¿Qué es Inferas?
¿Me creerías si te contara que ya has muerto?
¿Y si te dijera que lo que realmente estás haciendo es “vivir un sueño”?
¿Uno muy real, al que tu agonizante cerebro se encarga de crear mientras se va apagando?
¿Me tratarías de loco? ¿Por qué? Si todo esto es una ilusión creada por ti. Yo no tendría nada que ver, sólo soy tu propia voz interior hablando.
En todo caso, eres tú quien está delirando porque no sé... tal vez, se muere.
Se cree que El Big Bang fue la gran explosión que originó el universo tal cual como lo conocemos y, en consecuencia, la formación del mundo que percibimos a nuestro alrededor.
Miles de millones de años han transcurrido desde el instante “cero” hasta el día de hoy, que podemos contar y sigue avanzando. Se crearon la materia y el tiempo, hermanados en su concepción, como si de gemelos se tratara. Es justamente en este espacio, donde la materia formó planetas y estrellas ocupando lentamente el vacío reinante, estableciendo un número incalculable de estos. Es en estas variables, y en algún punto de la historia, donde aparecemos nosotros los seres humanos: pequeños fragmentos de materia universal que contenemos a su vez, millones de partículas más pequeñas.
Y si tomamos al universo con su “finitud” como ejemplo, tal vez los humanos, junto al planeta Tierra, seamos el equivalente a células o bacterias en el cuerpo del espacio. Nunca lo sabremos, o tal vez, algún día alguien lo descubrirá y se podrán responder miles de preguntas que nuestros cerebros formulan día a día.
¿Estamos solos en el universo? Es difícil pensar o imaginarnos que allí afuera puede haber cientos, miles o millones de planetas albergando formas de vida que no conocemos, o que sean exactamente iguales a nosotros. Pero desgraciadamente, estén tan lejos que jamás escucharás o sabrás de su existencia.
Quizás se aferren a ciertos principios que tildamos de universales. Unos condicionantes gemelos entres sí, que solo hemos comprobado en la Tierra y en ningún otro lugar, principios como la vida y la muerte. O sea, el origen de la vida misma, crea automáticamente el final de esta, medida a través del ojo del tiempo.
¿Y qué hay de nosotros? Hasta donde nuestros sentidos nos lo permiten entender, existen estas reglas y también hay otras que nos rigen, pero en un plano menos físico: el bien y el mal.
Estas palabras, muchas veces devenidas en entidades, son las que se debaten sobre los seres vivos y nos influencian, separando o uniendo caminos y llevándonos así, a ser la única especie capaz de comprobar o al menos entenderlos rudimentariamente: la raza humana.
Estos fenómenos conocidos, pueden existir en millones y millones de planetas en el universo. Y si incluso consideráramos a las estrellas como seres vivos, estas también tienen fecha de caducidad, para eventualmente morir.
También puede haber otros seres que manejen la vida y la muerte a su antojo. Y si existen ¿Dónde están? ¿Cómo los contactamos? ¿Existe de la vida después de la muerte? Interrogantes de esta índole nos asaltan todos los días, pero aquí, en esta misma historia, se responderán. Dándole un sentido único y personal a varios interrogantes, con el humilde fin de permitirnos soñar y dejar volar la imaginación. Llevándonos a aquel lugar, donde todo es posible y todo puede tener su explicación sin tantos cuestionamientos: nuestra mente.
Dentro de ella, podemos albergar miles de galaxias con sus propias leyes y reglas establecidas, incluso universos y realidades donde los seres humanos no existimos o no nacimos aun o ya fuimos extinguidos. El simple hecho de pensar en estas posibilidades es emocionante y más aún cuando sabemos que las reglas las podemos modificar a nuestro antojo de ser necesario.
Volviendo a nuestra realidad, la física es la que rige nuestros sentidos. Llegan a nosotros gracias a las señales que capturan nuestros órganos y ayudan a nuestro cerebro, a nuestra conciencia, a saber, en dónde está y como está, a qué hora está y por qué está. Ya desde el principio de la humanidad se les ha dado formas conocidas y antropomórficas a sentimientos, fenómenos atmosféricos o incluso a la ética y la moral.
