2ª Semana:"Aceptando"

Alba

Voy a responder a la pregunta: ¿Cuáles han sido los regalos y bendiciones de esta situación?

La tragedia que responde al nombre de COVID-19 comenzó en China hace unos meses, nos está perjudicando a todos gravemente en la rutina, en las relaciones, en nuestro trabajo, etc. Obviamente hay hechos como el del trabajo que en mayoría no se puedan solucionar de un día para otro, pero hay otros espacios más abstractos, como el de las relaciones o sentimientos personales, que se pueden mejorar y reforzar.

Hay que tener en cuenta que nuestro cerebro cuando pasa algo malo, entra en pánico y tiende a pensar en lo más negativo que puede llegar a suceder. Con esto quiero decir que en este tiempo de no salir de casa podemos cambiar ese mecanismo. Cuando tenemos un pensamiento malo lo tenemos que dejar pasar, hasta media hora después, cuando lo retomamos y lo intentamos convertir en un pensamiento bueno y positivo, el mecanismo del que he hablado al principio cambia y vemos las cosas desde otra perspectiva. Todo esto pasa porque nuestro cerebro nos acaba haciendo caso.


Después de esta larga introducción he de decir que me he dado cuenta de que no todo es lo que parece, y eso para mi eso es un beneficio, estar en casa, tener y tiempo para pensar en mis cosas, pero a la vez, darme cuenta de que el tiempo se nos está echando encima.

Lo más positivo que puedo decir de esta situación es, que estoy viviendo una aventura, en la que me estoy conociendo de verdad y estoy conociendo a mi familia más a fondo, nos ayudamos unos a otros y aprendemos a convivir como no lo habíamos hecho antes. Estoy aprendiendo que salir a la calle y quedarme hasta tarde no es lo más divertido de ser adolescente, sino que hay cosas más importantes como aprender a cuidar a mis abuelas sin poder verlas, enseñarle a mi hermana pequeña que de todo lo malo se saca algo bueno, transmitirle a mis padres que aunque sea difícil, todos vamos a colaborar y a salir de esta situación.

Hacer esta redacción me ha hecho pensar en las cosas que tengo y tengo que valorar más.

Ariadna

¿Qué debería aprender nuestra sociedad de esta crisis que nos ha afectado a nivel mundial?

Nuestra sociedad, es una sociedad individualista, me explico, somos personas que pensamos más en nosotros mismos y en nuestra comodidad que en el bien común.

En este periodo de confinamiento, pienso que debemos aprender que todos nuestros actos tienen consecuencias, que si yo hoy no cuido de mi ambiente, quizás el día de mañana surja otra pandemia, que con el simple hecho de tirar un papel al suelo (que parece insignificante) llenamos nuestra ciudad/país/planeta de basura. Es triste ver cómo gracias a que los humanos estamos en casa, la capa de ozono se está regenerando.

Otra cosa que me parece muy importante que tendríamos que aprender, es a pensar por nosotros mismos, ahora tenemos mucho más tiempo para poder informarnos, de buscar más de una opinión y poder formar nuestro propio pensamiento. Debemos aprender a vivir en el presente, esto nos ayuda a todos a saber lo que es realmente importante en nuestras vidas y a cuidarlo.

Por último, algo que me parece de vital importancia, es aprender que todas aquellas asignaturas que consideramos de menor importancia, como plástica, música,deporte e incluso, la filosofía, es lo que nos está ``salvando´´ del aburrimiento, es lo que nos está ayudando a que este confinamiento sea más llevadero. Gracias a la pintura podemos expresar todo lo que sentimos, la música es un salvoconducto de nuestras emociones, la filosofía es lo que nos ayuda a preguntarnos y cuestionarnos lo que estamos viviendo y el deporte es una manera de estar activos.

Quiero pensar que si aprendemos a cuidarnos más entre nosotros, a dar importancia a elementos del aprendizaje y a informarnos y conseguir una opinión propia nuestra sociedad podrá avanzar.

