Las funciones del lenguaje no se encuentran nunca o casi nunca en estado puro; en los mensajes casi siempre aparece más de una función al mismo tiempo. Y como la función representativa es la esencial del lenguaje humano, es muy normal que esté presente en un porcentaje enorme de los mensajes que se emiten. Lo que sí podemos afirmar es que en cada mensaje habrá una función predominante sobre las demás y otras funciones secundarias, dependiendo de cuál sea la intención comunicativa del emisor.
Razona qué función lingüística predomina en cada uno de los siguientes mensajes:
A buen entendedor, pocas palabras bastan.
¿Pero quieres hacer el favor de callarte de una vez?
Alegría es un concepto tan vago que apenas se puede aprehender.
¿Sabiendo que mañana tienes el examen todavía no te has puesto a estudiar?
¡Qué lo paséis bien en Italia! ¡Y escribid! ¿Eh?
No sé qué demonios voy a hacer contigo.
Entre tú y ella no caben tales secretos.
¿No sé te cae la cara de vergüenza al mentirme a mí?
A los de la primera fila les desagradó aquel ruido ensordecedor.
Este acertijo puede adivinarlo hasta un crío pequeño.
No te oigo, no tengo cobertura.
Perdone, ¿me dice la hora, por favor?
Determina las distintas funciones del lenguaje que aparecen en estos textos:
En los sueños luminosos y frágiles de las noches del viaje Ignacio Abel volvía a encontrarse con ella en la inocencia adánica de las primeras veces, cuando le parecía que el mundo, aparte de ellos, estaba tan deshabitado de otras presencias humanas como el paraíso terrenal.
Antonio Muñoz Molina, La noche de los tiempos.
El tú es en estos casos una forma de señalar la persona a la que se dirige el hablante, como si dijera “me dirijo a ti, oyente, para esto”. La apelación es predominante y, en consecuencia, el pronombre es una señal que provoca una reacción en el oyente.
Ángel Alonso-Cortés, Gramática descriptiva de la lengua española.
COMISARIO: ¿A qué hora abandonaron su establecimiento?
SEGUNDO TESTIGO: Pues sobre las once y media, poco más o menos.
TERCER TESTIGO (DUEÑA DE LA PENSIÓN): El chofer llegó a la pensión poco después de las diez y media. Cenó y se acostó. Pero ¿él no será el criminal?¿No Habré tenido en mi casa un asesino, verdad usted?¡Tengo un comecome y un regomeyo!
COMISARIO: No se preocupe usted señora y conteste con exactitud. ¿Pudo salir por la noche sin ser visto y volver a entrar?
Pedro Beltrán, El extraño viaje.