Esta es la imagen que he escogido como representación de mis vivencias.
Es una situación difícil para todos, que nos a tocado vivir separados y solos desde nuestras casas.
Yo lo veo como un mundo ajeno a mí que se desarrolla en paralelo al monótono día a día.
Puede que sea diferente del de antes del confinamiento, pero adaptarme a esta nueva rutina no me ha costado gran cosa.
Me identifico con la imagen porque observó lo que pasa fuera de estás cuatro paredes a través de los medios y los ojos de otros. Puede que me estén engañando o puede que no, pero es la única conexión que me queda con mi anterior ambiente.
Lo estamos viviendo con preocupación, con tristeza por ver morir a nuestros mayores, y con impotencia de no poder ayudar activamente, ya que la mejor manera de ayudar ha sido quedarse en casa.
Esta situación, unida al desconocimiento de la enfermedad ha resquebrajado cualquier sensación de confianza que pudiéramos tener en nuestra vida, y una vez más, la fe en Dios sale al rescate de nuestro desazón como personas.
Saber que alguien cuida de nosotros, tener el convencimiento que todo saldrá bien si aplicamos en nosotros mismos lo que tantas veces escuchamos, como solidaridad, amor, y esperanza, hace mucho más llevadero este problema.
¿Cómo se viviría esta situación sin un apoyo? ¿Cómo podríamos levantarnos cada mañana sin el convencimiento de que todo se va a arreglar? Aunque a veces nos sintamos hundidos o que esto será irreversible, debemos de tener fe. Y ser conscientes que hay que arropar a los que han perdido a sus seres queridos. Tenemos que pensar en los demás, y más ahora que mucha gente está necesitada de ayuda. Esta situación nos ha puesto a prueba a todos y cada uno como seres humanos.
Para mí, estar en cuarentena es similar a estar en una cueva, sin ver a personas que quieres, sin hacer las actividades que harías día a día, como una desconexión total del mundo exterior.
En mi caso, utilizo esa desconexión para reflexionar sobre las cosas que hago y para mejorar o adquirir hábitos beneficiosos para mí, por ejemplo, ser más responsable con las tareas del colegio y hacerlas todas a tiempo, o no estar todo el día pendiente de un dispositivo electrónico que, más que controlarlo, te controla a ti.
Así que pienso que si se sabe utilizar bien este confinamiento, puede ser muy bueno para mucha gente, y si hay personas que se desesperan por estar encerrados en ésta cueva, deberían reflexionar sobre la situación, para así darse cuenta, de que cuando estamos ahí fuera, no prestamos atención a lo que nuestro mundo nos ofrece, porque pensamos que siempre estará ahí para nosotros, pero es cuando nos lo arrebatan cuando por fin nos damos cuenta de todo lo que nos perdemos por no prestar la suficiente atención, porque como dice el dicho: “Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”.
Este confinamiento lo estoy viviendo de muchas formas que varían cada día. Muchos sentimientos, diversas actividades, pero sobretodo; muchas veces tengo ira debido a distintos problemas de mi vida. Aunque ya la sentía antes de la cuarentena, ahora es más fuerte.
Por otra parte, para mi este tiempo es sinónimo de REFLEXIÓN, donde me paro a pensar en mi vida antes del coronavirus: mis problemas, mi vida en general y cómo puedo solucionar las cosas de cara al futuro.
Por supuesto no solo reflexiono sobre mi vida personal, sino que también de la pandemia. Dos sentimientos que tengo mucho respecto a este suceso son incertidumbre y tristeza. Incertidumbre por lo que va a pasar a lo largo de semanas, meses e incluso en el próximo año. Tristeza por la pérdida de familiares y personas de este mundo, y por las lágrimas de sus seres más queridos.
Por último, quería decir que también reflexiono sobre lo afortunada que soy por tener salud y la vida que tengo. Sí que muchas veces estoy desolada, porque quizás no esté pasando por los mejores momentos o no esté satisfecha con mi día a día, pero ahora me doy cuenta de lo que verdaderamente es importante, ciertamente sin dejar de darle importancia a lo demás.
He escogido esta imagen porque durante este tiempo de confinamiento echo mucho de menos sentirme libre en todos los sentidos…
La rutina no me hacía valorar todo lo que tenía y lo acababa viendo como algo normal.
He tenido tiempo para reflexionar de la importancia de las pequeñas cosas y lo importante que es disfrutarlas y aprovecharlas al máximo.
Las oportunidades son únicas.
Ahora he podido marcarme unos objetivos y soy consciente de la situación.
Este cuadro pintado por Edvard Munch se llama El grito. He escogido esta imagen porque el sentimiento que tengo ahora podría resumirlo en desesperación. Tengo la sensación de que hay mucha gente egoísta porque no está pensando que sus acciones no solo perjudican a ellos mismos, sino a todos. A veces siento como si yo fuera la única persona que está siguiendo las normas, aunque sé que hay mucha gente responsable. También siento miedo en parte porque hemos hecho muchos esfuerzos como para ir ahora hacia atrás. Aún no he tenido la oportunidad de ver a personas desde hace meses y tengo miedo de no poder hacerlo antes de que todo empeore.
Solo espero que las personas que no están siendo conscientes comiencen a estarlo. Si no lo hacen por ellos mismos por lo menos que piensen en sus mayores.
En estos días, no llega a dos meses, la vida nos ha cambiado de una manera brutal como consecuencia de la pandemia del Covid-19
Es imposible sentirse tranquilo en este momento, sobre todo por la incertidumbre que tendrá en nuestro futuro.
Es doloroso saber que muchas personas aún están muriendo, pierden su trabajo o no tienen recursos para comer y que en muchos casos no podemos evitarlo.
Creo que es imprescindible tener esperanza por eso he escogido esta foto, me ha llamado mucho la atención. Tenemos que tener la convicción de que saldremos de esta situación y lo haremos juntos. Este es el mensaje de esta imagen. Nuestra esperanza debe apoyarse en Dios, porque él está en cada pequeño gesto de solidaridad hacia los demás o en que nos quedemos en casa cuando corresponde para no expandir el virus para poder ayudar a la gente que es más vulnerable. Sabemos que Dios nunca nos abandonar y esta pandemia es un momento perfecto para creer en Dios y salir juntos de esta situación.
Yo he escogido esta foto ya que la saqué el otro día cuando salí a correr y me recuerda que ya parece que se ve el final de la pandemia, en la foto se ve como la luz que se ve al final del túnel, después de estar 2 meses sin poder salir de casa.