Boletín de literatura diciembre

Coordinación Bibliotecas

Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid

No 10 Dic 2020

En esta oportunidad te invitamos a recordar algunas de las lecturas realizadas en el Club de lectura

Recomendados del mes:

La tercera orilla del rio

Autor: João Guimarães Rosa

Fragmento: Él me oyó. Se puso en pie. Movió el remo en el agua, puso proa para acá, asintiendo. Y yo temblé, con fuerza, de repente: porque, antes, él había levantado el brazo y hecho un gesto de saludo -¡el primero, después de tantos años transcurridos! Y yo no podía… De miedo, erizados los cabellos, corrí, huí, me alejé de allí, de un modo desatinado. Porque me pareció que él venía del Más Allá. Y estoy pidiendo, pidiendo, pidiendo perdón.

La belleza inútil

Autor: Guy de Maupassant

Fragmento: “¡Acuérdese de las veces que hemos reñido! ¡De las puertas rotas y de las cerraduras forzadas! Me ha tenido usted condenada durante once años a una existencia de yegua madre, recluida en una casa de remonta. En cuanto se manifestaba mi preñez, usted mismo se alejaba de mí, y se pasaba meses sin que lo viese. Me expedía usted al campo, al castillo de la familia, al verde, al prado, para que fuese gestando a mi hijo. Y cuando yo reaparecía, hermosa y lozana, indestructible, siempre seductora y siempre asediada de homenajes, y cuando yo esperaba poder llevar por algún tiempo la vida de una mujer rica, joven y relacionada en sociedad, despertaban otra vez los celos de usted y se iniciaba de nuevo la persecución a que lo empujaba ese anhelo infame y rencoroso que ahora mismo lo aguijonea al verse a mi lado. No es el anhelo de poseerme -nunca me negaría yo a ese deseo-, es el anhelo de deformar mi cuerpo.

Una palabra enorme

Autor: Mario Benedetti

Fragmento: […] A Graciela tampoco le gusta demasiado que yo la llame Graciela, pero yo la llamo así porque es un nombre lindo. Solo cuando la quiero muchísimo, cuando la adoro y la beso y la estrujo y ella me dice ay chiquilina no me estrujes así, entonces sí la llamo mamá o mami, y Graciela se conmueve y se pone muy tiernita y me acaricia el pelo, y eso no sería así ni sería tan bueno si yo le dijera mamá o mami por cualquier pavada.

Espantos de agosto

Autor: Gabriel García Márquez

Fragmento: Así, sin apellidos: Ludovico, el gran señor de las artes y de la guerra, que había construido aquel castillo de su desgracia, y de quien Miguel nos habló durante todo el almuerzo. Nos habló de su poder inmenso, de su amor contrariado y de su muerte espantosa. Nos contó cómo fue que en un instante de locura del corazón había apuñalado a su dama en el lecho donde acababan de amarse, y luego azuzó contra sí mismo a sus feroces perros de guerra que lo despedazaron a dentelladas. Nos aseguró, muy en serio, que a partir de la media noche el espectro de Ludovico deambulaba por la casa en tinieblas tratando de conseguir el sosiego en su purgatorio de amor.

El cuervo

Autor: Edgar Allan Poe

Fragmento: «Sea tal palabra la postrera

retorna a la plutónica rivera,»

grité: «¡No vuelvas más,

no dejes ni una huella, ni una pluma

y mi espíritu envuelto en densa bruma

libra por fin el peso que le abruma! »

dijo el cuervo: «¡Jamás! »

Tia Oriane y otros cuentos

Autor: Marvel Moreno

Fragmento de El muñeco:

Aquella tarde, doña Julia la recordaría siempre. Había estado trajinando en la cocina antes de salir al corredor y con un suspiro tomar asiento en su mecedora de paja. El sol había calentado menos que otras veces y del patio llegaba un olor de alhelíes. Alzó los ojos y vio el palomar recortado en un cielo luminoso, el muñeco olvidado al pie de un tú y yo, y al fondo, junto a la riata de flores, vio a la muchachita correteando alrededor del niño.

Doña Julia sonrió mientras sacaba de una canastilla sus lentes y su labor de crochet. Era agradable tener momentos así, un día sin bochorno, un buen hilo, el encargo de ese mantel de doce puestos por el cual había convenido un precio razonable, y tejer tranquilamente sabiendo que el muñeco estaba a su alcance y el niño se veía distraído.