¿Cómo sentirme en paz?


No se turbe vuestro corazón

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#Paz  #Fe  #Sufrimiento  #Camino  #Verdad  #Vida  #Confianza  #Jesucristo  #Humildad  #Libertad  #Felicidad

Jn 14, 1-6

No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas. De lo contrario, ¿os hubiera dicho que voy a prepararos un lugar? Cuando me haya marchado y os haya preparado un lugar, de nuevo vendré y os llevaré junto a mí, para que, donde yo estoy, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.

Tomás le dijo:

—Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podremos saber el camino?

—Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida —le respondió Jesús—; nadie va al Padre si no es a través de mí.

Jesús, hay una cosa que me llama mucho la atención de las personas que tienen mucha fe y es que están siempre con una paz inexplicable. 

Creo que el Evangelio me lleva a fijarme en tus palabras. Como si me dijeras: ¡confía en mí y ten paz! 

Me contaron que en Roma hubo unas vallas publicitarias que decían: "¡Dios existe, pero no eres tú!". Quizá algo parecido quieres recordarme en este Evangelio.

“Jugar a ser Dios” me quita la paz. Y uno juega a ser Dios cuando se convence de que depende de uno mismo la salvación, de que debo darme una solución, una respuesta, que ya lo tengo todo "súper-macro-ultra-hiper-controlado" . Juego a ser Dios cuando soy yo quien creyendo en mis propias fuerzas, así todo irá bien y viviré en paz. 

"En la casa de mi Padre hay muchos moradas. De lo contrario, ¿os hubiera dicho que voy a prepararos un lugar? Cuando me haya marchado y os haya preparado un lugar, de nuevo vendré y os llevaré junto a mí, para que, donde yo estoy, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino."

Eres Tú, Jesús, quien nos preparas un lugar. Eres Tú, Jesús, quien, incluso cuando nos sentimos ausentes, haces algo por nosotros. Eres Tú, Jesús, quien ha abierto un camino hacia aquello que en el fondo de nuestro corazón sabemos que existe, pero que no sabemos cómo alcanzar.

"Tomás le dijo: —Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podremos saber el camino? —Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida —le respondió Jesús—; nadie va al Padre si no es a través de mí.".

Jesús, Tú eres el camino que me conduce a lo que verdaderamente deseo y que no puedo darme a mí mismo. Ayúdame, Jesús, a ser muy humilde porque nadie puede salvarse solo y es imposible tenerlo todo bajo control. Tengo mis límites pero saberlo no es malo porque además Tú me ayudas más si acudo a Ti. 

Y, Tú, Jesús viniste precisamente para no sentirme jamás abandonado en mi soledad. Nunca estoy solo o sola. 

El gran drama, el verdadero infierno, es precisamente eso: la soledad. Aceptarte a Ti, Jesús, significa superar definitivamente este infierno. Para eso, hazme muy humilde, aumenta mi fe. Eso me llenará de paz y alegría. Por tanto, seré libre y muy feliz Contigo.

La paz os dejo, mi paz os doy

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#Paz  #Fe  #Sufrimiento  #Camino  #Verdad  #Vida  #Confianza  #Miedos  #Jesucristo  #Humildad  #Libertad  #Felicidad

Jn 14, 27-31

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis escuchado que os he dicho: «Me voy y vuelvo a vosotros». Si me amarais os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora antes de que suceda, para que cuando ocurra creáis. Ya no hablaré mucho con vosotros, porque viene el príncipe del mundo; contra mí no puede nada, pero el mundo debe conocer que amo al Padre y que obro tal y como me ordenó.

—¡Levantaos, vámonos de aquí!

Jesús, la paz que Tú traes es una paz radicalmente distinta a la que da el mundo. 

También es radicalmente distinta de la que yo mismo puedo ofrecer a los demás. Mi paz está siempre limitada en el tiempo y, sobre todo, está ligada a las circunstancias que vivo. Una cosa que me ocurre mucho es que en cuanto esas circunstancias cambian, la paz también la pierdo. 

La paz que Tú me ofreces no está ligada a las circunstancias, sino a Ti mismo. y Tú nunca fallas. Soy yo quien falla, en cambio Tú siempre eres fiel. 

Me parece, Jesús, que el verdadero secreto de la fe es nunca soltarme de tu mano, Jesús. Y es esto mismo lo que me mantendrá en paz a pesar de todo lo que me ocurra en la vida. 

A veces, me da la impresión que quien tiene esta paz no experimenta los mismos miedos o las angustias y sufrimientos de la vida. Tú no me dices eso. Sino que, simplemente, cada vez que me encuentre en una de “esas tormentas”, sólo debo ir al fondo de mi corazón, encontrarme Contigo y así sentiré esa paz estable, inexpugnable. Esa paz que nada ni nadie puede arrebatar. 

