1. Introducción
2. El mundo a principios del S.XX
3. La literatura a principios del S.XX
4. El Modernismo
4.1. Influencias
4.2. Temas
4.3. La estética modernista: el lenguaje y la métrica
4.4. Rubén Darío
a. Breve biografía
b. Obra
4.5. Otros poetas modernistas: Manuel Machado
5. La Generación del 98
5.1. Temas
5.2. Estilo
5.3. Lírica: Antonio Machado
5.4. Novela: Pío Baroja, Azorín y Unamuno.
5.5. Teatro: Valle-Inclán
1. Introducción
Es necesario tratar de entender la literatura española de finales del S.XIX y principios del XX como un todo. Ha existido en los estudios de literatura española la tendencia a enfrentar Modernismo y Generación del 98, como si se tratasen de dos movimientos opuestos; a los autores modernistas se les ha atribuido un interés exclusivamente estético, mientras que se ha querido ver en los autores del 98 tan solo preocupaciones de índole ética. Sin embargo, no es descabellado un estudio conjunto de ambos movimientos puesto que coinciden en el tiempo y comparten algunas características, además de que los autores de uno y otro movimiento se relacionaron con total naturalidad.
2. El mundo a principios del S.XX
Los avances de la ciencia, la industria, transportes y comunicaciones posibilitaron una mejora en el nivel de vida europeo y, como consecuencia un gran crecimiento de las ciudades. Los países más poderosos controlaban las materias primas y el comercio en el resto del planeta. Por el poder mundial competían Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos. Las disputas de todos ellos condujeron a la Primera Guerra Mundial.
A finales del siglo XIX Europa vive una época de apogeo cultural que tuvo su máxima expresión en la Exposición Universal de París de 1900. Este ambiente propició un amplio movimiento de renovación estética que se manifestó en todas las artes mediante una estética preciosista, de formas sinuosas, colores vivos, inspiración exótica y abundantes motivos vegetales; manifestándose, sobre todo, en la pintura (Impresionismo) y cartelismo (Toulouse Lautrec). En la denominada Belle Époque en Francia se denominó Art Nouveau, En Alemania Jugendstil, en Inglaterra e Italia Liberty style y en España Modernismo. El Modernismo arquitectónico brilló en Cataluña a través de Gaudí y Doménech y Montaner.
En España se produjo a finales del S.XIX el Desastre del 98, cuando se perdieron las últimas colonias del antiguo imperio español (Cuba, Filipinas y Puerto Rico) frente a Estados Unidos. Mientras, durante los primeros años del siglo XX el Partido Liberal y el Partido Conservador siguieron turnándose en el poder.
La sociedad estaba gobernada por una oligarquía (nobles terratenientes y alta burguesía financiera) que controlaba tanto la economía como las elecciones (caciquismo). Por debajo, se encontraba la pequeña burguesía marginada por la oligarquía, pero temerosa de las clases bajas, pero que tenía una mentalidad reformista. En el último lugar se encontraba la clase obrera y los campesinos que soportaban condiciones de vida durísima, y que comenzaban a organizarse en sindicatos de carácter socialista y anarquista.
3. La Literatura a principios del S.XX
La decadencia política y cultural española de finales del siglo XIX desemboca en un impulso renovador que origina la aparición en nuestra literatura de dos corrientes: el Modernismo y la Generación del 98.
Al principio se llamó modernistas a todos los escritores animados por tales impulsos renovadores, puesto que todos ellos coincidían en su actitud rebelde frente a los valores burgueses. Pero con el tiempo el término modernista se fue reservando para designar a autores (casi siempre poetas) que se alejaron del mundo que aborrecían y encauzaron su inconformismo hacia la búsqueda de la belleza, de lo “raro”, de lo exquisito; es decir, aquellos que se propusieron una renovación estética.
Pero junto a los modernistas, hay en España otros escritores (casi siempre prosistas) que, aunque animados del mismo afán renovador, dan especial entrada en su temática a los problemas del momento histórico: decadencia, miseria social, falta de espiritualidad, etc. Para estos escritores se creó la etiqueta de “Generación del 98”.
Durante los primeros quince años del siglo XX triunfa Rubén Darío y proliferan sus seguidores; se escriben las obras más decisivas de autores como Unamuno, Azorín, Baroja y Antonio Machado; las primeras etapas de Valle-Inclán y Juan Ramón Jiménez; y se publican multitud de revistas como Juventud, Alma española o Revista Nueva.
