Desarrollo y desempeño profesional y personal
El estudiante maestro reflexiona sobre las responsabilidades profesionales y la práctica educativa, evalúa el efecto de sus decisiones y acciones sobre los otros miembros de la comunidad escolar (estudiantes, padres, administradores, otros profesionales educativos) y de la comunidad más amplia tomando como base los principios éticos de su profesión y especialidad; busca activamente su crecimiento profesional.
Para ver las evidencias favor de acceder a la sección de Carpeta profesional: Competencia 10
Durante el primer semestre del año 2020-2021 realicé mi pre-práctica como maestra de matemáticas de escuela secundaria. Mi experiencia de campo se llevó a cabo en la Escuela de Matemáticas, Ciencia y Tecnología, ubicada en San Juan. Como evidencia para la competencia 10, opté por presentar el documento que justifica las horas realizadas dentro mi experiencia de campo. La escuela organizó varias actividades de capacitación para sus docentes y de orientación para padres y estudiantes. El 30 de octubre, participé de unos talleres para la facultad, el 17 de noviembre, de un taller de autocuidado para los estudiantes, el 1 de diciembre, de una conferencia de prevención de abuso sexual y el 2 de diciembre, de un taller de prevencion de suicidio.
Estas reuniones me ayudaron a tomar conciencia de la necesidad emocional de los estudiantes durante este tiempo de pandemia. Muchos se sienten solos y extrañan tomar clases presencialmente. Se enfrentan a grandes retos psicológicos. Durante el taller de autocuidado, la psicóloga les ofreció estrategias para detectar pensamientos de ansiedad y depresión. Igualmente, les proveyó herramientas para combatir estos estados emocionales: música, ejercicios de respiración, actividades que promuevan la actividad física y la creatividad mental, etc. Por otro lado, la conferencia de prevención de abuso sexual fue ofrecida a los padres de los alumnos. Aprendí que en este momento histórico varios jóvenes corren un mayor riesgo de ser abusados sexualmente. Muchos de los victimarios son familiares que viven con los jóvenes, como padres biológicos, padrastros, tíos, etc. Durante este encerramiento, es importante saber detectar las señales que nos brindan nuestros niños y jóvenes para alertarnos sobre el abuso. Por ejemplo, en niños es común que hablen de un secreto que tienen con un amigo, que realicen dibujos con contenidos extraños para su edad, etc. En los jóvenes, se pueden detectar pensamientos depresivos y de ansiedad. Igualmente, podrían presentar comportamientos autodestructivos o estar recibiendo regalos sin explicación. Finalmente, en el taller de prevención de suicidio, se nos brindó, a los maestros, las herramientas para detectar pensamientos de muerte en los alumnos. Además, nos indicaron los pasos a seguir, presencialmente y virtualmente, en caso de que un alumno muestre un comportamiento que atente contra su vida. Todo el aprendizaje recibido en estos talleres me ha ayudado a estar más preparada profesional y personalmente para el momento en que sea maestra.
Anualmente, una de cada 5 personas en EEUU presenta algún tipo de desorden mental. Como futura educadora, es importante saber trabajar y ayudar a cualquier persona que esté pasando por una situación difícil o que tenga algún desorden mental. Muchas veces nos topamos con profesionales que son sumamente competentes en sus respectivas áreas, pero no saben manejar condiciones mentales. Por tal razón, fracasan en su contacto con algunas personas. Es importante que recibamos educación más allá de nuestra especialidad. Por eso, como evidencia de la competencia número diez presento un certificado de Primeros Auxilios para la Salud Mental. El mismo muestra la cantidad de horas dedicadas al estudio, análisis y práctica de estrategias para lidiar con situaciones relacionadas a la salud mental.
En mi tercer año universitario recibí un correo, de parte del cartero de la UPR, anunciando el taller de Primeros Auxilios para la Salud Mental. Me interesó mucho el tema y me inscribí. El 1 de diciembre de 2017, me presenté en el centro estudiantil de la UPR (Río Piedras). En un salón, nos reunimos alrededor de 25 personas para tomar el taller. Muchos provenían de la facultad de Educación o Ciencias sociales. Este taller es ofrecido anualmente y coordinado por el National Council for Behavioral Health. Las instructoras que nos guiaron en el proceso se llaman Arelis Ortis y Mariela Santiago. El taller solidificó el aprendizaje que había tenido en cursos como “Psicopatología” o “Psicología general”. Fueron 8 horas de reflexión, análisis y repaso. Allí nos concientizamos de muchos mitos promulgados incorrectamente y de la seriedad del número de afectados por condiciones mentales.
