A partir de la técnica del Aprendizaje Basado en Experiencias, las actividades de evaluación están encaminadas a que los y las docentes puedan dar cuenta de la comprensión y apropiación de los conceptos vistos previamente y su aplicabilidad en procesos que involucren el conocimiento adquirido.
De esta forma, se espera que los y las estudiantes adquieran la capacidad de vincular sus experiencias propias y aprender de ellas a partir de este marco conceptual y vivencial. Por esto, es fundamental que el cuerpo docente establezca unos objetivos educativos puntuales y unas herramientas y dispositivos que faciliten el desarrollo de estas capacidades en el estudiantado reconociendo las subjetividades individuales y colectivas, que pueden reflejarse en los siguientes factores:
En qué medida el grupo de estudiantes construyen conocimiento y apropiación a partir de los conceptos abordados para hacer reflexiones, análisis y lecturas críticas del contexto, y manifiesta giros en la comprensión y narrativas hacia la cultura de paz.
En qué medida el grupo de estudiantes hacen uso de las estrategias creativas y artísticas para apropiarse de los contenidos y proponer sus propias perspectivas (transformación simbólica), fundamentadas en los conceptos y hacia los giros narrativos.
En qué medida el grupo de estudiantes fortalece una consciencia de los propósitos de los conocimientos y aprendizajes en relación a la cultura política del cuidado, el perdón y la reconciliación a lo largo del proceso.
En qué medida el grupo de estudiantes despliega sus habilidades comunicativas tanto verbales como no verbales en articulación con los propósitos del proyecto.