Tema
Resumen
Vocabulario
Objetividad y subjetividad
Tipología textual
El ritmo primordial Rosa Montero (Texto adaptado) Nov. 2018
Los griegos consideraban que la música era la expresión artística de las matemáticas; según Pitágoras, el Sol, la Luna y los demás planetas giraban en torno a la Tierra de manera armoniosa, y la distancia entre los cuerpos celestes se correspondía con los intervalos musicales: era la grandiosa música de las esferas. En la Edad Media, la música era una de las artes del quadrivium, junto con la aritmética, la geometría y la astronomía; es decir, formaba parte de las ciencias. De manera que hasta ayer mismo este arte era considerado un elemento esencial del universo, un conocimiento riguroso y prioritario para la vida. Pero después, una sociedad cada vez más centrada en lo utilitario y lo tecnológico, que no en lo científico, ha ido desterrando la música (y todas las artes, en general) a un lugar más prescindible, más ornamental, más sucedáneo, hasta llegar a crear esa aberración llamada “música ambiental”, una contaminación sonora que se te mete por los oídos en ascensores, salas de espera o tiendas, y que supuestamente, según diversas investigaciones, sirve para provocar determinadas respuestas psicológicas: para hacerte comprar y consumir más, pongamos, o para tranquilizarte en momentos de tensión como en el dentista.
Para mí la música es algo esencial, lo mismo que la lectura. No sé si podría vivir sin ambas cosas. Sin embargo, hay individuos que, para mi absoluto pasmo e incredulidad, detestan este arte. El más famoso es el gran escritor Vladímir Nabokov, uno de mis maestros literarios. En su hermoso libro autobiográfico Habla, memoria describe la música como sonidos “más o menos irritantes” y continúa despotricando durante varias frases con su proverbial pedantería, dando a entender que es la humanidad entera la que se equivoca al empecinarse en disfrutar de ese molesto ruido. Pobre Nabokov: quizá su carácter antipático viniera de allí, de esa carencia brutal, de esa minusvalía. Cómo no amar la música, si nuestra existencia entera está ligada al ritmo primordial de las pulsaciones de la sangre.
La música es como una droga, nos arrebata e hipnotiza. Nos conduce, para bien y para mal, a un estado paralelo de la realidad: es la música militar que enardece y arrastra a la muerte a generaciones de jóvenes con una sonrisa en los labios; es la música romántica que te hace creer que estás enamorado, de lo cual se pueden derivar graves consecuencias; o es la música melancólica que te impulsa a meterte debajo de la cama y a ponerte a llorar durante tres días. Sí, la música puede manipularnos, pero también tiene el maravilloso efecto de hacernos más grandes y mejores de lo que somos. Tenía razón Pitágoras: esos sonidos sublimes nos unen con el universo y nos rescatan de nuestra pobre individualidad. La música es algo tan esencialmente humano, en fin, que posee todos los ingredientes de lo que somos: la belleza, la violencia, la serenidad, la alegría, el dolor, el sentimiento. Nuestro último momento estará acompañado por el redoble final del corazón.
1. TEMA
Alabanza/Elogio de la música
Esencialidad de la música para el ser humano.
RESUMEN
Desde Grecia, pasando por la Edad Media, la música ha sido considerada un elemento esencial del universo relacionado con las ciencias. En la actualidad, sin embargo, la sociedad se centra en lo utilitario y lo tecnológico, por lo que la música ha ido perdiendo importancia, al igual que el resto de las artes. La música es esencial para vivir a pesar de que algunas personas, como Vladimir Nabokov, crean que la música es solo ruido irritante. La música acompaña en diferentes momentos de la vida intensificando las emociones, así como en la muerte.
Vocabulario
Utilitario : que valora la utilidad
Sucedáneo: de cualidades parecidas y que puede sustituir al original.
Aberración: Acto perverso.
Despotricar: Criticar sin miramientos.
Proverbial: conocido por todos
Pedantería: Alarde de los conocimientos y de la oratoria.
Arrebatar: Atraer con fuerza
Enardecer: Apasionar
Sublime: Extraordinario, de gran categoría.
Redoble: Sonido que produce el tambor.
OBJETIVIDAD Y SUBJETIVIDAD
El texto titulado El ritmo primordial escrito por Rosa Montero es un texto argumentativo, más concretamente un artículo de opinión, por lo que es esencialmente un texto subjetivo. Sin embargo, observamos alguna parte fundamentalmente expositiva, sobre todo al comienzo del primer párrafo, en la que apreciamos una aparente objetividad.
La objetividad se relaciona con el significado denotativo o significado objetivo, referencial, común a todos los hablantes. Como hemos mencionado el uso de algunos elementos lingüísticos aportan objetividad al texto y todos ellos están relacionados con la función representativa del lenguaje.
En primer lugar, podemos destacar el predominio de la modalidad oracional enunciativa (“Los griegos consideraban que la música era la expresión artística de las matemáticas”). Montero hace uso de esta modalidad oracional para aportar información sobre la consideración que tenía la música en la antigua Grecia y también en la Edad Media (“En la Edad Media, la música era una de las artes del quadrivium”).
