HACIENDO POSIBLE LO IMPOSIBLE Rosa Montero (texto adaptado)
Escribo este texto 24 horas después de que el equipo de rescate lograra arrancar el cuerpo de Julen de su sudario de tierra (ya saben que los artículos del El País Semanal tardan 15 días en imprimirse). En las televisiones y en diversos medios hablan acongojadamente de “los esfuerzos en vano”. Qué errónea me parece esa expresión: ¿cómo que en vano? Han sacado al niño. ¿Acaso alguien pensaba que un bebé de dos años podría seguir vivo 13 días después de caer por un agujero abismal y diminuto? Sin el coraje de esos hombres que arriesgaron su vida y movieron 85.000 toneladas de terreno, Julen seguiría sufriendo en nuestra imaginación una agonía interminable.
Ser sepultados vivos es uno de nuestros terrores más arquetípicos, como muestra Edgar Allan Poe en su espeluznante relato El entierro prematuro. Es ese pánico ancestral lo que aviva el interés del público. Sucedió lo mismo el verano pasado con los 12 chavales que permanecieron atrapados en una gruta de Tailandia durante dos semanas. En ambos casos, ese interés derivó al morbo mediático. Carnaza tras carnaza hora tras hora, con un ojo puesto en el número de espectadores alcanzado. Porque la sobrecogida, absorta atención que ha prestado todo el país al caso Julen es natural, es lógica, es buena; es una explosión de compasión de las neuronas espejo. Igual que con los chicos tailandeses. Recuerdo que, por entonces, hubo comentaristas que ironizaron sobre nuestra extrema preocupación por los 12 colegiales de la cueva y nuestra total indiferencia ante, por ejemplo, los 10.000 niños que la Europol dio por desaparecidos en Europa en 2015, en lo más álgido de la crisis de refugiados. Es verdad. Tienen razón. Esos 10.000 niños tal vez explotados sexualmente por las mafias es una atrocidad sin paliativos, una tortura sin fin, aún peor que un agujero de tierra. Pero es que no los conocemos, no sabemos ni por dónde empezar para evitar este infierno, nos sentimos inútiles y perdidos. En cambio, en el caso de Julen o de los niños tailandeses cabía la lucha, el esfuerzo, el milagro. ¿Qué otra cosa podríamos hacer? ¿Cruzarnos también ahí de brazos? Pelear es vivir.
Tengo la sensación de que estos sucesos de rescates extremos funcionan a modo de catarsis colectivas en las que los humanos proyectamos el ciego horror del mundo, desde los menores desaparecidos o los niños ahogados en las pateras hasta nuestros propios duelos, nuestros dolores y nuestras agonías. Y ahí es donde adquiere una importancia radical la heroica tenacidad de los rescatadores, el empeño colectivo sobrehumano y esa grandiosa generosidad que hace que un puñado de hombres se metan en un túnel con riesgo de sus vidas para encontrar a un niño que a esas alturas tiene que estar muerto. ¿Un esfuerzo en vano? Para nada. Justamente esa loca y altruista obstinación en hacer posible lo imposible es lo que nos permite aguantar lo inaguantable.
TEMA
La importancia del rescate del cuerpo de Julen como catarsis colectiva.
El rescate de Julen como catarsis colectiva.
2. RESUMEN
Los medios de comunicación se empeñan en decir que los esfuerzos realizados por los equipos de rescate para salvar el cuerpo de Julen fueron en vano; sin embargo, esa acción generosa impidió que el niño siguiera sufriendo en nuestra imaginación, puesto que ser enterrado vivo es uno de los mayores miedos del ser humano. La labor heroica de los hombres que arriesgaron sus vidas fue seguida por el público con preocupación, a pesar de que era casi imposible sacar vivo al niño. Y es que casos como el de Julen o el de los niños tailandeses atrapados en una gruta funcionan como catarsis, haciendo pensar que se pueden evitar otros horrores a los que no se sabe ni cómo enfrentarse.