Ambos movimientos comparten un ideario de ruptura con el Realismo y el Naturalismo y pretende conseguir la renovación estética. Los rasgos comunes son el ansia innovadora, la preocupación patriótica y la búsqueda de soluciones a los problemas del ser humano, así como la creación de un estilo nuevo. Pero la actitud que adoptan ambas corrientes es distinta:
1. El Modernismo centra sus esfuerzos en la renovación estética. El rechazo al mundo burgués y materialista los lleva a valorar el arte por el arte en el que se refugian. El resultado es un lenguaje preciosista y exótico, repleto de adjetivos sugerentes, figuras literarias (metáforas, comparaciones, sinestesias …), cultismos y neologismos.
2. Los autores de la G98, en cambio, optan por una actitud más crítica y radical, con la esperanza de cambiar España, enormemente desorientada. Fruto de ello una literatura más sobria, mediante la cual los autores canalizan sus inquietudes sociales, históricas y culturales.
3. Estas corrientes abarcan desde 1888, fecha en la que Rubén Darío publica Azul, hasta 1914, cuando Azorín señala la aparición de una nueva generación literaria: los Novecentistas.
El periodo está marcado por el Desastre del 98 que significó la decadencia política y cultural de España a finales del siglo XIX. Aunque otros lo enmarcan en 1902, año en el que comenzó el reinado de Alfonso XIII.
4. El Modernismo
En su origen el mote “modernistas” era lanzado con un matiz despectivo por los enemigos de las novedades. Pero hacia 1890 Rubén Darío y otros asumen con orgullo tal designación. La palabra “modernista” irá perdiendo su valor peyorativo y se convertirá en un concepto fundamental en la historia literaria española. López Chavarri en 1902 veía tras el Modernismo una reacción contra el espíritu utilitario de la época, y un “ansia de liberación” frente a un industrialismo que lesionaba al hombre.
El concepto de Modernismo es aún objeto de distintas interpretaciones sobre su extensión y límites. Destacan dos posturas:
1. Para esta postura el Modernismo es un movimiento literario bien definido, que se desarrolla entre 1885 y 1915, y cuya cima es Rubén Darío. Considera el movimiento una tendencia esteticista y escapista. Hay quien identifica Modernismo y Rubendarismo, y quienes lo reducen a la época más ornamental de Rubén Darío, la que va de Azul (1880) a Prosas profanas (1896).
2. A lo anterior se oponen quienes piensan que el Modernismo no solo es un movimiento literario, sino una época y una actitud. Tal interpretación fue defendida por Juan Ramón Jiménez. Así Federico de Onís dice que el Modernismo es la forma hispánica de la crisis universal de las letras y del espíritu que inicia hacia 1885 la disolución del siglo XIX y que se había de manifestar en el arte, la ciencia, la religión, la política y en los demás aspectos de la vida, con todas las características de un profundo cambio histórico.
3. Intentando conciliar ambas posturas, cabría definir el Modernismo literario como un movimiento de ruptura con la estética vigente que se inicia hacia 1880 y cuyo desarrollo fundamental alcanza hasta la Primera Guerra Mundial, tal ruptura se enlaza con una amplia crisis espiritual del mundo a finales del siglo XIX.
La crítica actual coincide en ver, en las raíces de la literatura, un profundo desacuerdo con las formas de vida de la civilización burguesa. Hay que recordar la sensación de aislamiento que se da entre escritores y artistas en esta época de cambios históricos, económicos y sociales, tanto en Europa como en América. Así en Hispanoamérica, cuna del Modernismo literario, la burguesía se ha visto postergada por la oligarquía aliada del imperialismo norteamericano; y en España las mismas clases medias se encuentran en una situación análoga. El escritor que procede, casi siempre, de esa burguesía o clase media, expresa su malestar o su alejamiento de un sistema social en el que no se siente a gusto. Rubén Darío dijo: “Yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer”. Se produce así la aludida crisis de conciencia burguesa, y de ella deriva la actitud modernista de la que hablaba Juan Ramón Jiménez. Esta actitud tiene varias facetas: La rebeldía política (José Martí y los escritores del G98); y las posturas “comprometidas” que manifiestan su repulsa de una sociedad por las vías del aislamiento aristocrático y de un refinamiento estético, acompañados de actitudes inconformistas como la bohemia, el dandismo y ciertas conductas asociales y amorales.
