La cueva de Altamira

LA CUEVA DE ALTAMIRA

La cueva de Altamira es la máxima representación del espíritu creador del hombre. Todas las características esenciales del Arte coinciden en Altamira en grado de excelencia. Las técnicas artísticas (dibujo, pintura, grabado), el tratamiento de la forma y el aprovechamiento del soporte, los grandes formatos y la tridimensionalidad, el naturalismo y la abstracción, el simbolismo, todo está ya en Altamira.

Es Altamira, a quien Henri Moore llamó en 1934 La Real Academia del Arte Rupestre, la que inspiró a los artistas de “La Escuela de Altamira”, a Miró, Tapies, Millares, Merz o a Miquel Barceló, quien escribió de su arte: Cuando visité por primera vez Altamira pensé, ha sido como volver al origen, que es el sitio más fértil. Creer que el arte ha avanzado mucho desde Altamira a Cézanne es una pretensión occidental, vana.

A la cueva de Altamira le corresponde el privilegio de ser el primer lugar en el mundo en el que se identificó la existencia del Arte Rupestre del Paleolítico superior. Su singularidad y calidad, su magnífica conservación y la frescura de sus pigmentos, hicieron que su reconocimiento se postergara un cuarto de siglo. Fue una anomalía científica en su época, un descubrimiento realizado en la cumbre y no en su grado elemental, un fenómeno de difícil comprensión para uno sociedad, la del siglo XIX, sacudida por postulados científicos extremos y rígidos.

Bisontes, caballos, ciervos, manos y misteriosos signos fueron pintados o grabados durante los milenios en los que la cueva de Altamira estuvo habitada, entre hace 35.000 y 13.000 años antes del presente. Estas representaciones se extienden por toda la cueva, a lo largo de más de 270 metros, aunque sean las famosas pinturas policromas las más conocidas. Su conservación en las mejores condiciones constituye un reto científico y de gestión del Patrimonio y es el objetivo prioritario y la razón de ser del Museo de Altamira.

GEOLOGÍA Y ARQUEOLOGÍA

La cueva de Altamira se encuentra en la región central de Cantabria (norte de España), en los límites de los términos municipales de Santillana del Mar y Reocín.

El paisaje es suave hacia el norte, formado por pequeñas sierras litorales, el tramo bajo del río Saja y la llanura litoral. Al sur hay fuertes relieves montañosos y al fondo los Picos de Europa. A pocos kilómetros se encuentran otras cuevas con ocupaciones humanas y arte rupestre del Paleolítico superior como La Clotilde, Peña Caranceja, Las Brujas, Las Aguas, El Linar y Cualventi, entre otras.

La cueva de Altamira se sitúa a 158,5 mts s.n.m., en la parte superior de un karst de origen Plioceno. Su estructura geológica está formada por estratos casi horizontales de calcarenitas, de hasta un metro de espesor, separados por finas capas de arcillas, pero apenas quedan señales de la circulación subterránea del agua, ya que su formación se debe a desplomes del techo y hundimientos gravitacionales del subsuelo. Los desprendimientos se producen en grandes bloques, que dejan estigmas planos, secciones trapezoidales y un suelo formado por caos de bloques desplomados. Uno de estos desprendimientos taponó definitivamente su acceso hace unos 13.000 años, sepultando una parte del yacimiento arqueológico de la entrada.

Actualmente, Altamira tiene un recorrido casi lineal de 270 mts. de longitud. En la zona de la entrada se localiza el yacimiento arqueológico y la sala de polícromos, ambos formando parte de una gran sala vestibular. A continuación, el desarrollo longitudinal de la cueva deja poco lugar para espacios amplios a excepción de la Gran Sala, la única que presenta magnitudes de cierta relevancia. Finaliza en una estrecha galería de difícil acceso, no obstante también contiene pinturas y grabados, como el resto de la cueva.

HISTORIA DE LA CUEVA

El hallazgo de la cueva de Altamira se debió a Modesto Cubillas, hacia 1868, quien se lo comunicó a Marcelino Sanz de Sautuola, que visitó a la cueva por primera vez en 1875. Tres años más tarde acudió a la Exposición Universal que se celebraba en Paris y allí conoció de primera mano algunos objetos prehistóricos encontrados en cuevas del sur de Francia, donde se excavaba desde hacía años en busca de los más remotos tiempos de la humanidad. Sautuola, que ya tenía una amplia formación en Ciencias Naturales y en Historia, regresó a España con una perspectiva renovada y decidido a emprender sus propios trabajos en las cuevas de Cantabria. Volvió a Altamira, acompañado por su hija, María, y será la niña la primera en ver las famosas pinturas polícromas.

