Históricamente en las clases de lenguaje en los Estados Unidos, se puede referir a una otra lengua que alguien aprende como una “lengua extranjera” (foreign language), cuando la lengua viene de otro país. El término “segunda lengua” (second language) fue reservado para describir una lengua que se aprende en el país dónde se la habla: por ejemplo, los programas de inglés como segunda lengua (English as a Second Language) en las escuelas estadounidenses para estudiantes que no lo hablan. Recientemente, hay más conciencia sobre la connotación que puede tener el adjetivo “extranjera” (foreign).
Usar la palabra “extranjera” para describir otra lengua advierte la lengua como algo extraño o raro: completamente enajena una parte gigante de una otra cultura. Usar la palabra es un acto implícitamente racista, porque caracteriza las lenguas de otros grupos de gente u otros países como algo que no pertenece a los Estados Unidos y nuestra cultura. Debemos estar tratando de entender y apreciar lo diferente, no crear una separación entre otras culturas y la nuestra. Para denunciar este término y promover un punto de vista más progresivo hacia otras culturas y lenguas, un cambio de término ha desarrollado-- desde lengua extranjera a una lengua del mundo (world language). Por ejemplo, en Junio de 2014, el estado de Ohio cambió el nombre de su lista de estándares para aprendices de otras lenguas. El título original, Academic Content Standards: K-12 Foreign Language, cambió a Ohio’s Learning Standards for K-12 World Languages. Dice en el documento actualizado que cambiaron el nombre para mostrar que la institución valora y respeta a culturas y lenguas diversas. Siempre debemos tener en cuenta ese respeto y valor para que podamos vivir y aprender con mentes abiertas sin racismo ni prejuicio.