Según Octavio Paz, estamos ante una “rebelión ambigua”. Entre otras cosas os modernistas van a asumir conductas consideradas actitudes antisociales por la burguesía:
1. Los modernistas van a estar influidos por obras de simbolistas como Baudelaire y parnasianistas como Gautier que en sus obras hacen apología de las drogas, consideradas como puertas a una realidad ultrasensible que le permite estar en contacto con otras realidades estéticas imposibles de alcanzar en un estado normal. Como variante de las drogas, el alcohol. Verlaine y Rubén Darío mueren alcoholizados, y Manuel Machado también tuvo problemas de alcoholismo.
2. La libertad sexual y la homosexualidad. Amores fuera del matrimonio como el de Rubén Darío y Francisca Sánchez o historias de amor homosexual como la de Rimbaud y Verlaine.
3. Agresividad en las tertulias y como forma de escandalizar. Citaremos la pelea de Manuel Bueno y Valle-Inclán, en la que este último pierde el brazo.
4. El suicidio, modernistas hispanoamericanos como José Asunción Silva, la argentina Alfonsina Storni o el uruguayo Horacio Quiroga se suicidan. Una forma de suicidio es también la de Alejandro Sawa, que murió de hambre por no traicionar su vocación de artista aceptando un trabajo burgués.
5. El exilio o a veces el autoexilio, que en muchas ocasiones es metafórico. Ese alejamiento lo consiguen mediante la idealización de nuevos marcos geográficos y cronológicos. Los nuevos marcos geográficos los conocen por los periódicos. Muchos escritores trabajan de corresponsales en el extranjero: Rubén Darío se traslada a Andalucía pagado por La Nación de Buenos Aires y desde allí escribe sobre Granada y el mundo árabe, por ejemplo.
6. Los modernistas también tienen una actitud anticientificista. Se multiplican las críticas a los efectos del desarrollo científico; de ahí que Unamuno denuncie el hecho de que la ciencia se estuviera convirtiendo en un fin en sí mismo, más que un medio para mejorar la vida del ser humano. Los modernistas creen que pese a los avances de la ciencia, los grandes interrogantes siguen sin respuesta: ¿Qué es el ser humano?, ¿De dónde viene?,...La industria, como vertiente práctica de la ciencia, transforma las ciudades y fomenta el surgimiento de suburbios y cinturones industriales. A la vez, el éxodo rural deja vacío el campo. Los modernistas hacen gala de un antiindustrialismo. Censuran la fealdad de las ciudades y los destrozos que la industria provoca en ellas.
Estas críticas hacen que la intelectualidad una sus intereses a los de los movimientos obreros del momento: Azorín escribió su primer artículo anarquista en 1894, Unamuno se une al PSOE en 1894, en 1895 aparece En torno al casticismo, de Unamuno, donde plantea el problema de la decadencia española y propone una regeneración de España.
Las figuras más importantes del Modernismo en España son: Manuel Machado, Valle-Inclán, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, aunque estos últimos evolucionarán hacia otros cauces.
4.1. Influencias
Rubén Darío definió el Modernismo como “el verso y la prosa castellanos pasados por el fino tamiz del buen verso y la buena prosa franceses”. De hecho, el Modernismo hispánico se halla fuertemente influido por la literatura francesa, en concreto por dos movimientos de la segunda mitad del siglo XIX: el Parnasianismo y el Simbolismo. El Parnasianismo está representado por poetas como Théophile Gautier o Leconte de Lisle, y defendía el ideal de “el arte por el arte”, no busca provocar sentimientos ni reflexiones, sino sensaciones. El Simbolismo arranca con Baudelaire. Para los simbolistas la realidad sensible encierra significaciones profundas y la misión del poeta es descubrirlas. Se sirve, para ello, de símbolos, esto es, de imágenes físicas que sugieren algo no perceptible físicamente. Estos poetas simbolistas que influyeron en los modernistas fueron: Mallarmé, Verlaine y Rimbaud.