En 1.880 publicó el hallazgo en el folleto Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la Provincia de Santander, atribuyendo las pinturas a la prehistoria, al periodo paleolítico. A pesar su lúcido análisis, sus contemporáneos, desde diferentes perspectivas intelectuales, evolucionistas, creacionistas o los incrédulos prehistoriadores del momento, fueron incapaces de asumir su planteamiento. Altamira se sumió en el olvido.

En 1902, el prehistoriador francés E. de Cartailhac publicó "Les cavernes ornées de dessins. La grotte d'Altamira, Espagne. Mea Culpa d'un sceptique", reconociendo su valor original. A partir de este momento, la cueva de Altamira adquirió reconocimiento universal, convirtiéndose en un icono, en el destino quienes querían conocer el origen del hombre.

Desde entonces, el número de visitantes no dejó de crecer año a año, hasta que se hizo imprescindible restringir el acceso y adoptar un estricto programa de Conservación de la cueva, su arte y su entorno. La creación del Museo de Altamira, dependiente del Ministerio de Cultura de España, y su inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial por la UNESCO confieren el marco de protección a este Bien de Interés Cultural de la Humanidad.

ARQUEOLOGÍA DE LA CUEVA

La cueva de Altamira contiene los restos de las actividades cotidianas de sus habitantes durante los milenios que la cueva estuvo ocupada. El yacimiento arqueológico está en el interior, en la zona cercana a la entrada actual, buena parte sepultado bajo una espesa colada estalagmítica o por los muros artificiales construidos en el s. XX. Recientes investigaciones han permitido localizar yacimiento arqueológico bajo el derrumbe que destruyó la entrada, actualmente en el exterior de la cueva.

Marcelino Sanz de Sautuola realizó en 1879 “rebuscas en el vestíbulo”, descubriendo abundantes objetos de sílex, hueso y asta, colorantes, restos de fauna y conchas que le sirvieron para fijar la edad paleolítica de las famosas pinturas polícromas.

El primero

que excavó en profundidad y extensión fue H. Alcalde del Río, Director de la Escuela de Artes y Oficios de Torrelavega, desde 1903. Describió dos niveles consecutivos, el inferior y más antiguo, de época Solutrense y el superior, más reciente, del Magdaleniense. Esta secuencia fue confirmada por los trabajos de Hugo Obermaier (1924 y 1925). J. González Echegaray y L. G. Freeman en su excavación de 1980/81 percibieron

una complejidad mayor del registro arqueológico, en la línea de lo que las recientes excavaciones han confirmado.El estudio de los cortes conservados en el vestíbulo y las dataciones por C14AMS permitieron, en 2006, redefinir la ocupación humana de la cueva y di

stinguir ocho niveles, desde el Magdaleniense medio hasta el Gravetiense, hace 2

2.000 años. Esta mayor antigüedad explica que una parte del arte rupestre de Altamira tenga características artísticas correspondientes a las fases antiguas del arte paleolítico.

Entre 2008 y 2010 se ha excavado en el yacimiento bajo el desplome, descubriendo un nivel del Magdaleniense inferior que proporcionó un objeto singular de arte mueble, un omóplato grabado con una cabeza de cierva. Además, esta intervención permitirá reconstruir la forma y dimensiones de la cueva con anterioridad al derrumbe.


ARTE DE ALTAMIRA

El arte es un patrimonio exclusivo de nuestra especie, Homo sapiens, portadora de capacidades neurobiológicas que hacen posible la creación simbólica.

El conocimiento actual permite asumir que el Arte de Altamira corresponde al mismo marco cronológico que el depósito arqueológico, entre 35.000 y 13.000 años.

La zona derecha del Techo de los Polícromos contiene las más antiguas representaciones: grandes caballos de color rojo, de entre 150 y 180 cm de longitud, una mano en positivo y dos en negativo, y varias series de puntos.