Dani

Esta pandemia ha venido a demostrarnos que el ser humano es frágil, y que en cierto modo, nuestra grandeza puede ser nuestra mayor debilidad. Podemos estar agradecidos de vivir en estos tiempos y poder contar con avances científicos y sanitarios que atenúen el impacto de este virus, pero no solo esto es clave para parar al COVID19, sino que también se necesita de la colaboración de todo el mundo, porque protegiéndote a ti proteges a los demás.

Las situaciones extremas como esta, consiguen algo muy curioso, y es que acentúa la personalidad de cada uno. Por lo general, la gente buena demuestra todo lo que vale y, después hay gente con la que pasa todo lo contrario. Esto también se puede aplicar al gobierno. Sin meterme en colores, estos días permitirán que veamos cómo aquellos que se encargan de dirigir el país afrontan esta gran y microscópica adversidad. Por eso es importante ahora mantenernos unidos y ser responsables por el bien de todos, y ya pediremos cuentas en otro momento.

En cuanto a estos tiempos de confinamiento, considero que lo más importante es crearse una rutina. Una rutina es fundamental, porque permite el orden en tu vida y en tu propia persona. Me gustaría hablar de estas rutinas y cómo cada uno las establece. Por un lado estamos aquellos que seguimos estudiando y aquellos que continúan trabajando. Para nosotros es fácil tener una rutina, la cual nos permite seguir nuestras labores en un contexto diferente. Éste permite ver cómo es el teletrabajo, si es viable, etc… En el caso del estudiante, no es tan fácil seguir el horario al pie de la letra, o al menos para algunos. Esto puede deberse a que cuando se imparten clases de manera presencial, estás en un lugar donde se dan las condiciones para que sólo se haga esto. Pero unas clases telemáticas implica que tendrás que manejar también las cosas de casa, como los horarios que tiene el resto de la casa, hermanos, tareas del hogar, y más cosas que hacen que no puedas centrarte en las clases al 100%. Por eso hay que aumentar la organización y el esfuerzo. Y a su vez también se agradece la flexibilidad que tienen por parte del colegio. ¿Y qué pasa con aquellos que dejan de trabajar o tienen que modificar una vida que implica hacer cosas fuera de casa? En estos casos es cuando más importante es organizarse y establecer una rutina que ayuden a darle utilidad al tiempo que pasa, que como muy bien sabemos, no es ilimitado. Es muy fácil llegar al aburrimiento o al “no sé qué hacer”. Este es el mejor momento para acabar con estos tópicos que acompaña a mucha gente en diferentes momentos de su vida y aprender la infinidad de cosas que ofrece este mundo para frenar el aburrimiento. ¿Y si las cosas que hacía en mi tiempo libre implicaban salir a la calle? Pues también es un momento genial para saber adaptarte a la circunstancias, y saber ampliar nuestro campo de visión en lo que a cosas que hacer se refiere. También es tiempo de reflexión para todo el mundo. Para aquellos que deben afrontar momentos duros en el trabajo por lo que esta crisis ha ocasionado, para todos aquellos que nunca tienen tiempo de aprender un idioma o terminar esa tarea pendiente, para aquellos que tienen un conflicto con una persona o con ellos mismos… En definitiva, estaría genial parar y pensar, desde un pequeño momento para respirar hasta la más profunda catarsis.

Como mensaje final, recordar que el sufrimiento te fortalece, la experiencia te hace crecer, y pasar esta situación, poder con otros ojos el mundo ver.

Hugo G.

¿Cómo han impactado estos cambios en tu rutina diaria?

Comencé el confinamiento dos días antes que la mayoría de personas debido a que enfermé de lo que en aquel momento pensaba que era gripe y que no tardé mucho en relacionar con el coronavirus debido, no solo al dolor muscular, la tos y la alta fiebre (algo muy raro en mi, pues nunca antes había tenido fiebre) sino también a que mi padre, que había padecido los mismos síntomas, trabaja en el hospital donde se detectó el primer caso de COVID-19 en Valencia. Me mantuve cuatro días aislado en mi dormitorio hasta que pude volver a hacer vida común con mi familia. Desde entonces comencé una tediosa y repetitiva rutina a la que, por desgracia, ya me he acostumbrado.

