El amor puede ser tu mayor miedo, pero sin él nada sería igual

Por Yolanda Alcalá González

14/02/2024

Mia- (Caminando por la calle, se acelera el sonido de los tacones en la neblina oscura de la noche). Tenía que haber cogido el abrigo, hoy hace mucho frío, aunque la estancia en la casa del señor Mariano ha sido muy acogedora.

Mariano- (Suena el sonido de un motor de un coche de marca BMW) ¡Mia, súbete al coche, yo te llevo!

Mia- (Arrodea sorprendida) Muchas gracias señor Mariano, pero puedo ir andando a mi casa, solo estoy a cinco manzanas de llegar.

Mariano- Súbete, no seas cabezona, que estamos a menos dos grados y son las dos de la mañana, vamos, yo te llevo.

Mia- (Rebufa de forma no muy femenina, de manera que se notan lo sonrojadas que estás sus mejillas) Está bien…

Mariano- Eso está mejor. Mia, tengo que hablar contigo sobre un tema personal.

Mia- ¿De qué? (frunce un poco el ceño).

Mariano- Desde el día que te conocí, desde el día que entraste por la puerta de mi oficina, supe que me enamoraría de ti. Aunque siempre lo intentaba negar, en el fondo sabía que mis sentimientos no se podían cambiar. Entraste en mi oficina con una sonrisa deslumbrante, un destello, una estrella que iluminaría hasta lo más oscuro del planeta. Por eso, esta noche de San Valentín quiero decirte que te quiero y que nunca te cambiaría por nada.

Mia- Yo…(Para de hablar interrumpida por Mariano).

Mariano- Si dices que tú no sientes lo mismo lo entenderé, no todo puede salir como uno quiere y sobre todo en estas cosas, perdona por interrumpirte pero es que…

Mia- Yo también te quiero, como tú dices, desde el día en que te vi supe que tú eras un gran hombre y mi instinto nunca se equivoca (dice, esta vez interrumpiendo ella).

Mariano- No puedo soportarlo más (se acerca a ella y le da un beso tan tierno como el pan recién hecho, acompañado de un abrazo) Esa manera de mover tus labios me vuelve loco, no podía aguantarlo más.

Mia- Yo tampoco (sonrojada, le devuelve el dulce beso).

Mariano- Vamos ya a tu casa (parece que se arrepiente de su acto).

Mia- No, rotundamente no, vamos a tu casa, necesito contarte varias cosas, yo no soy quien tú crees que soy (mirando hacia abajo).

Mariano- Me da igual si eres quien dices ser o no, sé que tu forma de ser es así y aunque seas una asesina, una ladrona o cualquier cosa, te aseguro que nunca te librarás de mi amor por ti.

Mia- No es tan fácil... (pasa la palma de la mano por su brazo).

Mariano- Me da igual, compréndelo. Y además tienes que saber que algunas veces soy muy cabezón con estas cosas…(suelta una dulce sonrisa)

Mia- Te comprendo pero... (dice sin soltar ni una pequeña sonrisa por el comentario de Mariano).

Mariano- Pero nada. Cállate y bésame de una vez, mujer. Me tienes loco.

Mia- ¡He dicho que no! (suspira). (Con cara triste) Sé que esto te duele pero...

Mariano- ¡Entonces si tanto te molesta lo que es dímelo!

Mia- ¡Simplemente no quiero que me hagan daño! Yo sé que el amor es lo más bonito del mundo, porque ya lo he experimentado, pero he tenido varias experiencias que me han marcado para el resto de mi vida y…  No puedo contártelo, los siento mu…

Mariano- ¡Dímelo ya mujer! ¡Sino me lo dices me obligarás a obligarte a decírmelo! ¡Y ninguno de los dos queremos eso, ¿verdad?!

Mia- Yo tenía dieciséis años y tenía novio, pero hubo un terrible accidente y…

Mariano- ¡Pero ya somos adultos y ambos gastaremos cuidado! La vida está para vivirla,¿no?

Mia- Pues es verdad (dice lanzándose hacia él).