La ingesta de ácidos grasos de cadena corta, como el ácido butírico, derivados de la fermentación intestinal de la fibra dietética y muy abundantes en los productos lácteos, se ha relacionado con sus posibles efectos beneficiosos en el tratamiento de determinadas enfermedades degenerativas y algunos trastornos psicológicos y se han propuesto como tratamiento para determinadas patologías del sistema nervioso central. Hasta el momento, el uso de dietas enriquecidas en ácidos grasos de cadena corta, como la tributirina, un precursor del ácido butírico, no se había valorado con el fin de estudiar sus posibles efectos sobre los procesos cognitivos. Sin embargo, resultados recientes de nuestro grupo de investigación, indican que la administración aguda de una dieta enriquecida con tributirina produce efectos beneficiosos sobre el deterioro de la memoria espacial inducido por el consumo de dietas de alto contenido en grasas saturadas. Además, hemos demostrado que la tributirina modula la plasticidad sináptica hipocampal a través de dos dianas moleculares implicadas en la señalización molecular del hipocampo. Estos hallazgos sugieren que la tributirina podría desempeñar un papel crucial en la mitigación del deterioro del aprendizaje y la memoria espacial.