Amanecer

Qué musa maravillosa

habrá bajado a besarte

y qué delicia tortuosa

habrá sentido al dejarte.

Tú te diste a musicarla

con violines de ambrosía

y a la hora de guardarla

viste tus manos vacías.

Pobre insensato pintor,

paleta en mano

tinta de amanecer,

rompiendo sombras,

inventando el color

que sólo tú podías,

sólo tú creías ver.

Así voló tu memoria

aún más allá que tus años.

Siempre es noticia una historia

de besos y desengaños.

Desde que hallaste la musa

que te llevó a la locura,

canta tu línea inconclusa

la misma recta sin cura.

(2000)