La Batalla y sus consecuencias

La Batalla y sus consecuencias

La batalla, que tuvo tres escenarios diferentes, se prolongó desde primera hora de la mañana hasta las 8 de la tarde y se saldó con unas 12.800 bajas

Pintura de W. Heath, titulada así: La Batalla de Vitoria, 21 de junio de 1813.

La batalla tuvo lugar en la parte occidental de la Llanada alavesa en un terreno muy diferente al que conocemos ahora. Los pueblos estaban separados por bosques comunales y los campos de labor, cerrados por tapias de piedra. Había, igualmente, numerosos arroyos atravesando caminos y poblaciones. Un terreno poco adecuado para el uso de la caballería, abundante en el ejército imperial. Además, sólo la Calzada real (que pasaba por Bergara y conducía a la frontera) tenía el piso adecuado para los carruajes, el resto eran caminos estrechos y de tierra, convertida en barro por las intensas lluvias de los días anteriores.

El día de la batalla, al amanecer, las tropas francesas estaban acampadas en los alrededores de la ciudad, donde se vieron sobrepasadas por el empuje conjunto del ejército aliado. Cruzando el Zadorra por los puentes de Víllodas, Nanclares y Trespuentes, los generales Álava y Wellington lograron en pocas horas hacerse con el control de la ciudad, llegando a caballo hasta la misma plaza de España.

La batalla –que tuvo tres escenarios diferentes– se prolongó desde primera hora de la mañana hasta las 8 de la tarde, aproximadamente, y se saldó con unas 12.800 bajas (entre ambos bandos) y los imperiales huyendo a marchas forzadas a la frontera francesa. José Bonaparte, máximo responsable del ejército ocupante, salió a escape por la calle Portal del Rey. El hermano de Napoleón abandonó todo su equipaje y consiguió llegar a Salvatierra entrada la noche, para en la siguiente jornada seguir con su huida en dirección a Pamplona.

Tras la batalla, los ejércitos franceses quedaron sumidos en el caos y los soldados se retiraron en desbandada intentando alcanzar la frontera. Para poder huir más deprisa, abandonaron en el campo cantidades asombrosas de armas y equipo. Se calcula que dejaron unos 170 cañones, más de 400 carros de municiones, casi dos millones de cartuchos, miles de armas de fuego y más de 15 toneladas de pólvora, junto a toda clase de objetos valiosos.

La derrota de su hermano José Bonaparte en la pequeña y desconocida capital alavesa alcanzó resonancias internacionales demoledoras para los planes de Napoleón. Inmediatamente, Austria, Rusia, Suecia y Prusia rompieron las negociaciones con Napoleón y volvieron a la levantarse contra el emperador, derrotándole, en octubre, en la gigantesca “Batalla de las Naciones” de Leipzig.

Igualmente, esta Batalla de Vitoria forzó a Napoleón a devolver la corona del país a Fernando VII, dando así fin la Guerra de la Independencia Española. Fue, en cualquier caso, una Batalla un tanto atípica, donde las maniobras de tropas fueron sustituidas por asaltos a pueblos o posiciones fijas; también lo fue por su desenlace, con pocos prisioneros, pues la presencia del botín abandonado abortó de raíz el objetivo principal de aniquilar al ejército invasor.