Boletín de literatura octubre

Coordinación Bibliotecas

Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid

No 8 Oct 2020

Te invitamos a navegar por las letras de algunos de los siguientes libros. Viaja a los diferentes mundos creados por los autores, que sea tu mente la que se transporte por las letras de estas maravillosas historias y logres desconectarte por un rato de la realidad.

Recomendados del mes:

Crimen en Compostela

Autor: Carlos González Reigosa

Resumen: El detective Nivardo Castro y el periodista Carlos Conde investigan el asesinato de un conocido y millonario constructor en el centro histórico de Santiago de Compostela. Sus indagaciones revelarán una trama en la que el sexo, el dinero y la codicia han marcado las turbulentas relaciones de sus protagonistas. Y todo ello sin dar la espalda a la ciudad milenaria, que se convierte en un hermoso a la vez que cruel escenario, vibrante de historia y misterio. Galardonada con el I Premio Xearis, Crimen en Compostela está considerada como la obra fundacional de la novela negra gallega, con más de cien mil ejemplares vendidos.

El eco

Autor: Henry James

Fragmento: ¡Supongo que mi hija estará aquí ¡dijo el anciano, indicando el camino que llevaba al pequeño salón de lectura . No es que fuese de edad harto avanzada, pero así lo consideraba George Flack y, ciertamente, parecía mas viejo de lo que era. George Flack lo había encontrado sentado en el patio del hotel (se sentaba a menudo en el patio del hotel), y, tras acercarse a el con su característica llaneza, le había preguntado por la señorita Francina. El pobre señor Dosson se había aprestado con suma docilidad a atender al joven: levantándose como si fuera la cosa mas normal del mundo, se había abierto camino a través del patio para anunciar al personaje en cuestión que tenía visita. Ofrecía un aspecto sumiso, casi servil, mientras en su búsqueda precedía al visitante estirando la cabeza; pero no era propio del señor Flack advertir este tipo de cosas.

Frankenstein

Autor: Mary Wollstonecraft Shelley

Fragmento: Una desapacible noche de noviembre contemplé el final de mis esfuerzos. Con una ansiedad rayana en la agonía, coloqué a mí alrededor los instrumentos que me iban a permitir infundir un hálito de vida a la cosa inerte que yacía a mis pies. Era ya la una de la madrugada; la lluvia golpeaba las ventanas sombríamente, y la vela casi se había consumido, cuando, a la mortecina luz de la llama, vi cómo la criatura abría sus ojos amarillentos y apagados. Respiró profundamente y un movimiento convulsivo sacudió su cuerpo.

Espantos de agosto

Autor: Gabriel García Márquez

Fragmento: Así, sin apellidos: Ludovico, el gran señor de las artes y de la guerra, que había construido aquel castillo de su desgracia, y de quien Miguel nos habló durante todo el almuerzo. Nos habló de su poder inmenso, de su amor contrariado y de su muerte espantosa. Nos contó cómo fue que en un instante de locura del corazón había apuñalado a su dama en el lecho donde acababan de amarse, y luego azuzó contra sí mismo a sus feroces perros de guerra que lo despedazaron a dentelladas. Nos aseguró, muy en serio, que a partir de la media noche el espectro de Ludovico deambulaba por la casa en tinieblas tratando de conseguir el sosiego en su purgatorio de amor.

El signo de los cuatro

Autor: Arthur Conan Doyle

Resumen: Tras la desaparición de su padre en circunstancias poco claras, la señorita Mary Morstan empieza a recibir perlas de alguien cuya identidad desconoce y que le ha citado para reunirse con ella. Mary recurre a Sherlock Holmes, quien acepta desentrañar el caso y, junto con Watson, acudir como acompañante de la muchacha a la cita. El encuentro les conduce a Thaddeus Sholto y su hermano, hijos de un amigo del padre de la señorita Morton, quienes les descubren la existencia de un tesoro indio causante de desgracias para aquellos que desean poseerlo... Se abre un nuevo caso para el sagaz detective Holmes.

El cuervo

Autor: Edgar Allan Poe

Fragmento: «Sea tal palabra la postrera

retorna a la plutónica rivera,»

grité: «¡No vuelvas más,

no dejes ni una huella, ni una pluma

y mi espíritu envuelto en densa bruma

libra por fin el peso que le abruma! »

dijo el cuervo: «¡Jamás! »