Otras figuras de color negro, dibujadas con carbón, han permitido su datación por Carbono 14 en el Magdaleniense inferior. A este momento corresponden los signos cuadrangulares, y “las máscaras” que son formas naturales de la pared a las que se han añadido ojos o boca, humanizándolas.

El ciervo es la especie más representada, la mayoría son figuras grabadas durante el Magdaleniense inferior, entre 14.800 y 14.400 antes del presente, contemporáneas de los polícromos.

Los 25 grandes polícromos son caballos, bisontes que miden entre 125 y 170 cm de longitud, y la cierva, de más de dos metros. Primero se grabó el contorno y se dibujó a línea negra con carbón; luego se rellenaron con pintura roja o amarillenta. En algunos bisontes se marcó con pintura negra el cambio de coloración de su vientre o se utilizó el lápiz de carbón para detallar el pelo o la joroba. Además, el grabado se utilizó en ojos, cuernos, pelo del cuello, etc.

La calificación de polícromos es inexacta ya que solo se utilizan dos pigmentos: el negro de carbón y óxido de hierro rojo o pardo, aplicados directamente o disueltos en agua. La impresión de policromía viene dada por la incorporación del color de la roca para que rojo y negro no choquen cromáticamente. También los bultos naturales del techo y las grietas se utilizaron para dar volumen o para dibujar el contorno de las figuras.

Acceso al Catálogo "Altamira, el primer arte"

CRONOLOGÍA

La investigación en la cueva de Altamira desde el año 2006 hasta la actualidad está ofreciendo resultados de gran interés para conocer la duración de su ocupación humana y la antigüedad de su Arte rupestre.

El yacimiento arqueológico que se conserva en el vestíbulo de la cueva se estructura en 8 niveles arqueológicos, los siguientes:

Los niveles más recientes (1-5) de la secuencia se corresponden con el periodo Magdaleniense, entre 14.000 y 15.600 años de antigüedad.

Los dos niveles solutrenses (6-7) se encuentran comprendidos entre 17.200 y 19.700 BP.

En la parte inferior de la estratigrafía se ha documentado la existencia de un nuevo nivel, el 8, correspondiente al final del Gravetiense. Este interesante hallazgo demuestra que Altamira fue lugar de asentamiento para los humanos de Paleolítico superior durante 4.000 años más de lo que se pensaba, alcanzando ahora los 22.000 años BP de antigüedad.

Estos resultados tienen importancia para el estudio del Arte rupestre ya que en este momento es posible conocer con mayor detalle las diferentes fases de realización así como su contexto cronológico y cultural.

En Altamira, el Arte del Magdaleniense es el mejor datado al haberse aplicado el C14 a algunas pinturas realizadas con carbón vegetal. La fase más reciente se corresponde con dos bisontes monócromos, pintados en negro, que se integraron en el conjunto de los policromos con posterioridad a estos en torno a 13.500 años antes del presente. Entre 14.400 y 14.800 años se grabaron un gran número de ciervas y ciervos y se pintaron los famosos bisontes polícromos. Otras pinturas negras del resto de la cueva, como una cierva y unos signos cuadrangulares, también pudieron datarse por C14 en 15.050 y 15.400 años antes del presente.

Quedaban sin datar las figuras más antiguas ya que están grabadas o bien pintadas con pigmento rojo, por lo que no pudieron ser datadas al carecer de materia orgánica en su composición. Su edad puede deducirse por otros criterios, como los estilísticos al compararlas con objetos de edad conocida, y también en relación a las ocupaciones humanas de la cueva. Por este motivo el hallazgo del nivel Gravetiense permitió contextualizar correctamente una fase del arte de Altamira caracterizada por grandes caballos pintados en rojo, manos y otras figuras que se habían situado en el Solutrense por referencia a la ocupación más antigua hasta entonces conocida del yacimiento pero cuyas características técnicas y estilísticas se correspondían sin duda con un momento anterior.

Actualmente es posible aplicar al Arte rupestre un método basado en las series del Uranio que ya se utilizaba desde hacía años en la datación de costras y formaciones calcáreas. La novedad radica en la reducción del tamaño de la muestra a solo algunos miligramos, lo que permite su extracción de zonas concrecionadas próximas al Arte. Los resultados para la cueva de Altamira son particularmente interesantes para un signo pintado en rojo del centro de la Sala de Polícromos y cuya fecha de 36.160 años antes del presente lo sitúa en el Auriñaciense, periodo que todavía no ha sido localizado en el yacimiento de ocupación.

