Entre los usuarios de drogas de abuso, lo común es que se consuman dos o más de esas sustancias psicoactivas. Uno de los tipos más frecuentes de este policonsumo es el de cocaína más alcohol, estando presente esta última droga en la gran mayoría de los distintos tipos de policonsumo. En el caso del de la cocaína y del alcohol, se sabe que la presencia conjunta de ambas drogas en el organismo puede acarrear consecuencias adversas para los consumidores, ya que es conocido que, en presencia de alcohol, el metabolismo de la cocaína se hace de un modo diferente al que ocurriría si no estuviera presente el alcohol. Así, aparece un nuevo metabolito, el cocaetileno, que está relacionado con la producción de convulsiones y con un mayor riesgo de muerte súbita, de suicidios y de alteraciones en el sistema inmunitario. Aparte de los estudios hechos sobre la toxicidad del cocaetileno, en cuanto metabolito de la presencia conjunta de alcohol y cocaína, hay muy pocas investigaciones sobre otros posibles metabolitos derivados del consumo conjunto de esas dos drogas. Por ello, en los últimos años nos hemos centrado en el estudio de los posibles cambios metabolómicos inducidos por el policonsumo de cocaína y alcohol, empleando el modelo animal de la autoadministración intravenosa de drogas (que es considerado el mejor modelo animal que remeda la drogadicción humana), y metodologías como la electroforesis capilar, con detección mediante fluorescencia inducida por láser, y la cromatografía de líquidos acoplada a espectrometría de masas. La medición de los metabolitos se ha realizado tanto en tejido cerebral como en el plasma sanguíneo. De los resultados obtenidos hasta la fecha, presentaremos los relativos al citado modelo animal, así como a los del plasma de personas adictas a ambas drogas.