El Modernismo hispánico es una síntesis del Parnasianismo y del Simbolismo. De los parnasianistas se toma el deseo de anhelo de perfección formal y los temas exóticos, los valores sensoriales; y de los simbolistas, el arte de sugerir y la búsqueda de efectos rítmicos dentro de una variada musicalidad.
También se advierten huellas de la literatura española, sobre todo de los poetas posrománticos Bécquer y Rosalía de Castro. Juan Ramón Jiménez veía en Bécquer un antecesor del Modernismo. El mismo Darío escribió en sus comienzos varias “rimas” a la manera de Bécquer. Bécquer, además, estará presente en la obra de muchos modernistas: Martí, Silva, Lugones, Unamuno, Machado, etc. En suma, Bécquer es un puente entre el Romanticismo y el Modernismo.
Tampoco debemos olvidar el fervor de Darío por algunos poetas antiguos castellanos: Berceo, Juan Ruiz y los poetas de los Cancioneros del siglo XV. Aunque autores románticos franceses como Víctor Hugo, estadounidenses como Edgar Allan Poe y Walt Whitman, el británico Oscar Wilde, el italiano Gabrielle DÁnnunzio, etc., también ejercieron influencia sobre los modernistas.
4.2. Temas
La temática modernista apunta en dos direcciones: la que atiende a la exterioridad sensible (lo legendario y lo pagano, lo exótico y lo cosmopolita) y lo que apunta a la intimidad del poeta, con su vitalismo y su sensibilidad, pero también con melancolía y angustia.
1. Desazón romántica o “spleen” de los poetas malditos franceses (Baudelaire, Rimbaud y Verlaine). Rechazo de un lugar en el que la poesía no tiene lugar, sensación de desarraigo y soledad. Juan Ramón Jiménez decía que el poeta en todo hallará motivo para sentirse melancólico. Por ello la presencia de lo otoñal, lo crepuscular, de la noche,... es constante.
2. Escapismo. Como los románticos se evaden del mundo con el que están en desacuerdo. Hay una evasión en el espacio (exotismo modernista) y en el tiempo (hacia el pasado medieval, renacentista y dieciochesco). Aparecen en los poemas dioses, ninfas, centauros y sátiros; vizcondes, caballeros, viejos castillo, salones versallescos,...
3. Cosmopolitismo. Anhelo de evasión y buscar lo distinto. El poeta se siente ciudadano del mundo y considera París la capital de este mundo refinado.
4. Amor y erotismo. Se advierte un contraste entre un amor refinado y un intenso erotismo. Se idealiza a la amada, aunque suele ser un amor imposible. Hay, sin embargo, por primera vez, referencias sensuales y eróticas.
5. Temas americanos e indígenas. Al principio es más una evasión hacia el pasado y sus mitos, pero más tarde obedece al anhelo de buscar las señas de identidad de una personalidad colectiva.
6. Lo hispánico. Paisajes, tierras de España. Es una defensa de lo español para acentuar las diferencias frente a la influencia norteamericana. Si en los orígenes del Modernismo se produjo un desvío de lo español, más tarde, tras el 98, hay un nuevo acercamiento, un sentimiento de solidaridad de los pueblos hispánicos, frente a la pujanza de los Estados Unidos. Rubén Darío en Cantos de vida y esperanza exalta lo español como un acervo de valores humanos, morales y culturales.
4.3. La estética modernista. El lenguaje y la métrica.
El Modernismo profesa un culto casi religioso a la Belleza. El Modernismo es una “literatura de los sentidos” según Pedro Salinas. Todo es fuente de gozo para el oído, para la vista, para el tacto. El Modernismo significó, sin duda, el enriquecimiento del lenguaje poético. Y ello en dos direcciones: de una parte, el sentido de la brillantez y de los grandes efectos, como corresponde a las evocaciones esplendorosas; de otra, en el sentido de lo delicado, tonos acordes con la expresión de la intimidad. La poesía se considera el arte supremo y se concibe como la búsqueda de la armonía, de lo absoluto. Las características son las siguientes:
1. Literatura de los sentidos. Los poetas pretenden sugerir con palabras las sensaciones que otras artes consiguen a través del sonido, el color o la luz. Se persiguen la musicalidad, la sonoridad y el colorismo.