CONSERVACIÓN

Los problemas de conservación de la cueva de Altamira comenzaron durante la Prehistoria. Los desprendimientos rocosos están en la génesis de su morfología y también de su paulatino colapso. El que se produjo hace 13.000 años destruyó y taponó la entrada, circunstancia que permitió que el ambiente interno mantuviera una alta estabilidad climática, muy favorable para la conservación del arte rupestre.

Esta situación cambió a partir del descubrimiento, por efecto del intercambio de aire con el exterior y las consiguientes oscilaciones de temperatura y humedad. Durante el siglo XX, la construcción de muros, caminos e instalaciones eléctricas y las visitas de cientos de miles de personas, contribuyeron a desestabilizar por completo los parámetros ambientales de la cueva, afectando a su arte rupestre.

El paisaje que rodea a la cueva de Altamira y las actividades que en él se desarrollen pueden afectar negativamente a la conservación del arte rupestre. Entre 1997 y 2001 se adoptaron medidas preventivas para controlar los riesgos potenciales derivados de usos nocivos del suelo y de la contaminación ambiental. Se adquirieron terrenos en el área de influencia de la cueva, se suprimieron caminos rurales, instalaciones ganaderas cercanas, se desvió la carretera y el acceso al Museo. Con ello se evitó el aporte de materias contaminantes al interior de la cueva por la acción de las aguas de infiltración o por la atmósfera.

Actualmente la cueva de Altamira se encuentra cerrada al público. En 2012 se ha puesto en marcha el Programa de Investigación para la Conservación Preventiva y Régimen de Acceso a la Cueva de Altamira impulsado por la Secretaría de Estado de Cultura del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (MECD), según lo acordado por el Patronato del Museo de Altamira. Participan especialistas del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), de las Subdirecciones Generales de Protección del Patrimonio y de los Museos Estatales del MECD, de las Universidades de Cantabria y del País Vasco, del Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT) del CSIC, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y del propio Museo de Altamira. El Programa contempla los siguientes Proyectos: Seguimiento ambiental, Control del biodeterioro, Conservación del soporte y policromía, Accesibilidad, Valor social y Conservación Preventiva.

El programa de investigación tiene como objetivo determinar el impacto que la presencia humana tiene sobre la conservación de las pinturas, con el fin de decidir si es compatible su adecuada conservación con un régimen de visita a la cueva y elaborar un plan de conservación preventiva.

Para saber más:

Bibliografía específica sobre la conservación de la cueva de Altamira

Comunicado oficial del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (14-06-2013)

Comunicado oficial del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (3-08-2012)

Comunicado oficial del Ministerio de Cultura (16-12-2010)

Comunicado oficial del Ministerio de Cultura (08-06-2010)

“La conservación del monumento” (SÁNCHEZ-MORAL, S.; CAÑAVERAS, J.C.; SOLER, V.; SAIZ, C.; BEDOYA, J.; LARIO, J. (2002): La Conservación del Monumento. En LASHERAS, J.A. (Ed.) Redescubrir Altamira. Madrid: Turner ediciones, p. 245-257.)

“L’art paléolithique à Altamira” (HERAS MARTÍN, C. ; LASHERAS, J. A. (2006) : L’art paléolithique à Altamira. Revue Monumental, Dossier Les Grottes Ornées, semestriel 2, p. 46-49.)

“The preservation of the Cave of Altamira (1880-2002) (HERAS MARTÍN, C.; LASHERAS, J.A.; SANCHEZ-MORAL, S.; BEDOYA, J.; CAÑAVERAS, J.C.; SOLER, V. (2004): The preservation of the cave of Altamira (1880-2002). Actes du XIVème Congrés UISPP, section 18.4: Conservation, restauration, protection de l'art paléolithique. Oxford : British Archaeological Reports, p. 21-31. BAR International Series, nº 1313.)

“Cueva de Altamira and the preservation of its Palaeolithic art” LASHERAS, J.A.; HERAS MARTIN, C. (2006): Cueva de Altamira and the conservation of its Palaeolithic art. Coalition: CSIC Thematic Network on cultural heritage, Electronic Newsletter, nº 12, p. 7-13. Madrid: CSIC.