El uso de adjetivos relacionales como (“expresión artística”, “intervalos musicales”, “cuerpos celestes”) nos da cuenta del empleo del lenguaje denotativo del texto.
La deixis de tercera persona aporta objetividad al texto (Los griegos consideraban, la música era, una contaminación sonora que se te mete…), así como el uso de verbos en indicativo (consideraban, eran, giraban). Muchos de ellos aparecen en pretérito imperfecto, dando cuenta de una acción repetida en el pasado, como la consideración positiva de la música.
En El ritmo primordial Rosa Montero introduce el tema de la música mediante una explicación expositiva de la consideración de la música durante las distintas edades de la historia, la Edad Antigua (Los griegos, Pitágoras), la Edad Media (cuando formaba parte de las ciencias) y la Edad Contemporánea que (“ha ido desterrando la música”). Esta introducción expositiva sirve a Montero para exponer su tesis ya desde el primer párrafo de una manera aparentemente objetiva. Sin embargo, este texto está modalizado, es decir la presencia de la autora en él es evidente; por tanto, podemos afirmar que es un texto subjetivo.
La subjetividad se relaciona con el significado connotativo, que son las asociaciones subjetivas, emotivas - positivas o negativas- que en un contexto o situación un hablante o grupo de hablantes añaden al significado objetivo de un término. La connotación significa emotivamente, con predominio de la función emotiva o estética.
La subjetividad se manifiesta mediante el empleo de oraciones dubitativas, (“supuestamente, según diversas investigaciones, sirve para provocar determinadas respuestas psicológicas”, “No sé si podría vivir sin ambas cosas”, “quizá su carácter antipático viniera de allí”), y una interrogativa retórica (“Como no amar la música”). Estas modalidades oracionales están vinculadas a la función expresiva de la lengua.
El léxico valorativo está presente a lo largo de todo el artículo, Montero emplea adjetivos connotados positivamente refiriéndose a la música (esencial, primordial, sonidos sublimes), y connotaciones negativas para referirse al lugar que esta ocupa en la actualidad (prescindible ornamental sucedáneo). Los sustantivos también están connotados positiva (belleza, serenidad, alegría) y negativamente (melancolía, dolor). Montero se refiere a la música ambiental como (“aberración”, “Contaminación sonora”). Los verbos sirven a la autora para confrontar los diferentes poderes que tiene la música sobre el ser humano (arrebata, enardece, hipnotiza) y (arrastrar, manipular, llorar).A pesar de que el escritor Vladimir Nabokov es calificado como (“mi maestro literario”), ante sus declaraciones en contra de la música, la autora dice de él que despotrica (proverbial pedantería, carácter antipático, carencia brutal, minusvalía). De esta forma, Montero deja clara su opinión hacia aquellos que no son capaces de valorar lo que para ella es esencial. Es, sin duda, el empleo del léxico valorativo una de las características que aportan mayor subjetividad al texto.
Otro de los elementos modalizadores son los recursos estilísticos que se relacionan con la función poética de la lengua y la voluntad de estilo. Destaca el uso de la personificación (“la música romántica que te hace creer que estás enamorado”, “la música puede manipularnos”…) y de la metáfora (“era la grandiosa música de las esferas”, “al ritmo primordial de las pulsaciones de la sangre”, el redoble final del corazón”). Rosa Montero emplea enumeraciones bimembres (“de esa carencia brutal, de esa minusvalía”, “utilitario y lo tecnológico”,” era considerado un elemento esencial del universo, un conocimiento riguroso y prioritario para la vida”,…).
La deixis de primera persona del singular (“para mí la música es algo esencial”) y del plural (“nos conduce”) hacen presente a la autora y a sus lectores en el texto. La función apelativa mediante el uso de elementos deícticos de segunda persona nos da cuenta de la intención de Montero de persuadir a sus lectores para que se adhieran a su tesis (te hace creer, te impulsa).
Las perífrasis verbales modales nos informan acerca de la actitud de la autora ante el enunciado (“Te hace creer”, “hacerte comprar”, “puede manipularnos”).
Por estas características comentadas, concluimos que El ritmo primordial es un texto subjetivo, en el que la autora intenta aportar argumentos de tradición expuestos con una aparente objetividad.
5. Tipología textual
Este texto titulado El ritmo primordial firmado por Rosa Montero es un texto argumentativo porque la intención de la autora es concienciar a los lectores sobre la esencialidad de la música para los seres humanos. Defiende la tesis de que la música nos acompaña en todos los momentos importantes de la vida, acabando esta con un redoble del corazón. La tesis aparece en los tres párrafos del texto, por tanto podemos afirmar que nos hallamos ante una estructura reiterativa o repetitiva. Montero intenta persuadir a los lectores empleando argumentos de todo tipo. En el primer párrafo, por ejemplo, hace uso de argumentos científicos, (“Los griegos consideraban que la música era la expresión artística de las matemáticas”, “En la Edad Media, la música era una de las artes del quadrivium, junto con la aritmética, la geometría y la astronomía; es decir, formaba parte de las ciencias”). Rosa Montero busca prestigiar la importancia de la música recordando a los lectores que en épocas antiguas gozaba de una consideración que hoy no tiene (“Pero después, una sociedad cada vez más centrada en lo utilitario y lo tecnológico, que no en lo científico, ha ido desterrando la música”). En el mismo párrafo, la autora utiliza argumento de ejemplificación para demostrar “la aberración” en la que se ha convertido la música en la actualidad: se te mete por los oídos en ascensores, salas de espera o tiendas(...) para hacerte comprar y consumir más, pongamos, o para tranquilizarte en momentos de tensión como en el dentista.