A las nueve suena el despertador y comienzo una batalla contra mi mismo para salir de la cama, que muchas veces termina en derrota, lo que prolonga el sueño hasta las diez y media. Cuando consigo escapar de las sábanas me envuelvo en la bata, que últimamente se ha convertido en mi más fiel compañera diaria, y tras asearme bajo a prepararme el desayuno. He estado explorando nuevas formas de engordar que van desde los bocadillos de bacon y queso hasta las tortitas con sirope, y cuando consigo digerir toda esa comida me dirijo a un sitio con una buena proporción tranquilidad-wifi y desplegar la pantalla de mi ordenador en busca de alguna tarea nueva, si es que no tengo una pendiente ya. Paso casi toda la mañana haciendo deberes hasta que llega la hora de comer, momento en el que comparto mis pensamientos con mis hermanas y mi padrastro en ausencia de mi madre, que suele llegar de trabajar a las tres del medio día. Hasta las cinco descanso, ya sea viendo la televisión o tomando el aire en el jardín, y cuando el reloj marca las 17:00 vuelvo a ponerme a trabajar, tiempo que dedico a hacer las tareas pendientes de días anteriores. A las siete y media doy por finalizado el trabajo diario y me grabo haciendo deporte para la asignatura de educación física hasta que a las ocho salgo al balcón a aplaudir. De ocho a nueve me ducho y más tarde ceno con toda mi familia con la que suelo hablar de la situación de la pandemia, ya que aunque yo no lo quiera, monopoliza todas las conversaciones. Cuando terminamos de cenar, lo que normalmente se coordina con el final del telediario, vemos una película y tras esta nos vamos a dormir. Y cuando estoy solo en mi cama, en total oscuridad comienzo a darle vueltas a muchos y diferentes pensamientos, entre ellos, hubo uno que me resulta curioso y que también me hizo ver lo incrédula que es la mentalidad del ser humano. Un día de clase, de los primeros del 2020, la profesora de historia llegó al aula y nos dió una charla sobre los bulos que estaban surgiendo sobre el coronavirus, y entonces alguien puso de ejemplo ‘’Coronavirus en Torrevieja’’ y todos los alumnos se rieron. No cuento esta anécdota por el bulo, sino por que la gente reía pensando que eso era algo imposible y tan solo dos meses después ya estábamos todos en cuarentena, yo mismo tenía el coronavirus como algo extraño y lejano y probablemente hasta lo pasé. Con esto solamente quiero decir que puede que este sea un causante de muchos de los problemas de la sociedad actual; la incredulidad, el pensar que a nosotros no nos va a pasar es lo que nos lleva a relajarnos y a no tomar suficientes medidas de precaución.

Mireia

En esta primera redacción voy a hablar sobre el cambio tan brutal de vida que nos ha supuesto la pandemia del COVID-19. El coronavirus o COVID-19 inició su propagación en China en diciembre de 2019. Lo sentíamos muy lejos y pensábamos que nunca íbamos a vivir en nuestro país las imágenes que nos enseñaban en la televisión del país asiático. Llegó primero a Italia y aún nos parecía lejano. Nadie nos preparó para lo que íbamos a vivir en las siguientes semanas.

El 12 de marzo el gobierno avisó que cerraba todos los colegios, institutos y universidades de España. El 13 de marzo, a la vuelta del colegio, entré en casa y no he vuelto a salir desde entonces. Solo tengo una idea de lo que ocurre fuera por imágenes que me llegan al móvil, televisión y por lo que me cuentan mis padres, ya que ambos siguen trabajando.

Los primeros días de confinamiento, me sentía ahogada por la sensación de estar prisionera en mi propia casa. Se me ocurrían mil planes que no podía hacer. Se me hacía duro no poder quedar con mis amigos y empecé a darme cuenta que pequeñas cosas de mi día a día ya no las iba a poder hacer. Al principio estaba enfadada pero fui tomando conciencia de lo importante que era que cada uno de nosotros estuviéramos en casa para evitar el contagio masivo y la saturación de los hospitales por culpa de una enfermedad desconocida hasta ahora, grave en muchos casos y sin cura.

