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Texto adaptado
¡Qué extrañeza, la de pasear por lo que, hasta no hace mucho, fue el fondo de un pantano! La vegetación enferma crece aquí y allá entre la piel cuarteada de un paisaje que tiene algo de cuero viejo y mal alimentado. Cada poco aparece en la prensa una imagen que nos habla de la huida del agua, porque el agua se va y se va, quizá a la Luna, donde todas las potencias mundiales se empeñan en buscarla. La última en hacerlo con éxito ha sido la India, que ha colocado un satélite en un lugar dificilísimo, nos dicen, donde podría haber cantidades inagotables del preciado líquido, con perdón de la metáfora. Ya ven: hay zonas de la Tierra que evocan los paisajes lunares y al revés.
El caso es que este verano han llegado a numerosas localidades de España camiones cisterna que nos traían a la memoria las sondas espaciales. Frente a ellos hacían cola, con garrafas de plástico, gentes que tienen ya tasada el agua que les está permitido consumir a diario. Tantos litros para la higiene personal, tantos para la limpieza de la casa, tantos para beber, tantos para hacer la comida, tantos para regar los geranios, en el caso de que no esté prohibido el riego de las plantas. Un bien del que en mi infancia se decía que era gratis, porque abundaba, empieza a escasear porque, como más arriba decíamos, el agua se va, ignoramos adónde, pero se va, se va, se va el caimán. Hasta los barcos empiezan a tener problemas para navegar por el canal de Panamá, ese tubo digestivo clave para la alimentación del planeta que quizá tengamos que reconvertir en autopista.
TEMA
La preocupante falta de agua en la Tierra. 8
RESUMEN
Cada cierto tiempo aparecen en la prensa imágenes que denuncian la escasez de agua. De hecho, es tan evidente esta falta que las potencias mundiales buscan agua en la Luna donde podría haber grandes cantidades. Hay lugares en la Tierra que se parecen a los cuarteados paisajes lunares. Aunque hace tiempo se pensaba que el agua era gratis porque se consideraba un bien inagotable, durante el verano los habitantes de algunas localidades españolas han recibido agua racionada transportada en camiones cisterna y el canal de Panamá, que también está sufriendo esta carencia, quizá pronto se convierta en autopista. (98)
Funciones del lenguaje dominantes
En el texto De canales y autopistas de Juan José Millás destacan tres funciones del lenguaje dominantes: la función poética, la función expresiva y la apelativa.
Millás se centra en la forma del mensaje, intentando crear un texto bello que llame la atención de los lectores. Para conseguir su propósito hace uso de abundantes recursos literarios. Los más reseñable son las abundantes analogías que nos sugiere Millás (los paisajes desérticos terrestres con los paisajes lunares, los camiones cisternas con las sondas espaciales y los canales secos con las autopistas). Son también destacables otros recursos léxico-semánticos, como la metáfora cuando identifica la tierra seca con “la piel cuarteada” o cuando compara el canal de Panamá con “un tubo digestivo”; la personificación cuando hace referencia a “la huida del agua”; la metonimia al referirse a La India, el país, en lugar de su industria aeroespacial; y la antítesis (“ la vegetación enferma crece”, “ cantidades inagotables del preciado líquido”, “porque abundaba, empieza a escasear”). Además de los recursos léxico-semánticos, Millás hace uso de recursos morfosintácticos como la enumeración con asíndeton (“Tantos litros para la higiene personal, tantos para la limpieza de la casa, tantos para beber, tantos para hacer la comida, tantos para regar los geranios”) que a su vez son evidentes paralelismos sintácticos.
Juan José Millás se vale de distintas personas gramaticales a lo largo del artículo: la primera persona del singular (“mi infancia”) es usada una única vez; sin embargo, a lo largo de todo el texto Millás utiliza la primera persona del plural (plural asociativo) para expresar sus ideas e incluir a los lectores haciéndoles partícipes. Este uso es propio tanto de la función expresiva como de la apelativa. (“nos dicen”, “nos traían a la memoria”, “ignoramos adónde”). Otro de los rasgos lingüísticos característicos de la función expresiva es el uso de la modalidad oracional exclamativa (“¡Qué extrañeza, la de pasear por lo que, hasta no hace mucho, fue el fondo de un pantano!”); y la dubitativa (“quizá a la Luna”, “donde podría haber cantidades inagotables del preciado líquido”, “en el caso de que no esté prohibido el riego de las plantas”, “ignoramos adónde”,”quizá tengamos que reconvertir en autopista”). En el texto de Millás hay abundancia de adjetivos calificativos especificativos que sirven tanto para la ornamentación del artículo como para hacer juicios de valor sobre los sustantivos a los que acompañan: cuero viejo y mal alimentado, vegetación enferma, agua racionada, etc. Incluso aparece el grado superlativo (“lugar dificilísimo”). Millás recupera e integra en su texto parte del estribillo de una antigua canción “ se va el caimán”, haciéndose así nuevamente presente en el texto y al mismo tiempo implicando a un lector, probablemente coetáneo, en recordar esa melodía.
En cuanto a los rasgos propios de la función apelativa, destaca, como ya se ha mencionado, el uso del plural asociativo. Pero también el uso de la segunda persona del plural (“Ya ven”). Además, Millás utiliza la perífrasis modal de obligación (“tengamos que reconvertir”).
4. Di qué tipo de sintagmas son los siguientes y qué función sintáctica tienen.
hasta no hace mucho SPrep/CCT
de la huida del agua SPrep/CRég
la India SN/Atributo
a la memoria CPrep/CCL
Hasta los barcos SPrep/Suj (la preposición intensifica)
en autopista SPrep/ CRég
5. Busca en el texto:
Una oración subordinada de relativo: un paisaje que tiene algo de cuero viejo y mal alimentado.
Un determinante exclamativo: qué extrañeza
Dos sustantivos abstractos: extrañeza, huida
Un sustantivo incontable: extrañeza
Dos adjetivos especificativos: vegetación enferma, cuero viejo
Tres topónimos: Panamá, La India, La Tierra