Las relaciones entre la emoción y el lenguaje: ¿una historia de desamor?
El lenguaje es un instrumento privilegiado para comunicarnos con los demás y establecer interacciones sociales, ya que es un excelente vehículo para trasmitir nuestras emociones y comprender las de los demás de manera precisa y con poco esfuerzo. Desde las fuertes connotaciones emocionales de los insultos, los piropos o las alabanzas, hasta las transmitidas mediante estructuras proposicionales más complejas como los sintagmas, las oraciones o los textos, el lenguaje emocional está implicado en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, los ámbitos de la psicolingüística y la ciencia afectiva han estado enemistados durante mucho tiempo al asumir que los procesos objeto de estudio en estos campos operan de manera independiente. En nuestro grupo de investigación hemos podido mostrar cómo las relaciones entre emoción y lenguaje están presentes desde las primeras etapas del desarrollo de los niños, cómo las propiedades emocionales de las palabras afectan a distintos niveles del procesamiento lingüístico o cómo un contexto lingüístico afectivo determina el procesamiento de distintas expresiones faciales emocionales. Los resultados de nuestros estudios ponen de manifiesto que a pesar de que el noviazgo entre emoción y lenguaje acaba de comenzar, tiene un futuro esperanzador por delante.