2. Recursos estilísticos. Los modernistas se sirven de todos aquellos recursos que se caracterizan por su valor ornamental o su poder sugeridor.
a. Recursos fónicos responden al ideal de musicalidad: la armonía imitativa (intenta imitar un sonido de la naturaleza) o la simple aliteración.
b. El léxico se enriquece con cultismos, neologismos, vocablos exóticos, acumulación de palabras esdrújulas, adjetivación ornamental.
c. Se usa frecuentemente la sinestesia.
d. Otros recursos como hipérbatos, metáforas, etc.
e. Riqueza de imágenes (nada más triste que un titán que llora, hombre montaña…).
3. Variedad métrica. Se experimenta con estrofas, versos, acentos y rimas en la búsqueda incesante de originalidad y ritmo musical. Se prolongan algunas aportaciones de los románticos, se incorporan formas procedentes de Francia; se resucitan versos y estrofas antiguos, pero introduciendo innovaciones.
a. Estrofas y versos. Emplean sonetos, silvas, romances, etc., pero con versos atípicos en la literatura castellana como los eneasílabos o los dodecasílabos (con hemistiquio central 6+6) por influencia francesa. Cabe destacar el alejandrino (14 sílabas con hemistiquio).
b. Ritmo. Da a los versos un efecto musical y sonoro que se consigue, principalmente, por los acentos del verso.
c. Rima. Mantienen las rimas alternantes (Consonantes, asonantes) , usan también los versos monorrimos y la rima interna, sin dejar de rimar los finales o rimando también con ellos.
4.4. Rubén Darío
a) Biografía (1867-1916)
· Félix Rubén García Sarmiento
· Nació en Nicaragua
· Se dedicó al periodismo, gracias a lo cual viajó a Europa y Estados Unidos. Fue corresponsal de La Nación en España.
· En 1907 fue cónsul de España en Nicaragua.
b) Obra
La poesía de Rubén Darío, tan bella como culta, musical y sonora, influyó en centenares de escritores de ambos lados del océano Atlántico. Darío fue uno de los grandes renovadores del lenguaje poético.
Azul (1888): americanismo y exotismo
Prosas profanas (1896): Preciosismo. Poema Sonatina.
Cantos de vida y esperanza (1905): Pesimismo. Canción de otoño y primavera.
Su primera obra importante es Azul, reseñada por Valera, en la cual aún no se dan innovaciones métricas y estróficas, pero sí rasgos modernistas como la sensualidad, la musicalidad, la melancolía, la preocupación por el léxico, el cultismo y la adjetivación.
Prosas profanas es el libro que marca su talento poético, donde llega su culminación modernista. Están presentes el erotismo, el paganismo, la belleza, lo colorido… Se recurre a imágenes sugeridas por las distintas artes (música, pintura,...), la mitología aparece, los símbolos religiosos se utilizan como recursos estéticos y lo exótico se convierte en necesario.
Por otro lado, logra la musicalidad gracias al ritmo que sigue el clima creado temáticamente en el poema, para ello se vale de acentos rítmicos, de medidas variadas de versos, aliteraciones, onomatopeyas,...
Con Cantos de de vida y esperanza profundiza en aspectos relacionados con el paso del tiempo y la crisis existencial del hombre. Destaca por su actitud reflexiva, de interrogación personal. Esta es también la poesía del Darío que reflexiona sobre la pérdida de la juventud, que se compromete con la realidad de su tiempo, que se observa el avance de Estados Unidos y el peligro que esto supone para los países hispanoamericanos.
4.5. Otros poetas modernistas
Argentina: Los poetas Leopoldo Lugones (Las montañas de oro), Alfonsina Storni,...; novelistas como Enrique Rodríguez Larreta (La gloria de don Ramiro),...
Uruguay: el ensayista José Enrique Rodó (Ariel),...
España: Ricardo Gil, Manuel Reina, Salvador Rueda, Manuel Machado...
En España el Modernismo tuvo menor brillantez externa: menos ninfas, menos princesas, menos cisnes,... Predomina el intimismo. Menos sonoridad y menos alardes formales. El Modernismo español tiene poco de parnasiano y se limita a lo simbolista, con influencias de Bécquer. La figura más importante del Modernismo español es Manuel Machado (Alma, 1900, Apolo ,1911, y Cante Hondo 1912) y, en un plano notablemente inferior. Francisco Villaespesa (Intimidades, 1898 y Luchas 1899) y Eduardo Marquina (Odas, 1900, La vendimia, 1901 o Églogas, 1902).