El mismo cambio de actitud que yo sentí, creo que lo sintieron la gran mayoría de españoles. De repente, sentimos que cada uno de nosotros éramos importantes para detener los contagios. Me ha llamado mucho la atención la solidaridad de la gente, como que todo el país lucha por lo mismo y como que cada uno aporta aquello que sabe hacer para ayudar a los demás. Hay muchas actividades en las redes sociales: canciones, clases de deporte, bailes, tutoriales de cocina… y, casi desde el principio, disfruto con el aplauso a las 8 de la tarde para dar las gracias a toda la gente que ayuda a que salgamos de esta situación.

Después de tres semanas de confinamiento, me he acostumbrado a esta nueva vida. A comunicarme con mis amigos por mensajes o llamadas, a dar clases por videoconferencias, a hacer deporte en casa. Tengo la esperanza de que esto no dure mucho más porque a veces pienso que volverá a haber momentos en los que me sienta mal tan encerrada. Lo más positivo de todo lo que he vivido es la solidaridad y la empatía de la gente.

Carmen

2 de abril

Esta semana es la tercera que estamos en casa aislados por confinamiento debido a la pandemia del COVID-19. Hoy me gustaría centrarme en cómo lo viví desde el primer día que supe de la existencia de este virus. Como todos sabemos, esta pandemia comenzó en China, en ese momento nunca nos habríamos imaginado que podría llegar a ocurrir en España, lo veíamos algo muy lejano o incluso imposible.

Llegamos a incluso tomárnoslo con sentido del humor hasta que poco a poco se fue acercando esta pandemia a países cercanos como Italia. Finalmente el día 31 de enero se detectó el primer caso de COVID-19 en España, ahí comenzó el pánico.

Todos los españoles empezaron a vaciar los supermercados sin respetarse ni pensando en el bien común. Una semana más tarde, anularon las clases y nos obligaron a quedarnos en casa. Ahora sólo puedes salir a la calle para comprar comida o pasear a tu mascota.

Con el fin de que todos nos quedemos en casa, hasta los cantantes han realizado conciertos en directo como entretenimiento y para recaudar dinero para la sanidad. Sin embargo, la gente sigue sin hacer caso a las normas, aun viendo en las noticias que han fallecido 10.000 personas en total y hay más de 110.000 contagiados.

En mi caso, una estudiante de 4º de secundaria, el confinamiento ha hecho que tenga que dar clase desde mi casa. Esto está suponiendo un gran esfuerzo porque tenemos que tener más responsabilidad y organización que nunca ya que no sabemos cuándo nos tocará volver a clase, si es que llegamos a volver, y realizar los exámenes.

También, desde mi experiencia personal, el confinamiento ha provocado que valore más todo lo que tengo. Al no poder ver a gente a la que quiero como mis abuelos o amigos, me he dado cuenta de lo importante que es aprovechar el tiempo que estoy con ellos.

