Evaluación del aprendizaje
El estudiante maestro selecciona, desarrolla, adapta, integra y utiliza técnicas e instrumentos para recoger información válida del aprendizaje de cada estudiante y analiza, interpreta comunica y usa la información recopilada de forma ética al evaluar y tomar decisiones justas respecto al aprendizaje y desarrollo continuo de cada estudiante y, para calificar el aprendizaje, así como para reflexionar sobre supráctica educativa y cómo mejorar la misma.
Para ver las evidencias favor de acceder a la sección de Carpeta profesional: Competencia 8
Mi evidencia para la competencia de Evaluación del aprendizaje es una prueba que desarrollé como requisito para mi clase EDPE 4128: “Metodología para enseñar matemáticas en secundaria”.Realicé este trabajo junto con mi compañera Yonarys Torres y fue enviado el 11 de diciembre de 2020 al profesor Luis López Rivera. El tema del examen es Conjuntos. Incluye definiciones, operaciones con conjuntos y el uso de diagramas de Venn para resolver problemas de la vida cotidiana. En adición, incluyo la clave del examen y la guía para brindarlo de manera virtual. En esta, se indican los objetivos cubiertos, el nivel de Norman Web del examen, las instrucciones para brindar la prueba y los acomodos razonables para estudiantes con problemas de aprendizaje.
Con este trabajo demuestro mi aptitud para diseñar instrumentos de evaluación con los cuales podré medir el aprendizaje del alumno. Esto me permitirá conocer en qué áreas los educandos tuvieron dificultad y reforzar la enseñanza de algún tema, si es necesario. De igual manera, la estrategia utilizada para brindarle el examen a un joven con problemas de aprendizaje, evidencia que puedo adaptar el instrumento a las necesidades del alumno. Con este trabajo aprendí que cada ítem de un examen tiene un objetivo y que en la planilla de evaluación se debe indicar cuál es. Las preguntas de un examen deben ser bien pensadas: tienen que estar claras, ir acorde con lo enseñado en clase, no deben ser ni muy fáciles ni muy difíciles, etc. Las aseveraciones del cierto o falso no deben contener palabras como “solamente”, ser extremadamente largas, ni contener dos ideas distintas. En el escoge, los distractores deben ser posibles errores que los alumnos puedan cometer: no pueden ser contestaciones elegidas al azar. Por otro lado, las preguntas de respuesta breve deben ser claras y se debe especificar si deseamos que el estudiante explique su respuesta.
Examen: Conjuntos
Clave
Guía para prueba
Uno de los aspectos decisivos a la hora de determinar si un estudiante pasa o no la clase, o si entendió o no el material dado, es la evaluación que el maestro utiliza. Aunque muchas veces hay que tener precaución con el tipo de evaluaciones que se utilizan, no hay duda de que son necesarias para ayudar a que los estudiantes fortalezcan sus destrezas en las distintas asignaturas. Existen un sin número de maneras de evaluar a los estudiantes. Lamentablemente, aún en nuestro sistema educativo predomina la evaluación mediante exámenes. En clases como matemáticas este tipo evaluación puede resultar beneficiosa. Sin embargo, esto no es así en todas las materias. De hecho, existen evaluaciones alternativas que buscan establecer maneras innovadoras de medir el aprendizaje individual del estudiante. Evaluaciones por medio de presentaciones orales, proyectos, actividades dinámicas, etc. también son muy beneficiosas, especialmente cuando hay retroalimentación.
En mi opinión, una evaluación no sirve de nada si no se utiliza para corregir los errores que comete un estudiante. El propósito no debe ser perjudicar al alumno. Al contrario, debe ser detectar las debilidades y ofrecer tácticas y consejos para que ellos comprendan por qué está incorrecto y no cometan los mismos errores en un futuro. Para esta competencia opté por utilizar este pequeño repaso que diseñé para evaluar las dudas de un estudiante. El estudiante está en octavo grado y cursa en una escuela en Río Piedras. Lo conocí en noviembre de 2018, por medio de las tutorías que ofrezco en CAUCE (Centro de acción urbana y empresarial de Río Piedras). Trabajo allí los lunes y miércoles de 4:00pm a 6:00pm. Cada día, trabajo distintas materias con distintos estudiantes. Por tal razón, tuve que consultar con uno de mis compañeros tutores sobre las dificultades que había notado en el joven cuando lo atendió la vez pasada.
En una semana el alumno tendría examen sobre la multiplicación de binomios y trinomios. Antes de realizar el repaso, busqué ejercicios en su libreta y noté que cometía muchos errores al multiplicar, especialmente en las tablas del 6, 7 y 8. Por ende, al realizar el trabajo de práctica incluí muchas multiplicaciones con estos números. La manera en la que la maestra les enseñó a realizar estas multiplicaciones resultaba un poco confusa. En vez de poner los polinomios uno al lado de otro, los mandaba a que los colocaran uno encima de otro. El método facilita las multiplicaciones visualmente. Sin embargo, confunde al estudiante cuando en el momento de sumar le queda dos variables, con distintos exponentes, alineadas. Al observar esta disparidad de exponentes, el estudiante lo que hacía era que sumaba el coeficiente de las variables y los exponentes. Esa suma de exponentes solo se puede realizar en multiplicación. Basándome en mis observaciones, creé el repaso con varios ejercicios que pensé que no dominaría del todo. Le explique cómo trabajar cuando eran exponentes distintos. Mientras realizaba el ejercicio 5, me preguntó cómo copiarlo y lo ayudé. Al finalizar, me lo entregó. Cometió más o menos los mismos errores a pesar de la explicación que le había dado. Sin embargo, luego de darle sugerencias, y realizar el proceso paso a paso con él, entendió mejor. Al final, le dí un ejercicio y lo realizó en la pizarra correctamente. Él mismo me decía: “Misi aquí no puedo sumar porque son exponentes diferentes, ¿verdad?” El próximo día que repasamos, los errores eran mucho menos. Esto me dio a entender que la evaluación inicial, y la práctica que se dio a raíz de ella, fue fructífera.
