En los últimos años ha aumentado la presencia de la música en nuestras vidas y nuestra cotidianeidad. Los avances tecnológicos han generado una variedad de dispositivos que permiten expandir y globalizar los contenidos musicales, propiciando la interactuación de las experiencias musicales locales con otras más globales. Además, estos dispositivos han cambiado las maneras en que, como oyentes, consumimos música, siendo ahora mucho más ubicuas e inmediatas, abriendo también la puerta a la posibilidad de convertirnos en intérpretes y creadores, algo que hasta hace poco estaba restringido a aquellos que tenían cierta formación musical.

Por tanto, la experiencia musical de la infancia y la juventud se ha diversificado produciéndose una interacción de varias culturas musicales procedentes de diferentes contextos. Ante esta situación la escuela (y cuando hablamos de escuela nos referimos a cualquier institución educativa) necesita abrir sus puertas a otros imaginarios sonoros y no continuar considerando las experiencias musicales de dentro y fuera de la escuela como fenómenos separados. Folkestad (2006) apunta que estos procesos no debieran entenderse como dicotómicos sino como dos polos de un continuo, ya que las prácticas musicales son fluidas, dinámicas y contextuales. Por esta razón, como docentes tenemos la responsabilidad de prestar atención al rol que la cultura mediática juega en las vidas de la infancia y la juventud.

La propuesta que nos hace Jesús Palacios Palacios va encaminada a atender a esta necesidad, poniendo a dialogar diferentes culturas musicales desde la escucha de las músicas de las y los estudiantes. Se parte de aquellas músicas en las que son expertas y expertos para analizar los elementos sonoros, visuales y narrativos y, así, promover una escucha crítica. En el proceso de democratización de la escucha, la interpretación y la creación que proponen los medios de masas y las redes sociales, se hace más necesario que nunca generar espacios de reflexión compartida. Una aproximación crítica va a propiciar la libertad de elección de lo que se quiere consumir, así como la emancipación ante las modas, las tendencias y los mensajes que estas transmiten.

En el diálogo que mantuvimos sobre esta temática en el Laboratorio aparecieron algunas ideas que se recogen en la siguiente infografía.

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