Minerva

Bueno debido a esta pandemia un día normal en mi vida es muy diferente a como lo era antes, hay muchos desafíos que afrontó dia a dia que antes para mi no eran desafíos, cosas que para mi eran normales ya no deben serlo debido pues a la situación actual.Una de esas grandes dificultades que ahora son frecuentes en mi dia a dia es el no poder ver a ningún familiar y sobre todo a mis abuelos, es difícil para mi ellos son una parte muy importante de mi vida, y se me hace un mundo no poder acercarme, darles un abrazos, darles un beso o pasar tiempo con ellos ya que soy una persona bastante familiar y yo no puedo vivir sin ver a mi familia y sin pasar tiempo con ella ,es muy duro tener un hábito de saber que podrás ver a tu familia todos lo fines de semana y a tus abuelos cuando quieras porque viven al lado tuyo y que ahora te lo quiten y que ni te puedes acercar a ellos porque sin tu quererlo puedes hacer daño a tus seres queridos, es frustrante que pasen días y algunos muy importantes para ti y no poder pasarlos con ellos ni acercarte es frustrante por muy necesario que sea la distancia esta misma puede dolerle a ti y a los demás es duro ,y si, es uno de mis grandes desafíos que me cuesta pero que lo hago por un bien común para no dañar a esas personas que sin ellas no puede ser nada lo mismo.Y luego, otro de mis grandes desafío,s es que no soy de salir mucho de casa, en general soy muy casera y prefiero estar en casa con mi madre, pero tengo una sensación de obligación de estar en casa que no me gusta, ya que aunque no me gusta salir mucho, si que me gusta a veces, dar unos paseos con mi madre o con mis animales, y me es imposible, ya que únicamente salgo para la justo sacar a los perros y volver a casa, no es que me agobie , es que cuando te impiden hacer algo es muy difícil no querer hacerlo, simplemente es esa sensación no es que me sea muy difícil si no que es embargadora y apetece saltarte todo y hacer lo que el cuerpo te pide, pero al final la parte sensata de ti sale y sabes contenerte por un bien común.Y por último, uno de los desafíos más grandes para mí, es seguir mi vida y mis obligaciones desde casa, me es difícil coordinar todo, ya que se me cambian mis métodos mis rutinas. Soy una persona que cuando tiene un rutina no le cuesta cambiarla le cuesta adaptarse a los cambios, ya que es como que mi mente lo ve así y no es capaz de asimilar un cambio de un dia a otro, simplemente necesito tiempo para pensar las cosas y verlas, analizarlas para ser capaz de actuar como mejor crea que sea en cada ocasión y situación y al final lo pueda controlar todo, pero el cambio pues fue un tanto radical, pero supe llevarlo bien al final, aunque lo controle aún a veces tengo la sensación de desbordarme, pero bueno al final todo es saber llevarlo, al igual que a mi me esta costando, yo soy consciente de que no soy la única persona que estos cambios le están afectando, al final lo mejor es saber adaptarse y entender la situación por que por mucho que me cuesta siempre tengo una voz interna que hace que me calme y vea todo con más perspectiva, no se quizas sea mi manera de mantener mi control interno y saber cómo actuar, y creo que esto me hace saber con certeza que me ayuda y que no, lo mejor es pensar que todo esto llegará un momento en el que pasará y que todo volverá a la normalidad, por que si no pensamos así ¿Qué nos queda? ¿Ahogarnos en nuestra propia miseria? personalmente no creo que sea la actitud más acertada que reflejar hacia los demás en estos momentos.Hay que mirar al tiempo con buena cara, porque por mucho que haya cosas que me afecten y sean desafíos en mi día a día, se que si consigo afrontar esta situación, podría hacer que las personas cercanas a mi vean que se afrontar estas situaciones por muy difíciles que sean, animandolos a ellos a hacer lo mismo, viniendo así pues tiempos mejores, en los que disfrutaré y celebraré lo que no he podido hacer, debido a esta situación. Se podría decir que mi conclusión es que a pesar de todo, hay que verlo con buena cara, por que todo pasa y queramos o no, tenemos que focalizarnos en lo positivo, sino ¿Qué nos queda?

Nicolás B. 4ª ESO

Nunca pensé que pasaría esto.

Coronavirus, coronavirus, coronavirus… y más coronavirus. Esa palabra que está en todas las conversaciones de hoy en día. Eso que ha revolucionado el mundo y ha paralizado a más de 100 países. Eso que ha hecho que los niños ya no vayamos a la escuela y nuestros profesores hayan reorganizado la educación para que no paremos de aprender. Una vez haber explicado la situación actual os explicaré cómo ha afectado esto en mi rutina diaria. Lo primero que quiero comentar y en lo que más se nota es el estar encerrado en casa, el no poder ir al colegio, el no poder salir con mis amigos, no poder irme de comida con mi famili… Esos pequeños detalles que nunca pensé que los echaría en falta, nunca pensé que echaría de menos ir al colegio, pero sobretodo Aunque estemos en casa eso de “ir al colegio” se sigue manteniendo. Me levanto a las 7.30 de la mañana, igual que cuando voy al colegio, y me pongo a cada hora delante de la pantalla a ver que nos han colgado los profesores, pero aún así, esto no es lo mismo. Esto ha cambiado mucho nuestras vidas, y espero que esto acabe pronto, que pueda realizar esos pequeños detalles que antes comentaba, pero que sobretodo las autoridades sanitarias consiga paralizar y controlar este virus.

