral. de Calpe, cuando se nos admitía como miembros de la misma, se aprobó una reforma de los Estatutos y se derogaba dicha condición, en el sentido de no ser preceptivo la trilogía aludida, sino LA FORMA TRADICIONAL EN QUE SE CELEBRE O CELEBRASE LA FIESTA EN CADA POBLACIÓN.
Las Embajadas del ámbito festero, por lo general se basa más en la leyenda y en lo tradicional, que en el rigor de la Historia. La Junta Central de nuestra Asociación en aquellos momentos, no se planteó la posibilidad de de recuperar el elemento tradicional en nuestra Fiesta equivalente a La Embajada; la batalla en Santa Ana y Mahoya durante la Romería, por considerarlo inviable, dado el cariz que tomaba la misma. Con estos condicionamientos, se redactó y montó la Embajada, sobre unos hechos históricos carentes de tradición festera, y se diseñó su montaje con decorados sencillos, sobre elementos arquitectónicos naturales, en un marco acogedor, la Plaza, centro neurálgico y social de la vecindad. Algunos llegaron a comentar que parecía como si el castillo hubiese estado allí toda la vida. Los avatares del destino dieron al traste con la disposición arquitectónica del lugar y por ésta y otras apatías, nuestra Embajada ha sido más o menos convenientemente archivada.
La Asociación sigue en busca de completar su actividad festera con algo más que no sea el día 1 de mayo y en el intento se han ensayado ya varias alternativas, pero siempre tendremos una deuda pendiente con la historia y la tradición de la Fiesta, que es el recuperar la Batalla de Santa Ana y Mahoya en la Romería.
En lis estudios antropológicos sobre las Fiestas de M y C en Andalucía realizados por Demetrio E. Brisset, cabe destacar que en la mayoría de poblaciones, durante la procesión del Santo, los Moros quitan la imagen a los Cristianos y después, tras un simulacro de lucha o batalla, la vuelven a recuperar. En el área valenciano-levantina, de una forma u otra es patente en casi la totalidad de poblaciones el íntimo ligamiento festero y protocolario de los M y C, el Santo Patrón y las salvas de arcabucería, y es que estas tres cosas, según J.L.Mansanet, por origen y tradición de la Fiesta, no son separables, aunque cada población tenga su idiosincrasia.
Nuestra Asociación de M y C, se creó con el fin de recuperar el elemento que hacía tres décadas se había esfumado de nuestra Fiesta; los Moros y Cristianos, y aunque está en el ánimo de muchos festeros, después de 17 años de andadura, se ha avanzado muy poco para conseguirlo. Los Moros y Cristianos seguimos desligados institucionalmente de la parte tradicional de nuestra Fiesta.
Todos somos conscientes de que la Hermandad de la Santa Cruz, es la depositaria de los valores tradicionales (Romería, Capitanes y Pajes) y no tiene ningún elemento jurídico ni estatutario que regule y discipline la participación popular en la Romería. Los arcabuces lo hacen a título particular, indiscriminadamente y de forma un tanto anárquica. La relajación de las buenas costumbres, la indisciplina, el libertinaje y la falta de concienciación general, ha dado lugar a la degradación actual de la Romería, habiéndose introducido y proliferado algo extraño en la tradición , LOS CARROS, que aunque no todos pero sí bastantes, al ir mezclados entre los tiradores, entorpecen la marcha y el orden, más que por el elemento en sí, por el ambiente que se crea en su entorno. Esto es algo tan evidente que entrar a cuestionarlo daría lugar a discusiones bizantinas.
Es necesario que cada tirador se conciencie de que debe tener el arcabuz en perfectas condiciones de utilización, no dando lugar a repetidos, múltiples y peligrosos fallos en el disparo. Ello también es causa de retrasos en la marcha y el orden de la Romería. El tirador cuyo trabuco no esté en condiciones, debe desistir y proceder a su reparación, por su propia seguridad y por la de los demás. En este tema de la Romería, todos somos culpables, unos como actores, otros como espectadores y el resto como consentidores.
Ahondando en el aspecto de lo tradicional, quiero reseñar que en una fotografía antigua anterior al año 36 que conserva Ginés Rivera y que no pudo reproducirse en el programa del año pasado dado su estado de deterioro, a la entrada de la Santa Cruz en la iglesia a la vuelta de la Romería, se puede apreciar, que escoltan al trono, seis personas con lanzas, casco e indumentaria especial, algo así como lo siguen haciendo en Caravaca <<LOS ARMAOS>> como allí le llaman. A la derecha de la fotografía se observan dos grandes banderas, que no estandartes.
Si la Fiesta de M y C no debe convertirse en un carnaval, la Romería mucho menos. Debemos tomar conciencia que lo único que conserva el valor histórico y la fuerza de la tradición consuetudinaria de nuestras Fiestas, es la ROMERÍA.
Cada cosa y cada acto debe ocupar el lugar que le corresponde y debe tener y respetarse su protocolo y su reglamentación si fuera necesaria. Me atrevo a decir que si no somos capaces de ordenar, regir y disciplinar la ROMERÍA, todos seremos responsables ante la Historia y cometeremos un acto de vandalismo contra la tradición y la cultura popular de nuestro pueblo.
Teudiselo Castelló en el boletín de la UNDEF n". 38 escribía:
- El auténtico festero es aquel que sin ambigüedades, trabaja por conservar y revivir sus tradiciones.
- Solamente se conservan las cosas que se aman, se veneran, se respetan y se viven.
- Si ser festero es ser guardián de tradiciones, debemos procurar que los estamentos que son depositarios de ellos, sean en todos los sentidos, con causa de su fiel reflejo.
Desde aquí hago una reflexión colectiva, para que entre todos, seamos capaces de respetar y volver a sus fueros, la tradición y la Historia de nuestra Fiesta.
La experiencia social da como resultado, que ciertas medidas que en principio parecen antipopulares, son las únicas capaces de atajar con eficiencia los desmanes colectivos.
Divertirnos en la Romería SÍ, pero dentro de un orden.
E.Marco