Tipología textual
Según la estructura del mensaje
El texto titulado Haciendo posible lo imposible escrito por Rosa Montero según la tipología textual, se trata de un texto argumentativo puesto que la autora pretende defender la importancia del esfuerzo del equipo de rescate en el caso de Julen frente a quienes critican que fue en vano. La tesis aparece en el primer y último párrafo, por lo que se podría afirmar que el texto presenta una estructura encuadrada. Para defender esta tesis utiliza sobre todo argumentos mediante de ejemplificación (“Sucedió lo mismo el verano pasado con los 12 chavales que permanecieron atrapados en una gruta de Tailandia durante dos semanas”), de contrargumentación (“En las televisiones y en diversos medios hablan acongojadamente de “los esfuerzos en vano”. Qué errónea me parece esa expresión.”), de comparación (“ironizaron sobre nuestra extrema preocupación por los 12 colegiales de la cueva y nuestra total indiferencia ante, por ejemplo, los 10.000 niños que la Europol dio por desaparecidos”, y moral (“¿Qué otra cosa podíamos hacer? “).
Según el ámbito de uso
Haciendo posible lo imposible escrito por Rosa Montero es un texto perteneciente al ámbito de de la lengua en los medios de comunicación. Se trataría de un artículo publicado recientemente (“Escribo este artículo 24 horas…”, “que los artículos del El País Semanal tardan 15 días en imprimirse”) sobre un tema de actualidad y que ha creado cierta polémica, como ha sido el caso de Julen, un niño de tan solo dos años que cayó en un pozo.
Según el género textual
Además podemos afirmar que se trata de un género periodístico de opinión, pues la subjetividad está presente a lo largo de todo el texto y se muestra mediante el uso de diferentes modalizadores, de los que hablaremos posteriormente. Cabe destacar asimismo la función apelativa que se muestra en el uso de la primera persona del plural (“No los conocemos”) y se utiliza con el fin de hacer cómplice de sus reflexiones al lector. También se aprecia la originalidad y voluntad de estilo en este texto de Rosa Montero que utiliza recursos expresivos , como metáforas (“sudario de tierra”), enumeraciones (“hasta nuestros propios duelos, nuestros dolores y nuestras agonías”), etc.
Por todas estas características señaladas podemos deducir que se trata de una columna periodística, un artículo de opinión breve que recibe ese nombre por el lugar fijo que suele ocupar en el periódico o revista donde se publica semanal o diariamente y que va firmado por autores de prestigio que colaboran habitualmente en la prensa escrita para comentar temas de actualidad de forma original y libre, tratando de establecer un tono familiar y cercano con los lectores.
Modalización
La modalización es un rasgo relacionado con la intervención o presencia del emisor en el enunciado. Es todo aquello que informa de la actitud del emisor respecto al mensaje y todo aquello que incide en la valoración del mismo. En el presente texto, predominan como veremos, los procedimientos de modalización subjetiva, ya que la autora, Rosa Montero, hace partícipe a sus lectores de sus opiniones y sentimientos sobre el caso del pequeño Julen, cuyo cuerpo fue rescatado de un pozo en el que estaba sepultado. (“Qué errónea me parece esa expresión”, “Tengo la sensación…”).
Si atendemos a las características lingüísticas del texto Haciendo posible lo imposibleque aportan subjetividad, podemos afirmar que a pesar de predominar la modalidad oracional enunciativa, tanto afirmativa (“Escribo este texto 24 horas después de que el equipo de rescate lograra arrancar el cuerpo…”) como negativa (“Pero es que no los conocemos”), destaca el uso de oraciones interrogativas, exclamativas dubitativas, modalidades estrechamente vinculadas a la funciones expresiva y apelativa de la lengua. Rosa Montero hace uso de preguntas retóricas para expresar sus sensaciones acerca del caso de Julen y de los comentarios hechos a partir de este, así como para compartir esas sensaciones con sus lectores. (“¿Qué otra cosa podríamos hacer? ¿Cruzarnos también ahí de brazos?). Es destacable la repetición de la pregunta (“¿cómo que en vano?”, “¿Un esfuerzo en vano?”). Y es que Rosa Montero trata de oponerse a este argumento que han utilizado algunos medios refiriéndose al rescate,(“en el caso de Julen o de los niños tailandeses cabía la lucha, el esfuerzo, el milagro”). En cuanto a la modalidad oracional exclamativa hallamos ejemplos como (“Qué errónea me parece esa expresión”).
