Planificación de la enseñanza
El estudiante maestro planifica la enseñanza basándose en los estándares de la materia, las metas del currículo, el conocimiento de los estudiantes y la comunidad de aprendizaje.
Para ver las evidencias favor de acceder a la sección de Carpeta profesional: Competencia 3
Mi evidencia para la competencia 3 es un plan de clases realizado como requisito del curso EDPE 4128, mi pre práctica, durante el año 2020. Durante este semestre estábamos en cuarentena por el COVID 19 y las clases impartidas fueron completamente en línea. Antes de ofrecer mi primera clase virtual de Cálculo en la Escuela de Matemáticas, Ciencias y Tecnología, redacté la planificación correspondiente. El tema que cubrí en esta reunión fue continuidad de funciones. La clase se preparó para un grupo de alumnos muy aplicados de duodécimo grado.
Plan de clase
Presentación utilizada en clase
Esta evidencia está claramente relacionada con la competencia de planificación de la enseñanza. En ella demuestro tener dominio de la materia. Esto se puede observar en la sección de actividades en línea. Allí hay una explicación detallada de los conceptos expuestos en la presentación de PPT que se utilizó en clase. Con este plan también manifiesto conocimiento sobre el currículo y los estándares pertinentes de matemáticas (mirar sección de estándares y objetivos). Además, demuestro poseer conocimiento sobre los alumnos ya que luego de realizar múltiples observaciones de los jóvenes determiné que era necesario planificar una clase en la que ellos tuvieran una participación más activa. Deseaba que utilizaran su potencial para descubrir las 3 condiciones de continuidad, pues eran estudiantes brillantes.
Aprendí que realizar un plan, para brindar una clase virtual, es un proceso largo y complejo. Para poder completar el formato de este plan tuve que brindar detalles específicos de todo lo que realizaría en la clase. Documente las reuniones con mi maestra cooperadora para dialogar sobre mis planteamientos. Luego tuve que organizarme de manera que pudiera concretar mi idea de que los estudiantes descubrieran las condiciones de continuidad. Otro factor que se me dificultó fue crear la presentación en PPT y programarla para que las soluciones aparecieran poco a poco. Igualmente, seleccionar ejercicios que no fueran ni muy sencillos ni muy complicados fue un reto. En general, la experiencia me hizo valorar aún más el trabajo de los maestros y más en estos tiempos de educación a distancia. Otra lección que me llevo es que no necesariamente la clase va a fluir exactamente como estaba planeada. Los docentes tenemos que aprender a modificar y a improvisar ciertas cosas según la necesidad del estudiantado y la dinámica que se dé durante ese día. Entendí que es más importante asegurarme de que los alumnos entiendan y tengan tiempo suficiente para realizar las actividades, que cumplir con todas las tareas planificadas para el día.
Todo buen educador debe ser capaz de tener una visión concreta de cómo será cada una de sus clases. Ahora bien, para llevar a cabo esa visión debe organizarse. Es una aptitud primordial para lograr ser un buen pedagogo. Por tal razón, una de las competencias que los estudiantes de educación debemos desarrollar es la planificación, organización y el diseño de una clase. A continuación, presentaré un bosquejo con la estructura de una clase de discusión que realicé. Luego de contextualizar el momento en el que compuse la evidencia, hablaré de su relación con la competencia 3 y, posteriormente, de lo que aprendí.
El 26 de septiembre de 2018, como requisito del curso Fundamentos Filosóficos de la Educación (EDFU 4019), tuve que dirigir una clase. Junto a cuatro compañeras cuyos nombres son: Wanda Fargas, Gisell Camacho, Larissa García y Natalia Butt, organicé el contenido de la asignatura en el bosquejo adjunto. Desarrollamos un documento donde se desglosaba detalladamente cada punto que se tocaría en la clase. Además, planteamos la duración de cada parte de la lección. De esta manera, nos aseguramos de que el tiempo sería suficiente. La profesora nos asignó una lectura titulada “Educación para el lucro, educación para la libertad”. Debíamos explicar en nuestras palabras las ideas principales de la autora, incorporar estrategias pedagógicas que apoyaran las explicaciones y fomentar una discusión grupal sobre el tema. En fin, teníamos que dar una clase. Básicamente, la clase se trataba de la importancia de las humanidades en el currículo académico. Muchos en la sociedad piensan que son inútiles y por eso las están eliminando de los planes de estudio. Nuestra función en este trabajo era exponer la tesis y los argumentos de la autora: la humanidades son igual de importantes que cualquier otra asignatura. Mis compañeras y yo nos reunimos en 3 ocasiones distintas para discutir las ideas y organizarnos. Fue una experiencia grata porque todas fuimos responsables, sacamos tiempo, estudiamos la lectura y aportamos en la planificación.
Creo que la mayor lección que me llevé al realizar este trabajo se relaciona con el trabajo en equipo. Éramos cinco chicas con diversidad de pensamiento. Todas teníamos ideas de cómo comenzar la clase, sobre qué actividades realizar, qué videos seleccionar, etc. Sin embargo, no todo se podía realizar. Por ende, al organizarnos, la prioridad no era poner en práctica nuestras ideas individuales, sino hacer lo que fuera más efectivo para el tipo de clase que debíamos desarrollar. Mediante el bosquejo, distribuimos el trabajo equitativamente. Cuando sentíamos que una hablaba más que otra, dividíamos el tema. Hicimos énfasis en conectar cada subtema con el otro, de manera tal que lo que hablara una de nosotras estuviera estrechamente vinculado con lo que dijo la persona anterior.
Este bosquejo no era parte del trabajo que debíamos realizar para la clase. Incluso, la profesora no lo vio. Lo hicimos porque, como estudiantes de educación, reconocimos la importancia de tener una guía por la cual regirnos. En una clase, es muy importante organizar los puntos que desean ser discutidos. Al no hacerlo, nos arriesgamos de alejarnos del tema principal. Además, queríamos asegurarnos de no repetir lo que otra compañera dijo; que cada idea fuera distinta de la anterior. Para nuestra satisfacción, la profesora quedó encantada con la clase que ofrecimos. Dijo que le sorprendió la fluidez y la conexión de todos los temas. Esas características se las debemos precisamente a ese documento por medio del cual diseñamos la clase. Otro beneficio del bosquejo fue que nos permitió organizar los momentos más oportunos para realizar distintas actividades y para mostrar unos videos. Ya que sabíamos exactamente el contenido de cada tema, pudimos vincular los videos en el momento preciso para que reforzara la explicación dada. Es importante la organización porque presentar un video o introducir una dinámica en el momento erróneo puede resultar contraproducente. La organización permite conocer el momento perfecto para incluir materiales o actividades fuera de la lectura, pero estrechamente vinculados con la misma. Cada video que se incluyó tenía una conexión estrecha con lo dicho previamente, o con lo que se diría posteriormente. De esta manera, servía para reforzar el conocimiento que los alumnos estaban adquiriendo. Este escrito dictó el orden y el contenido de nuestra clase. Incluso, redactamos las preguntas que se utilizarían para fomentar la discusión y programamos tiempo extra para cualquier contratiempo.
Creo que la éxito de la clase no hubiese sido posible sin el bosquejo que realizamos. Por medio de este, diseñamos una clase con un orden lógico; una clase coherente y clara. Es de suma importancia tener dominio del tema que se va a discutir. No obstante, para darnos a entender como educadores es imprescindible organizarse. Cuando se les presentan ideas desorganizadas a los estudiantes, ellos no son capaces de captar a profundidad el material. En el momento en el que nos organizamos, permitimos que el conocimiento se dé de manera mucho más efectiva.