Cánteme

Cánteme

quien tenga el verso,

mas no con los cristales primorosos,

que el tiempo ya no es tema de reposo

si no crisol más áspero que terso.

Cánteme

quien tenga tanto,

mas no para empañarme los sentidos,

y yo, como que siento, soy su amigo,

y yo, como que voy, también soy canto.

Cánteme

sí, para oírlo,

como aquella canción, la que yo hiciera.

Pero cánteme

para aplaudirlo por lo que supo hacer

ayer, hoy y después.

Cánteme

para salvarlo

entre las luces que me identifican.

Pero cánteme

para premiarlo

por el mejor haber en el amanecer.

Cánteme

quien tenga saco

donde no exista sitio al miedo vano.

Cánteme

aunque no sea del todo sano

pero canción al fin y no un atraco.

Cánteme

que aquí hay pulmones

repletos de conquistas al pasado.

Cánteme

sin pudor y sin cuidado.

Pues cánteme

si al fin tiene razones.