Como hemos mencionado anteriormente en el texto también aparecen oraciones dubitativas (“Esos 10.000 niños tal vez explotados sexualmente por las mafias es una atrocidad sin paliativos, una tortura sin fin, aún peor que un agujero de tierra”, “no sabemos ni por dónde empezar para evitar este infierno”), que le sirven a Rosa Montero para establecer la diferencia entre el caso de Julen y los niños tailandeses, en los que cabía hacer algo, y los casos de otros niños (“los 10.000 niños que la Europol dio por desaparecidos”).
En cuanto al uso del léxico valorativo, podemos destacar la connotación negativa referida al pozo donde Julen cayó (“agujero abismal y diminuto”, “sudario de tierra”, “túnel”). Cabe señalar la intención de Montero de sensibilizar al lector describiendo la sensación de ser sepultado vivo (“agonía interminable”, “terrores más arquetípicos”, “pánico ancestral”, “extrema preocupación”, “ciego horror del mundo”). De igual forma, la autora describe, intentando enternecer e impactar al lector, la situación de los 10.000 niños desaparecidos (“es una atrocidad sin paliativos, una tortura sin fin”) de la que llega a decir que es aun peor que el agujero en el que fue sepultado Julen (“aún peor que un agujero de tierra“). Estas connotaciones negativas se contraponen a las connotaciones positivas del léxico referido al rescate de Julen y de los niños tailandeses (“heroica tenacidad de los rescatadores”, “el coraje de esos hombres que arriesgaron sus vidas”,…). Por otra parte, la autora confronta la preocupación del público ante este tipo de casos, considerándola “buena, natural, lógica, una explosión de compasión”, y la actitud morbosa y mercantilista de los medios (“carnaza tras carnaza, con un ojo puesto en el número de espectadores alcanzados”).
El uso de recursos retóricos está muy relacionado con la función poética del texto. Llama la atención la metáfora referida al agujero al que Rosa Montero denomina (“sudario de tierra”) comparándolo con la tela con la que se envuelven los cadáveres antes de enterrarlos. Las antítesis, que ya aparecen en el título del texto, (“hacer posible lo imposible”, “aguantar lo inaguantable”) haciendo referencia al rescate. Estos ejemplos son además paralelismos sintácticos, como también lo son (“Carnaza tras carnaza hora tras hora”) que sirven a Montero para describir la cobertura mediática de los casos de Julen y los niños tailandeses. Por último, destaremos la utilización de la sinonimia contextual (“hasta nuestros propios duelos, nuestros dolores y nuestras agonías”, “heroica tenacidad”, “altruista obstinación”). Enumeraciones como (“la lucha, el esfuerzo, el milagro”) aportan riqueza léxica al texto. El empleo de estos recursos lingüísticos nos muestra la voluntad de estilo de la autora.
Otro elemento de modalización empleado en este texto en el primer párrafo son los paréntesis, que sirven a Montero para entablar un diálogo con sus lectores y, de paso, explicarles por qué escribe sobre un caso como el de Julen quince días después de que se haya producido la noticia. De esta forma, parece estar disculpándose con su público por no abordar un tema “más actual”. Otro elemento tipográfico destacable son las comillas, que la autora utiliza para referirse a las palabras textuales que han aparecido en los medios (“Los esfuerzos en vano”).
La deixis nos es muy útil para reconocer la presencia de la autora en el texto. En este caso, lo más reseñable es la aparición de la primera persona del singular mediante pronombres y verbos ( “Escribo, recuerdo, me”) y del plural (“nos, conocemos, sabemos, proyectamos”). Montero emplea el plural inclusivo para referirse a los lectores y a los seres humanos en general (“Nos sentimos inútiles y perdidos”, “los humanos proyectamos”).
Otros modalizadores destacables son el uso de las perífrasis verbales modales de posibilidad (“Podríamos hacer”, “podría seguir”) y de obligación (“tiene que estar”) que nos informan sobre la actitud de Rosa Montero ante la acción descrita.
Por todo lo dicho anteriormente, concluimos que Haciendo posible lo imposible es un texto muy modalizado, donde abundan los elementos subjetivos.