Aunque el Modernismo se plasmará en la poesía, cabe destacar a tres grandes autores que en sus inicios se consideraban modernistas.
· Valle- Inclán, máximo representante de la prosa modernista con sus Sonatas.
· Antonio Machado, que arranca de un Modernismo intimista y simbolista.
· Juan Ramón Jiménez que cultiva el Modernismo antes de un giro en 1916 y que colaboró con Darío en a revista Helios.
Es imposible comprender la poesía hispánica moderna sin tener en cuenta los descubrimientos modernistas.
5.La Generación del 98
En 1898 España estaba regido por una reina (regente) que gobernaba en nombre de su hijo Alfonso XIII, menor de edad. Estaba apoyada por los conservadores y liberales que se turnaban en el poder. El gobierno se apoyaba en los caciques provinciales y el ejército. Dos tercios del país era campesino y analfabeto, España era un país atrasado y analfabeto, cuya esperanza de vida era tan solo de 35 años.
Fueron intelectuales de Cataluña y del País Vasco los que, tras la pérdida de las colonias frente a Estados Unidos y la humillación internacional que esto supuso, se indignaron ante la inoperancia del gobierno de Madrid. El bilbaíno Miguel de Unamuno escribió “después de la desgracia, apenas se oye el llanto”.
El guipuzcoano Pío Baroja, el alicantino José Martínez Ruiz (Azorín) y el alavés Ramiro de Maeztu formaron el Grupo de los Tres. Unamuno no perteneció a este grupo, aunque apoyó el manifiesto regeneracionista que publicaron. Su primera acción fue apoyar a Benito Pérez Galdós en el estreno de Electra, obra anticlerical inspirada en un hecho real. Los Tres formaban un grupo de izquierdas que creía que solo los intelectuales podían regenerar España. Hacia 1905 el grupo se dispersó, aunque ya habían escrito sus primeras obras: Ramiro de Maeztu fue de corresponsal a Inglaterra para posteriormente convertirse en el ideólogo de Acción Española, de extrema derecha; Pío Baroja siguió escribiendo novelas; y Azorín compaginó su carrera política en el partido conservador con numerosas colaboraciones en el periódico ABC. Mientras, Unamuno siguió en su cátedra en la Universidad de Salamanca, siendo el mayor crítico del reinado de Alfonso XIII.
A estos cuatro literatos se han unido los nombres de Ramón Mª del Valle-Inclán y Antonio Machado, dos de sus amigos en las tertulias de los cafés de Madrid. Como hemos mencionado antes, ambos se dieron a conocer con sus primeras obras de corte modernista, aunque fueron evolucionando. Con la obra Divinas palabras, Valle-Inclán comenzó a tratar temas de crítica social, caracterizados por un lenguaje preciso y duro que culminará con el Esperpento. Paralelamente Antonio Machado se fijó en Castilla y en su historia, escribiendo ensayos y poemas muy comprometidos políticamente. Hay quien afirma que ambos fueron dos noventayochistas tardíos.
Fue Azorín quien propuso la denominación de Generación del 98 en un artículo de 1913 publicado en ABC. Según él, integraban el grupo autores como Unamuno, Baroja, Maeztu, Valle-Inclán, ... (No cita a Machado). Según Azorín los rasgos que permiten agrupar a tales autores son, no sólo un “espíritu de protesta”, sino también “un profundo amor al arte”; y entre las influencias, señala parnasianos y simbolistas. Para Azorín, tal “generación” no es algo deslindado del Modernismo, ni opuesto a él. Algunos de los presuntos miembros de la generación rechazaron la idea de Azorín; por ejemplo, Baroja afirmó que no creía que hubiera habido ninguna generación y que, en cualquier caso, él no pertenecía a ninguna.
Pedro Salinas en un ensayo de 1935 aplica el concepto de generación literaria que establece unos requisitos, tales como:
a. Nacimientos en pocos años distantes. Once años separan al más viejo Unamuno (1864) de Machado (1875).
b. Relaciones personales: el Grupo de los Tres tenía relaciones tanto con Unamuno, como con Valle-Inclán y Machado.
c. Participación en actos colectivos: en 1901 viajan a Toledo a un acto homenaje a Mariano José de Larra; en 1902 se celebra un homenaje a Baroja por la publicación de Camino de perfección.
d. Acontecimiento generacional: Desastre del 98.
e. Lenguaje generacional: novedades estilísticas que los distancian de los escritores anteriores.