Laura O. 4º ESO

La crisis del coronavirus ha puesto en marcha una serie de medidas para tratar de evitar la propagación de la enfermedad. Estas medidas han producido cambios extremadamente radicales en mi rutina diaria y en la del resto de españoles ya que está completamente prohibido salir de casa a no ser que tengamos que realizar recados de primera necesidad, como ir al supermercado como mucho una vez a la semana, ir a la farmacia para adquirir los medicamentos necesarios o acudir al banco en caso de que necesitemos llevar a cabo una gestión urgente.

Debemos cumplir a rajatabla la normativa impuesta por el gobierno ya que ha sido establecida por el bien común de todos nosotros y para evitar que la enfermedad se extienda más de lo que ya lo ha hecho hasta el momento. Es cierto que para los más jóvenes, acostumbrados a ir al instituto, realizar actividades extraescolares, quedar con amigos, salir de fiesta… está siendo realmente complicado mantener la calma ante esta situación.

No se trata únicamente del hecho de dejar atrás la rutina a la que llevamos años acostumbrados, se trata también de la incertidumbre que puede llegar a causarnos esta situación en diferentes ámbitos. Desconocemos lo que va a suceder con nuestro curso. No tenemos ni la menor idea de cómo nos van a evaluar de aquí a Junio y muchas personas se están jugando el último curso de secundaria y el pasar o no a bachiller.

Al margen de la incertidumbre que está generando la pandemia y centrándome más concretamente en el trabajo diario en horario escolar he de decir que los estudiantes de la mayoría de colegios españoles no estamos acostumbrados a trabajar online con tanta frecuencia. A día de hoy estamos realizando las clases siguiendo el mismo horario que seguíamos en el colegio. En cambio, las clases no se imparten igual y la cantidad de tarea en ocasiones varía mucho en comparación con la que se mandaba cuando íbamos al colegio.

Candela G- R. 4º ESO

Durante estas últimas semanas, nuestra población se ha visto afectada por un nuevo virus que ya ha causado numerosas muertes en todo el mundo, el COVID-19. Esto nos ha puesto en estado de alarma y ahora nos encontramos todos confinados en nuestras casas hasta por lo menos el 26 de abril, aunque para ser sincera, yo pienso que se alargará aún más debido a las escalofriantes cifras de contagiados y muertos registradas diariamente.

Este confinamiento o más bien cuarentena a la que estamos sometidos, no a todos nos está afectando de la misma manera. En mi caso, a pesar de sacar a pasear a mi perro cada día, me encuentro bastante más nerviosa que al principio porque solo son 15 minutos diarios ya que hago turnos con mi hermana para pasearlo y últimamente se me está haciendo más difícil esta nueva rutina, es muy duro estar en casa encerrados durante todo o casi todo el día. De todas formas, me considero muy afortunada por poder disfrutar de esos pocos minutos que otras personas no tienen, aunque no salga a la calle todo el tiempo que me gustaría, ya es más del que muchas personas tienen y la diferencia será poca pero de una forma u otra ayuda el poder salir a relajarse y pasear un rato al día.

La primera semana y media no me resultó tan complicado, pero he llegado a un punto en el que se podría decir que me estoy volviendo completamente loca, echo mucho de menos tantas cosas que antes no valoraba como salir semanalmente a la calle con mis amigas y hacer algo divertido, ver a mis compañeros de clase, visitar a ciertos familiares con los que no comparto vivienda, hacer planes con mi hoguera…¡hasta echo de menos el colegio!, y eso es algo que nunca pensé que diría. Yo creo que esto que esto nos va a servir a todos para darnos cuenta de que hay que saber aprovechar bien las cosas y a las personas al máximo porque un día de repente ya no volverás a verlas, y eso es así, la vida es así.

Y a día de hoy solo puedo esperar que esto mejore y volvamos cuanto antes a la normalidad, pero lo primero es nuestra salud y si se ha decidido que no es seguro salir de casa lo mejor es hacer caso para que todo esto pase lo antes posible.