En el segundo párrafo, Montero subraya la esencialidad de la música para ella, valiéndose de un argumento de experiencia personal y comparación (“Para mí la música es algo esencial, lo mismo que la lectura. No sé si podría vivir sin ambas cosas.”), ya que tratándose de una escritora de éxito, podemos advertir la relevancia que tiene la música para ella, a la altura de lo que podemos imaginar debe ser la lectura para una persona que se dedica profesionalmente a la escritura. En este mismo párrafo, la autora hace uso del argumento de ejemplificación a través de la figura de Vladimir Nabokov, a quien considera su maestro literario (argumento de autoridad), para atacar a las personas que no aman la música. Por tanto, usando el caso de Nabokov, Montero contraargumenta (argumento de contraargumentación): (“dando a entender que es la humanidad entera la que se equivoca al empecinarse en disfrutar de ese molesto ruido. Pobre Nabokov: quizá su carácter antipático viniera de allí, de esa carencia brutal, de esa minusvalía.”).
En el tercer párrafo, Montero se vale de una comparación para mostrarnos cómo influye la música en los seres humanos, llegando a compararla con la droga: (“ La música es como una droga, nos arrebata e hipnotiza”); destacan, además, los argumentos mediante ejemplos en los que se nos intenta exponer que cada tipo de ritmo de la música provoca diferentes sentimientos: (“es la música militar que enardece y arrastra a la muerte a generaciones de jóvenes con una sonrisa en los labios; es la música romántica que te hace creer que estás enamorado, de lo cual se pueden derivar graves consecuencias; o es la música melancólica que te impulsa a meterte debajo de la cama y a ponerte a llorar durante tres días”). Por último, mencionando a Pitágoras, Montero se vale de un argumento de autoridad para volver a poner en valor la trascendencia de la música: (“ Tenía razón Pitágoras”).
El ámbito de uso al que pertenece es la lengua en los medios de comunicación, es decir, se trata de un texto periodístico, dirigido a un tipo de lector universal, por lo que la autora utiliza un registro estándar, con vocabulario sencillo y periodos oracionales no muy complejos (“La música es como una droga, nos arrebata e hipnotiza.”).
En cuanto al género textual, se puede observar claramente que es un género opinión y la subjetividad de la autora se evidencia en el uso de la 1ª persona del singular (“Para mí la música es algo esencial”); de términos valorativos: aberración, contaminación sonora,... ; Junto a la función expresiva, aparece también la apelativa, pues, como hemos dicho al principio, la intención de la autora es concienciar al lector de la importancia de la música y de su constante presencia en nuestras vidas. De ahí que utilice la 1ª persona del plural, una apelación directa al lector (perspectiva de complicidad):nos arrebata, nos conduce, manipularnos...
Por último, habría que considerar la voluntad de estilo propia también de este género periodístico (función poética). El tono literario se aprecia en el uso de recursos estilísticos como enumeraciones (la belleza, la violencia, la serenidad, la alegría, el dolor, el sentimiento), personificación (la música puede manipularnos) y metáfora (el redoble final del corazón) etc.
El hecho de que sea un texto breve y ameno, así como la firma de Rosa Montero, reconocida novelista y colaboradora habitual del País Semanal, nos llevan a concluir que se trata en concreto de una columna periodística, un artículo de opinión que recibe ese nombre por el lugar fijo que suele ocupar en el periódico o revista donde se publica semanal o diariamente y que va firmado por autores de prestigio que colaboran habitualmente en la prensa escrita para comentar temas de actualidad con un estilo original y totalmente libre.
6. Los valores del Se
En el presente encontramos cuatro oraciones en las que parece el elemento “se” con diferentes valores.
La distancia entre los cuerpos celestes se correspondía con los intervalos musicales:
Dando a entender que es la humanidad entera la que se equivoca al empecinarse en disfrutar de ese molesto ruido.
En estos ejemplos consideramos que los “se” acompañan a verbos pronominales, puesto que los verbos “corresponder”, “equivocar” y “empecinarse” se conjugan en acompañados de pronombres y , en ocasiones, de un complemento de régimen.
No sé si podría vivir sin ambas cosas
En esta oración encontramos el verbo saber conjugado en primera persona del singular y presente de indicativo, con tilde diacrítica.
Una contaminación sonora que se te mete por los oídos en ascensores
En este ejemplo se emplea un “se” pasivo reflejo. Las denominadas oraciones pasivas reflejas se construyen con un verbo en voz activa precedido de “se”. En este caso, el “se” es también un incremento verbal y se analiza conjuntamente con el verbo.