Lo primero que se discutió en el taller fue el plan de acción REDES. El mismo se compone de 5 pasos que debemos seguir cuando notamos que una persona tiene síntomas de alguna condición. En primer lugar, la R es evaluar el Riesgo de suicidio. Una de las cosas que aprendí es que no hay nada malo con preguntarle directamente a una persona si tiene deseos de suicidarse. Comúnmente corre el mito de que preguntarlo puede introducir el pensamiento en la mente de la persona. No obstante, hacer el cuestionamiento lo que puede conseguir es lograr que la persona se exprese sobre sus pensamientos. De esta forma, podemos intervenir y ayudarla a superar ese deseo de culminar su vida. El primer paso es determinar si hay pensamientos suicidas o relacionados a la muerte; evaluar si hay daños corporales como autolesiones; detectar sentimientos de angustia o agresividad, etc. El segundo paso en el plan de acción es Escuchar sin juzgar. Una persona con un desorden necesita expresar sus emociones, pero muchas veces se cohíbe por miedo a ser juzgada. Nuestro trabajo es escuchar y no culpabilizar a nadie por sus sentimientos. Por medio de la empatía, debemos tratar de entender su posición y alentarles a que sigan contando, sin miedo, lo que sienten. En tercer lugar se encuentra Dar información con respeto. Esto quiere decir: ofrecer posibles soluciones que les puedan ser útiles. Luego, si es necesario, se debe Estimular el uso de ayuda profesional. Para esto se nos proveyó una lista de centros (con sus números) en Puerto Rico a los cuales se puede referir a las personas que necesiten ayuda. Finalmente, debemos Sugerir estrategias de autoayuda y apoyo.
Mediante videos, dinámicas, dramatizaciones... aprendimos sobre condiciones como depresión, desórdenes de ansiedad, psicosis, desórdenes de abusos de sustancias y desórdenes de alimentación. Gracias a experiencias dentro del campo de la psicología, he percibido que lamentablemente muchos jóvenes presentan síntomas de depresión. Como maestra en preparación, resulta imprescindible distinguir los síntomas de un joven deprimido. Señales como la pérdida del disfrute en actividades que antes solía disfrutar, tristeza, sentimientos de inutilidad, cambios en hábitos de alimentación, pensamientos recurrentes en la muerte, entre otros, son alertas de que hay que comunicarse con sus padres e intervenir. Otro desorden bastante común en nuestra sociedad es el de la ansiedad. Las personas con el mismo pueden presentar alteraciones gastrointestinales, respiratorias, neurológicas... Algunas personas presentan fobias específicas, otras ansiedad generalizada, etc. Algunos tienen ataques de pánico. Es importante conocer a la persona y estar atentos a sus comportamientos y preocupaciones. Igualmente, conocer cuando un individuo tiene un ataque de pánico versus un ataque cardiovascular. Los síntomas son muy parecidos: sensación de asfixia y de que morirán, alteración de la respiración, temblor, dolor torácico.... Sin embargo, ser observador y atento puede ayudarnos a distinguir. Como profesionales, debemos mantenernos siempre calmados y estimular que la persona en ataque sienta que es algo pasajero y que todo estará bien. Por otro lado, para entender la psicosis realizamos una dinámica en la que alguien constantemente murmuraba algo a nuestro oído mientras intentábamos mantener una conversación con otra persona. Esta dinámica ayudó a entender la dificultad de estas personas para concentrarse y distinguir entre lo real e imaginario. Finalmente, el abuso de sustancias se vio como una enfermedad en donde no se culpa al sujeto, sino que se le refiere, de manera sutil, a profesionales que puedan tratar mejor sus casos.
Todas estas cosas que aprendí son fundamentales en cualquier carrera y en la vida en general. Cada estudiante tiene sus situaciones personales y muchas veces estos factores afectan su desempeño académico. Es importante saber reconocer algunos síntomas para dirigirnos correctamente a nuestros alumnos, miembros de la facultad e incluso padres. Este taller me enseñó a tener tacto y precaución con mis acciones o falta de acciones. Una persona puede hacer la diferencia para quien necesite ese primer auxilio mental. Debo ser versátil, no toda persona reacciona igual a ciertas situaciones, no toda persona está estable, y hay que saber las estrategias correctas para ser ayuda y no desayuda en sus vidas. Durante algunas visitas a distintas escuelas, me he topado con que verdaderamente la juventud de Puerto Rico se enfrenta a muchos retos y su salud mental está grandemente afectada. Maestros me han hablado de lo difícil que es saber cómo actuar en momentos en los que los estudiantes muestran alguna situación particular. Ciertamente, no todo el mundo tiene un desorden mental. Sin embargo, todos en algún momento de nuestras vidas estamos proclives a deprimirnos, sentir una inmensa ansiedad, sentirmos tentados a probar ciertas sustancias… Es bueno conocer las estrategias que pueden prevenir que problemas momentáneos terminen convirtiéndose en desórdenes dañinos. Siento que con mi trasfondo en psicología, en conjunto con este taller, poseo el conocimiento y las herramientas para lidiar correctamente con estos problemas.