Expedición francesa a asturias de 1810

Fuerzas asturianas a principios de 1810

Tales fueron los que ejecutaron sobre Astúrias y Valencia, juntamente con el sitio de Astorga. Tomó el primero á su cargo el general Bonnet. Manteníase aquel principado como desguarnecido, despues que, al mando de D. Francisco Ballesteros, se alejó de sus montañas la flor de sus tropas. Quedaban 4.000 soldados escasos en la parte oriental hácia Colombres, y 2.000 de reserva en las cercanías de Oviedo; sin contar con unos 1.000 hombres de D. Juan Diaz Porlier, quien ántes de esta invasion de Astúrias, abriendo portillo por medio de los enemigos, recorrió el país llano de Castilla, tocó en la Rioja, y divirtiendo grandemente la atencion de los franceses, tornó en seguida á buscar abrigo en las asperezas de donde se habia descolgado. Linaje de empresas que perturbaban al enemigo, y diferian, por lo ménos, si no trastrocaban, sus premeditados planes. Continuaban mandando en el principado el general D. Antonio Arce y la junta nombrada por Romana; permaneciendo al frente de, la línea de Colombres D. Nicolas de Llano-Ponte.

Bonnet invade Asturias: combate del puente de Purón (25 de enero de 1810)

Éste, no más afortunado ahora que lo habia sido en la campaña de Vizcaya, cejó sin gran resistencia cuando, en 25 de Enero, le atacaron 6.000 franceses, á las órdenes del general Bonnet. Los españoles, en verdad inferiores en número, sólo hubieran podido sacar ventaja de algunos sitios favorables por su naturaleza. Forzaron los enemigos el puente de Puron, en donde nuestra artillería, bien servida, les causó estrago. Llano-Ponte replegóse precipitadamente hácia el Infiesto, y el general Arce, con las demas autoridades, evacuaron á Oviedo, haciendo alto, por de pronto, en las orillas del Nalon.

Alteró algun tanto el gozo de los invasores la intrepidez de D. Juan Diaz Porlier, quien, noticioso de le irrupcion francesa en Astúrias, metióse en lo interior del Principado, viniendo de las faldas meridionales de sus montañas, en donde estaba apostado. Atacó por la espalda las partidas sueltas de los enemigos, cogió á éstos bastantes prisioneros, y caminando la vuelta de la costa por Gijon y Avilés, se situó descansadamente en Pravia, á la izquierda de las tropas y dispersos que se habian retirado con el general Arce. Imitaron á Porlier don Federico Castañon y otros partidarios, que se colocaron en el camino real de Leon, por cuyo paraje, con sus frecuentes acometidas, molestaban á los contrarios.

El general Bonnet ocupó á Oviedo el 30 de Enero, de cuya ciudad, como en la primera invasion, habian salido las familias más principales. En esta entrada se portó aquel general con sobrada dureza, habiendo ejecutado algunos actos inhumanos; amansóse despues y gobernó con bastante justicia, en cuanto cabe al ménos en un conquistador hostigado incesantemente por una poblacion enemiga.

Combates del los puentes de Collote y de Peñaflor (15 de febrero de 1810)

A pocos dias de estar en Oviedo, temeroso Bonnet de los movimientos de Porlier y demas partidarios, desamparó la ciudad y se reconcentró en la Pola de Siero. Confiados demasiadamente los jefes españoles con tan repentina retirada, avanzaron de sus puestos del Nalon, se posesionaron de Oviedo y apostaron en el puente de Colloto la vanguardia, mandada por D. Pedro Bárcena. Los franceses, que no deseaban sino ver reunidos á los nuestros para acabar con ellos más fácilmente, por la superioridad que les daba en ordenada batalla su práctica y disciplina, revolvieron el 15 de Febrero sobre las tropas españolas, y atropellándolo todo, recuperaron á Oviedo y asomaron el 15 á Peñaflor, en cuyo puente los detuvieron algunos paisanos, mandados animosamente por el oficial de estado mayor don José Castellar, que ya se señaló allá, en San Payo, y ahora quedó aquí herido.

Don Pedro Bárcena, volviendo tambien á reunir su gente, á la que se agregaron otros dispersos, rechazó á los franceses en Puentes de Soto y se sostuvo allí algun tiempo. Pero al fin, amenazándole continuamente enemigos numerosos, juzgó prudente recogerse á la línea del Narcea,quedando sólo sobre la izquierda, en Pravia, orillas del Nalon, don Juan Diaz Porlier. Encomendóse entónces el mando del ejército de operaciones al mencionado Bárcena, hombre sereno y de gran bizarría. Ayudaba en todo, con sus consejos y ejemplo, el coronel don Juan Moscoso, jefe de estado mayor, que en el arte de la guerra era entendido y áun sabio.

Dimisión del general Arce y restablecimeinto de la Junta constitucional ( 4 de marzo de 1810)

El general Arce, amilanado á la vista de los peligros de una invasion que le cogía desprevenido, resolvióse á dejar el mando de la provincia; mas antes, con intento de poder alegar que estaba concluida la comision que le habia llevado allí, determinó restablecer la junta constitucional que Romana á su antojo habia destruido, y para ello ordenó que los concejos nombrasen, segun lo hicieron, diputados que concurriesen á formar la citada corporacion; desmoronándose de este modo la obra levantada por Romana, obra de desconcierto y arbitrariedad.

