Fragmento
La luna acostumbrada a ser la noche,
llega invitando al mundo a ser reposo,
pero no hay persuasión que desabroche,
perla a perla de deseo, los collares del retozo.
El sol, acostumbrado a ser el día,
viene despreocupado a la ventana
y, sin embargo, es noche todavía
en los sueños que no duermen cuando se hace la mañana.
Gloria a la burla del reloj
y gloria al bien que permanece.
Gloria a la flor sin estación
y al aguacero bajo el sol.