El cannabis es una de las drogas más consumidas en todo el mundo, de la que existen datos que indican que su consumo prolongado, especialmente en etapas vulnerables del desarrollo, puede resultar en cambios en la morfología del cerebro y mostrarse perjudicial en numerosas conductas (tales como la memoria, el aprendizaje, la atención o la actividad motora). El consumo habitual de drogas también se ha asociado con problemas en la percepción del tiempo, y este es uno de los efectos subjetivos que informan los consumidores de cannabinoides, que suelen sobreestimar la duración de los intervalos de tiempo. No obstante, a pesar de su estatus ilícito, cada día crece más el interés en sus aplicaciones terapéuticas, y se ha postulado como potencial alternativa en el tratamiento de ciertos desórdenes psicológicos como la ansiedad, el estrés postraumático, el síndrome de Tourette y el trastorno obsesivo-compulsivo, entre otros.
Las conductas adjuntivas se desarrollan durante la exposición a programas de reforzamiento intermitente, aunque no sean necesarias para la obtención del reforzador, de forma excesiva y repetida, sin la obtención de ningún beneficio aparente. Tocarse el pelo repetidamente, revisar el teléfono sin parar, o hacer zapping durante los anuncios, son ejemplo de este tipo de conductas que están en la base del comportamiento compulsivo. Son comportamientos no entrenados, que fácilmente pueden darse en determinadas situaciones ambientales en las que se está esperando ocurra algo “reforzante” en ese determinado contexto (siguiendo el ejemplo anterior, la llegada de una persona, una llamada importante o que empiece el programa que nos gusta en la televisión). Experimentalmente, el procedimiento más utilizado de conducta adjuntiva, es el de bebida inducida por programa en ratas. En él, ratas privadas de comida, pero no de agua, ante la exposición de intervalos regulares de tiempo intermitente de la entrega del reforzador (la bolita de comida), cuando tienen acceso a agua, beben de forma excesiva y repetitiva entre los intervalos sin tener sed. Con este procedimiento las ratas llegan a consumir en 1 h una cantidad de agua equivalente a la ingesta normal de todo el día. Esta característica de comportamiento excesivo y persistente sin aparente beneficio de beber agua, le ha servido para postularse como un buen modelo animal de trastorno obsesivo-compulsivo. Otra particularidad de este tipo de conductas, es que se producen con un patrón temporal distintivo. Experimentan su pico máximo de respuesta justo después de la entrega del reforzador de una manera invariante y regular. Esta regularidad ha llevado a algunos autores a sugerir que las conductas adjuntivas podrían a su vez facilitar el ajuste temporal y permitir a los organismos estimar el tiempo, a modo de reloj conductual que encadena eventos hasta la ocurrencia del reforzador. Es por todo esto, que este procedimiento, aporta un doble interés, como modelo de conducta compulsiva y como facilitador del ajuste temporal en el que estudiar los efectos producidos por el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente psicoactivo de la planta del cannabis.
En esta charla se discutirán estos temas y se expondrán los resultados obtenidos en varios experimentos donde se han evaluado los efectos agudos y crónicos del THC en el procedimiento de bebida inducida por programa y en el procedimiento de pico (procedimiento empleado para estudiar el proceso de estimación temporal en animales).