Para ayudarlo en su dificultad con las tablas de multiplicar, lo evalúe oralmente. El método que utilicé en este caso fue la repetición. Le preguntaba una y otra vez las tablas de multiplicar en un orden distinto. Le mostré algunos trucos para llegar de la multiplicación de un número a otro. Por ejemplo: “Si sabes cuanto es 8x2, súmale 8 más y sabes cuanto es 8x3. La multiplicación significa 8 veces tres, o tres veces 8”. Para la tabla del 9, le enseñé un truco con los dedos. Al decir 9x1, doblas el pulgar y te quedan nueve dedos arriba. Al decir 9x2, doblas el segundo dedo (el índice). Te queda un dedo arriba, al lado del dedo doblado, tres al otro lado y los cinco de tu otra mano. Eso es 18. Al decir 9x3, doblas tu tercer dedo (el del corazón) y te queda dos, a un lado del dedo, y siete al otro lado y así sucesivamente. Esta técnica lo ayudó mucho. Un aspecto que nos resultó beneficioso a los dos fue ponerlo a que me explicara cómo resolver los ejercicios. De esta manera, yo podía entender su razonamiento detrás de las respuestas, sus dificultades al enfrentarse a algunos ejercicios, sus bloqueos mentales y sus fortalezas. Ponerlo a explicar oralmente, luego de yo haberle explicado ayudaba. Es una manera distinta a una evaluación en papel, pero funciona. Estábamos teniendo una conversación, pero él estaba aprendiendo.
Otra cosa que noté es que el joven se desconcentra muy rápido. Mientras contestaba la evaluación escrita miraba mucho a su alrededor, a sus compañeros, se ponía a escuchar las conversaciones, etc. Por tal razón, opté por moverlo de asiento a un lugar donde no se distrajera tan fácilmente. Esto es muy importante porque la distracción puede afectar sus contestaciones y, por ende, puede afectar la evaluación. Uno como maestro puede pensar que los errores surgen a raíz de la incomprensión del material. No obstante, muchas veces no es eso, es que por estar pendiente a otras cosas comenten fallas mínimas. De hecho, en varias ocasiones, cuando le señalaba donde había un error, él mismo se autocorregía. Otro aspecto que noté fue el cambio en la letra entre los primeros ejercicios que realizó y los últimos. Al final parecía estar deseoso de acabar y por tal razón sus números, letra y la organización dificultaron mi comprensión. Lo estaba haciendo a la ligera. Estas fueron mis observaciones al trabajar con él los distintos tipos de evaluaciones. Ahora bien, como educadores a veces tenemos que recurrir a otra variedad de métodos.
Realmente no me gusta la presión innecesaria que crean algunas evaluaciones como los exámenes. Muchas veces, los estudiantes se ponen ansiosos y se estresan y por eso cometen errores. En algunas ocasiones, las evaluaciones en sí no son el problema, sino lo que implica salir mal en ellas. Por eso, como educadores debemos tratar de darle prioridad al aprendizaje y no a la nota obtenida. Lo importante no es cuántos ejercicios un estudiante sacó mal; lo importante es cuánto aprendió luego de sus errores. Es primordial siempre justificar por qué están bien o por qué están mal. De esta manera, nos cercioramos de que la respuesta no fue una adivinanza por parte del estudiante y de que aprenderá de sus errores. Por otro lado, reconozco que en ocasiones el problema está en las evaluaciones. Realizar exámenes con escoges o cierto y falsos coge bobo no es beneficioso, pues no se muestra el dominio del material, sino la astucia de los alumnos para contestar. En el caso de matemáticas, considero conveniente darles espacio a los estudiantes de explicar sus procedimientos paso por paso y la lógica detrás de ellos. Sí, pienso que los exámenes son importantes, pero su propósito no debe ser colgar a los estudiantes, sino la búsqueda de que piensen lógicamente, siempre partiendo de que el maestro cumplió su labor como educador de enseñar el material.
En fin, yendo más allá de un papel, he desarrollado mis capacidades para evaluar y potenciar el aprendizaje de un estudiante. La práctica constante es necesaria para alcanzar el mejoramiento individual de los alumnos. Por eso, considero el repaso, presentado como evidencia, como una buena herramienta de medición del conocimiento. Con este instrumento tuve una idea de los temas que tenía que reforzar. Aprendí a tomar en consideración detalles como la concentración de los estudiantes y la metodología de la evaluación. Este proceso, junto a otras experiencias futuras, me servirán para continuar desempeñándome como una buena instructora.