ALTAMIRA, PATRIMONIO MUNDIAL

La Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en su 17a, reunión celebrada en París del 17 de octubre al 21 de noviembre de 1972 aprobó la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural. El objetivo de esta Convención es garantizar la protección internacional de aquellos bienes culturales y naturales de singular relevancia para cada estado, así como arbitrar medidas de cooperación y colaboración en materia de conservación.

La convención creó el Comité del Patrimonio Mundial con la misión de llevar al día y publicar la "Lista del patrimonio mundial", con los bienes del patrimonio cultural y del patrimonio natural, que poseen un valor universal excepcional siguiendo los criterios que haya establecido y "Lista del patrimonio mundial en peligro" con los bienes cuya protección exija grandes trabajos de conservación.

A petición del Gobierno de España, la cueva de Altamira fue incluida en la Lista del Patrimonio Mundial en 1985 por representar una realización artística única del genio humano y por aportar un testimonio excepcional de una civilización desaparecida.

En 2008 se añadieron a la declaración ya existente de Altamira y como extensión de la misma, otras 17 cuevas con arte rupestre del norte de España. El Bien aparece ahora inscrito en la Lista con la denominación La cueva de Altamira y el arte rupestre paleolítico del norte de España, que representan el apogeo del arte y una muestra excepcional de la creación humana.

La inclusión obliga a los Estados titulares de los bienes incluidos en la Lista a lograr la protección, conservación y revalorización del Patrimonio aplicando su legislación, sus posibilidades científicas, técnicas y culturales y una acción concertada de todos los servicios públicos.

Altamira en la página web de World Heritage Convention

Después de Altamira, todo es decadencia

El fiasco del anuncio publicitario, más que película, Altamira protagonizada por Antonio Banderas y promovida por el gobierno de Cantabria para atraer turismo a la región no debería despreciar unos hechos históricos que merece mayor difusión.Más allá de la importancia del tesoro artístico, que sin dudas es Altamira, la tragedia de su descubrimiento, y la enconada lucha de Marcelino Sanz de Sautuola (bisabuelo de Emilio Botin) para imponer unas teorías demasiado avanzadas para la época.

Cartel de la ANUC publicitario, más que película, protagonizada por Antonio BanderasEs una terrible pena que una nefasta visión fílmica convierta en fracaso comercial y de público un material con el que se debería rescatar la figura del investigador y descubridor de la cueva Patrimonio de la Humanidad. La denigración hacia la figura de Sautuola, fue sin dudas una de las causas que aceleró su muerte y forma parte de un despropósito de talla internacional, al verse implicados varios países."Mira Papá, bueyes!"Hacia 1870 el campesino, llamado Modesto Cubillas, encontró en la cima de una colina cercana al Puente San Miguel (Cantabria) una grieta por la que se accedía a una cueva. Precisamente en este pueblo vivía Marcelino Sanz de Sautuola (1831-1888), licenciado en Derecho, y apasionado de la ciencia y la historia, él confió Cubillas su descubrimiento. Sautuola visitó la cueva por primera vez en 1875 y casi al final, advirtió la existencia de unos dibujos negros, pero no les concedió mayor importancia.Fue tres años más tarde, después de acudir a la Exposición Universal de París, que se despertó en él el deseo de investigar seriamente la cueva. Volvió en compañía de su hija María y fue ella la primera de descubrir las impactantes figuras existentes en el techo de una cavidad, gritando: "Mira Papá, bueyes!". En realidad bisontes rojos, formando un mural de 20 metros de profundidad por 9 metros en la conocida como sala de Polícromos.

Bisonte rojo de la conocida como la sala de los policroma.

Tras el descubrimiento Sautuola publicó un librito, el verano de 1880 titulado"Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander", en el que mencionaba el hallazgo de colgantes de piedra, sílex tallado, huesos trabajados por manos humanas ... Y afirmó que aquella cueva había sido habitada por comunidades cazadoras prehistóricas, y que ellos fueron los autores de las impactantes pinturas. Sus afirmaciones no fueron bien acogidas por los evolucionistas, quienes no creían que el hombre prehistórico hubiera conseguido el desarrollo intelectual exigible para pintar aquellas figuras sorprendentes. Y mucho menos para "creacionistas" quienes lo consideraron un hereje. De estos destacó por su agresividad Ángel de los Ríos y Ríos, un historiador conservador y clerical. Con él, comenzaron las más duras hostilidades contra Sautuola y la autenticidad de las cuevas.