En este sentido, muchas veces sólo “te utilizo” y me sirvo de la oración porque quiero cambiar las cosas difíciles, pero Jesús ayúdame a entender que la verdadera finalidad de la oración es recuperar esta paz de fondo que Tú me das y que no viene del mundo.

"No se turbe vuestro corazón, ni tengáis miedo. Habéis oído que os he dicho: Me voy y volveré a vosotros. Si me amarais, os alegraríais de que me vaya al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis".

Jesús, creo en Ti y en Tu Palabra. Me ayuda decírtelo para “desobedecer” al miedo que me “ronda” a veces…

Ayúdame a arrancar de mi corazón las “malas hierbas” de la seducción del miedo. Así experimento la verdadera paz. Quiero confiar en Ti. 

¿Hay personas que me llevan a perder la paz? ¿En qué situaciones o en qué momentos pierdo la paz? ¿Acudo a Ti cuando percibo que pierdo tu paz, Jesús? 

¡Jesús, cuida de nosotros! Quiero tu paz. Madre mía, consérvanos un camino seguro. 

¡Yo he vencido al mundo!

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#Paz  #Fe  #Sufrimiento  #Orgullo  #Humildad  #Libertad  #Felicidad  #Jesucristo  #Derrota  #Victoria  #HijodeDios  #FiliaciónDivina

Jn 16, 29-33

—Ahora sí que hablas con claridad y no usas ninguna comparación; ahora vemos que lo sabes todo, y no necesitas que nadie te pregunte; por eso creemos que has salido de Dios.

—¿Ahora creéis? —les dijo Jesús—. Mirad que llega la hora, y ya llegó, en que os dispersaréis cada uno por su lado, y me dejaréis solo, aunque no estoy solo porque el Padre está conmigo. Os he dicho esto para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis sufrimientos, pero confiad: ¡yo he vencido al mundo!

Jesús, a veces tengo la sensación de que tengo “todo under control” (todo bajo control, que dirían los ingleses…). 

Quizá es ahí: cuando me convenzo de que por fin lo tengo todo claro, entonces debería empezar a preocuparme de verdad. Ocurre bastante que cuando va “de seguridad aplastante por la vida” a eso le suele seguir un buen tortazo. Todo esto lo he pensado leyendo estas palabras del Evangelio:

"Ya está, ahora hablas abiertamente y ya no veladamente. Ahora sabemos que lo sabes todo y no necesitas que nadie te cuestione. Por eso creemos que has salido de Dios".

Esta es la experiencia que tienen los discípulos en el Evangelio. Por eso, Tú, Jesús, respondes así:

"—¿Ahora creéis? —les dijo Jesús—. Mirad que llega la hora, y ya llegó, en que os dispersaréis cada uno por su lado, y me dejaréis solo, aunque no estoy solo porque el Padre está conmigo."

Ése es posiblemente el momento en que los discípulos no sólo ya no entienden nada y no me extrañaría nada que a causa de esa confusión huyan que es la más humana de las reacciones cuando uno no entiende algo y se percibe el miedo. A mí me pasa. 

La soledad a la que te condenan, Jesús, posiblemente sea una de las experiencias más dolorosas de tu Pasión. Perdón, a veces hago lo mismo.

Pero Tú, Jesús, dices abiertamente que, aunque humanamente te sientas solo, Tú sabes que no estás radicalmente solo porque Dios Padre está siempre Contigo.

"Os he dicho esto para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis sufrimientos, pero confiad: ¡yo he vencido al mundo!"

La paz que Tú me traes no es la paz que fluye de modo emocional (con flow) sino que es la paz que puede haber en lo más profundo de mí. Das esa paz que sostiene justo cuando todo parece perdido. 

No podemos evitar tener problemas, problemillas o problemones pero sí puedo seguir teniendo fe a pesar de todo. 

Jesús, ayúdame a defender mi confianza en Ti precisamente cuando todo parece venir contra mí y Tú parece como que estás ausente. Que cuando tenga ese sentimiento de ausencia y aunque saboree la derrota, que mi ángel de la guarda me recuerde tus palabras, Jesús:

"¡Yo he vencido al mundo!".

Es el recuerdo de esta victoria lo que me mantendrá en pie incluso en la derrota. Me falta muchas veces una visión de conjunto de la historia. Se me olvida que eres el Señor de la historia. Eres el Rey del mundo. Y se me pasa por alto que soy hijo de Dios. Siempre miro todo como si el presente tuviese la última palabra. Que no me desanime hasta el punto de tirar la toalla porque sé cómo acaba “la peli”: Tú vences siempre. El Amor vence siempre. 

Madre mía, Inmaculada, refugio de los pecadores, ruega por nosotros. 




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