Como quiera que fuese loable la medida de Arce, miróse ésta como nacida de las circunstancias, más bien que del buen deseo de deshacer una injuticia y de granjearse las voluntades de los asturianos. Dió fuerza á la opinion que acerca de su partida enunciamos, el que dicho general y su compañero de comision, el consejero Leiva, se llevaron consigo, so color de sueldos atrasados, 16.000 duros. Paso que debe severamente condenarse en un tiempo en que el hacendado, y hasta el hombre del campo, se privaban de sus haberes por alimentar al soldado, á veces en apuros y en extrema desdicha.

La nueva Junta se instaló en Luarca el 4 de Marzo, y no desmayando con la ausencia de don Antonio Arce, nombró en su lugar á D. José Cienfuegos general de la provincia é hijo suyo; formando al mismo tiempo un consejo de guerra, con cuyo acuerdo se dirigiesen las operaciones militares.

Refuerzos gallegos; contraataque español (19 de marzo de 1810)

De Galicia llegó luégo, en auxilio de Astúrias, una corta division de 2.000 hombres, con lo que alentados los jefes, determinaron atacar el 19 de Marzo á las tropas francesas. Hízose así, acometiendo el grueso de nuestras fuerzas del lado del puente de Peñaflor, al mismo tiempo que se llamaba por la derecha la atencion del enemigo, y que Porlier por la izquierda, embarcándose en la costa, caía sobre las espaldas á la orilla opuesta del Nalon. Ejecutada con ventura la maniobra, evacuó Bonnet á Oviedo, y no paró hasta Cángas de Onís, así para reforzarse, como tambien para ir en busca de acopios y pertrechos de guerra, que sólo muy escoltados podian llegar á su ejército. Con mayor circunspeccion que en la ocasion anterior, se adelantaron esta vez los nuestros, sacando ademas de Oviedo todos los útiles de la fábrica de armas.

Bonnet vuelve a ocupar Oviedo (29 de marzo de 1810)

Precaucion tanto más oportuna, cuanto Bonnet, engrosado y de refresco, tornó en breve, y obligó á los nuestros á retirarse, enseñoreándose por tercera vez de la capital el 29 del mismo Marzo. Los españoles se recogieron entónces á su antigua línea del Nalon, poniendo su derecha en el Padrunc, camino real de Leon, y su izquierda en Pravia. Ni áun allí los dejaron quietos por largo tiempo los franceses, teniendo que refugiarse, despues de varios y reñidos choques, las tropas de Astúrias y Porlier á Tineo y Somiedo, y la division gallega al Navia. Prosiguieron durante Abril los reencuentros, sin que les fuese dable á los enemigos dominar del todo el principado.

Falta de cooperación de Galicia e inoperancia de la Junta: motín de el Ferrol

La ocupacion de éste no se hubiera prolongado á haber puesto la Junta del reino de Galicia mayor esmero en cooperar á que se evacuase. Dicha autoridad se hallaba instalada desde el mes de Enero, y si bien contaba entre sus individuos hombres de conocido celo é ilustracion, no desplegó, sin embargo, la conveniente energía, desaprovechando los muchos recursos que ofrecía provincia tan populosa. Así, ni aumentó en estos meses considerablemente su ejército, ni tampoco se atrevió al principio á poner debido coto á los atrevimientos y oposicion de la junta subalterna de Betanzos, harto desmandada. Con las reyertas que de aquí y de otras partes nacian, no sólo se descuidaban los asuntos de la guerra, únicos entónces de urgencia, sino que se dió márgen á que en el mes de Febrero gente aviesa suscitase en el Ferrol un alboroto. Fué en él víctima del furor popular el comandante de arsenales D. José María de Vargas, sirviendo de pretexto para el motin los atrasos que se debian á la maestranza. Restablecido el sosiego, formóse causa á algunas personas, y castigóse con el último suplicio á una mujer del pueblo, que se probó haber sido la que primero acometió é hirió

al desgraciado Vargas.

Mahy al mando de las tropas de Galicia y Asturias

La Junta de Galicia, disculpándose ademas, para no ayudar á Astúrias, con los temores de que los franceses invadiesen su propio suelo por el lado de Astorga, cuya ciudad amenazaban, y sitiaron luégo, desatendiendo las reclamaciones de aquella provincia, ni convino tampoco en adoptar la proposicion que su junta le hizo de nombrar, de acuerdo ambas corporaciones, un mismo jefe militar; puesto que la Regencia, á causa de la distancia, no podia con prontitud acudir al remedio de los males que causaba la division. Sólo el general Mahy, á quien se habia confiado el mando superior de las tropas de Galicia, procuró por sí y en cuanto pudo auxiliar al principado. Mas el asedio de Astorga, y tener que cubrir el Vierzo, obligábanle á permanecer en Lugo y Villafranca con las principales fuerzas de su ejército, que eran poco considerables.