Mural de la gran sala de Altamira, publicado por M. Sanz de Sautuola en 1880.Exceptuando a Juan Vilanova y Piera, (catedrático de Paleontología de la Universidad de Madrid) quien desde un principio y hasta el final apoyó y defendió la tesis de Sautuola, su teoría y su persona fueron objeto de enconados ataques e incluso se propagó el bulo que aquellas pinturas eran una burda falsificación obra de un pintor mudo, llamado Paul Ratier, a quien Sautuola habría contratado. En 1881 el paleontólogo francés Édouard Harlé, comisionado por los sabios franceses emitió un informe contrario a la antigüedad de la cueva y concluyó que se trataba de pinturas modernas realizadas con ayuda de luz artificial, dado que no había Mascardi de humo procedente de antorchas, y que los pigmentos eran demasiado frescos. Lo curioso era que tampoco el clero creía posible que un hombre prehistórico fuera capaz de pintar aquello y se resolvió que las pinturas eran obra de legionarios romanos durante las Guerras Cántabras (29-19 a. De C.). Sautuola se encontró en "tierra de nadie" y entre dos contrincantes enfrentados en una lucha a muerte que no lo querían en su bando.

Sautuola se encontró en "tierra de nadie" y entre dos contrincantes enfrentados en una lucha a muerte que no lo querían en su bando.

Marcelino Sanz de Sautuola.Marcelino Sanz de Sautuola murió sin ver reconocida su hallazgo, con la certeza de que "los humanos Primitivos habian Sido creados por Dios con la Capacidad estética y la Habilidades necesaria para confeccionar obras como las que se hallaban en Altamira". Cuando se descubrir el arte parietal en cuevas francesas, las dudas desaparecieron y se presentaron las disculpas, Émile Cartailhac, uno de los más furibundos opositores en Altamira, reconoció su error en un artículo titulado "los cavernas Orne de dibujos. La grotte de Altamira, España. Mea culpa de un sceptique " Hoy se puede asegurar que la cueva fue utilizada durante varios periodos, sumando 22.000 años de ocupación, desde hace unos 35 600 hasta hace 13 000 años, todo ello dentro del Paleolítico. Tras la entrada principal de la cueva quedó inaccesible tras un derribo hasta el ya mencionado descubrimiento. Picasso al ver "la gran cierva" dijo que, "después de Altamira, todo es decadencia".

Hay quien afirma que, si tal descubrimiento hubiera tenido lugar en Francia, las cosas habrían sido muy diferentes. De cualquier forma viendo lo que pasó, al cabo de tantos años, no es difícil encontrar una explicación a la incomprensión a la que fue sometido este descubrimiento por gran parte de los estudiosos de aquella época. Es incluso posible (teniendo en cuenta la evolución del arte en los últimos años) que de haberlas descubierto actualmente la sorpresa y el desconcierto al contemplarlas fuese igual o mayor que en aquellos tiempos.

Son varios los artistas que al contemplar sus pinturas han dejado frases para la memoria. Por ejemplo Miquel Barceló: "Cuando visite miedo primera vez Altamira pienso, ha Sido como volver al origen, que es el sitio más fértil. Creer que el arte ha avanzado mucho desde Altamira a Cézanne es una pretensión occidental, vana ".Pablo Picasso en ver " la gran cierva " Express:" después de Altamira, todo es decadencia ".

La afluencia masiva de turistas, a la considerada la "Capilla Sixtina" del arte rupestre pusieron en peligro la supervivencia de las pinturas.

En 1924, Altamira fue declarada Monumento Arquitectónico Artístico y en 1985, pasó a ser Patrimonio de la Humanidad. En 2001 se cerró y se hizo una réplica, ya que la afluencia masiva de turistas, a la considerada la "Capilla Sixtina" del arte rupestre, pusieron en peligro la supervivencia de las pinturas. Aun así, las visitas al yacimiento sigue siendo muy nombrses, sobre todo durante el verano. Una noticia muy reciente (2016) informa de la elección del Museo Altamira y Santillana del Mar como sede del Centro de Arte Rupestre de la UNESCO , según informaciones del Gobierno de Cantabria y la Secretaría de Estado de Cultura.