Hoy en día hay muchos críticos que no diferencian entre Modernismo y G98.
Los autores noventayochistas practican varios géneros literarios, como la poesía, la novela y el ensayo.
En muchos aspectos, sus planteamientos son opuestos a los de los modernistas:
a.Les interesa sobre todo la vida cotidiana, especialmente la forma de vida de las clases humildes y los oficios tradicionales.
b. Utilizan a menudo un lenguaje coloquial, pero muy preciso, buscando la palabra exacta para cada objeto y acción.
c. Revisión crítica de la historia de España y su literatura.
d. Consideran el contenido más importante que la forma. Prescinden de todo adorno.
e. Escriben para hacer pensar al lector sobre los problemas sociales y el sentido de la vida.
5.1. Temas del 98
1. El tema de España: es el central. Rechazan el ambiente político del momento y denuncian la apatía, ramplonería, parálisis de la sociedad española. En cambio, en su madurez, exaltan lo que hay de permanente en su historia. Si al principio rastreaban en el pasado las raíces de los males presentes, cada vez buscan más en ella, para encontrar los valores permanentes de Castilla y España, sus esencias. Es muy significativo que, por debajo de la historia externa (reyes, hazañas,...), les atrajera lo que Unamuno llamó la intrahistoria, es decir, “la vida callada de los millones de hombres sin historia”.
El paisaje adquiere gran importancia , los autores del 98, descubren y valoran el austero y pobre paisaje castellano como núcleo de España. No reflejan el paisaje de forma realista y objetiva, sino subjetivamente, ya que proyecta su espíritu sobre él.
2. El sentido/sinsentido de la vida. Las preocupaciones existenciales ocupan un lugar central en la temática noventayochista. Hay que situarlas en la crisis de final de siglo. Encontramos en estos autores esa “desazón” romántica de los modernistas. Se preguntan sobre el sentido de la vida, y es frecuente el sentimiento de hastío de vivir o de angustia. Aunque son agnósticos, la religión también está presente, sobre todo en la obra de Unamuno.
5.2. Estilo
Los autores del 98 reaccionaron contra la grandilocuencia y el prosaísmo de la literatura anterior. Se propusieron renovar la lengua literaria, y aunque cada uno tiene su estilo, comparten estos rasgos:
1. Ideal de sobriedad contra el retoricismo romántico y contra el prosaísmo realista.
2. Gusto por palabras tradicionales y terruñeras. Ponen en circulación un enorme caudal léxico que recogen en los pueblos o toman de los clásicos, llevados por su amor a lo castizo y a las raíces culturales.
3. Un fuerte subjetivismo que se manifiesta en el tono lírico de muchas de sus páginas; y de ahí que en sus visiones de los paisajes sea difícil separar lo visto de la manera de mirar.
4. Abundancia de las estructuras coordinadas de sintaxis y párrafos breves.
5. La renovación de la técnica de la novela.
5.3. Lírica
Valoran la poesía de Bécquer y Castro. Admiran también la literatura medieval castellana y de los Siglos de Oro, revalorizando a Berceo y Góngora, de quien reivindican su faceta más popular representada por las romances y las letrillas.
Como se ha mencionado la temática es España y el sentido de la vida: el paisaje castellano, actitud crítica ante el atraso de la nación española, el paso del tiempo, la muerte, los sentimientos, los recuerdos y la búsqueda de Dios.
El lenguaje se caracteriza por su voluntad antirretórica y porque se decantan por la sencillez.
5.4. Novela
Se despegan del Realismo y Naturalismo. Se centran en la exposición de ideas y ambientes desde un punto de vista subjetivo.
Características:
· Temática: Problemas existenciales, angustia ante la muerte, fugacidad de la vida, soledad, etc.
· Estructura: No seguir la estructura tradicional. Algunas son una serie de episodios, anécdotas y digresiones.
· Personajes: Antihéroes, marginados sociales que luchan por sobrevivir o personajes frustrados que caen en el más hondo pesimismo.
· Estilo: sobrio, antirretórico a la vez que cuidado. Sencillez, agilidad y subjetivismo.