En esta historia podemos encontrar humanos, y de igual manera, manifestaciones de energía o materia. También seres fantásticos, como los guerreros Ínferas o Índomes, donde los humanos mismos podemos ser aquellas bestias a las que les tememos y a su vez, los actores para detenerlas, siempre regidos por dos leyes principales que conocemos muy bien.
Leyes que creemos preestablecidas, como el principio del bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto.
Aunque hay un tema, nuestro tema, que será el recurrente en esta historia: vida y muerte.
Veremos cómo interactúan entre sí y cómo las personas se encuentran en el medio de ambas siendo actores y espectadores de lujo casi al mismo tiempo, con la capacidad de pasar de un estado a otro de manera automática y consciente. La gran mayoría de nosotros tiene la posibilidad de hablar sobre la vida que nos rodea y su desarrollo porque eso somos, materia con vida ¿Pero que hay sobre la muerte? ¿Cómo saber si nuestras mentes al momento de morir, no entran en un profundo sueño del cual ya no despertaremos?
Y si llegara a ser cierto esto ¿En qué momento se termina ese sueño, esa proyección? ¿Qué le ocurre a nuestro cuerpo al final?
Porque seamos sinceros, sabemos que la vida en algún momento acabará para nosotros. Sin embargo, todos a nuestro alrededor continuarán viviendo con normalidad, ignorando que ya no estamos en este plano de la existencia. A ti te ocurre todo el tiempo, cuándo te enteras que ha fallecido un vecino o el familiar de un amigo, realmente no te afecta en absoluto ¿Y por qué?
Estamos tan ocupados luchando por vivir un segundo más, que ni siquiera tenemos tiempo de valorar lo que han logrado los difuntos ¿Y si en realidad somos nosotros los que hemos “estirado la pata”? Tal vez nuestros caminos se terminaron hace mucho tiempo, y lo que creemos como “vida cotidiana” es en realidad la muerte misma.
Entonces, podemos sugerir que cuando este camino por el que vamos se acabe, ya sea por un accidente, enfermedad o muerte natural, estaríamos ante un bucle infinito de proyecciones, viviendo y desarrollando tantas historias como nos sea posible imaginar.
Tal vez, ahora mismo nosotros seamos parte de una proyección. O tal vez, hemos sido masacrados en alguna rebelión de la edad media, y nuestra mente imagina cómo sería haber vivido en el siglo 21 mientras se apagan sus neuronas.
Entonces, continuando por este camino, podríamos decir que has fallecido recientemente y estas “soñando” esta vida donde te ha traído inevitablemente a leer estas líneas.
Lo mejor de todo es que ahora mismo, luego de interpretar mis palabras, tu estarás considerando esta posibilidad, alcanzando un nuevo nivel de conciencia sobre nuestra situación. Y eso se debe, a que no tienes los argumentos necesarios para negarlo o afirmarlo, sólo puedes vivirlo y sentirlo a tu manera. Por eso te digo que, mientras estes decidido a aceptar todo lo que vives o captan tus sentidos, no podemos negar que indefectiblemente, tu cerebro continuará con sus funciones hasta morir.
Y así, nuevamente, ya no podríamos distinguir cual es la realidad que nos rodea. Arrojando como resultado, una fascinante respuesta a uno de nuestros interrogantes:
Porque nuestra mente, nuestra conciencia, es esclava, sirvienta y dueña de sí misma. Pero, además, no contenta con saber eso, vive completamente obnubilada sobre su conocimiento de ser algo finito y mortal, o sea, que tarde o temprano va a desaparecer.
Sin embargo, no todos nos quedamos con esa idea. Dado que, siendo plenamente conscientes de que vamos a vivir encerrados en un cuerpo con fecha de vencimiento, buscamos y creamos nuestras propias respuestas, con el afán de que una de ellas, al menos sea la correcta, la real.
Algunos, incluido tú también, decidimos que nuestro cerebro va a superar ese asombro. Entonces, no contentos con la realidad que se nos pone de frente, tomamos la decisión de ignorar los peligros, para buscar esas respuestas sobre nuestra propia mortalidad, en el mundo que nos rodea.
Finalmente, con estos interrogantes sobre la mesa, llegamos hacia a nuestra idea principal, Inferas.
Porque a continuación, en mi anhelo de buscar respuestas, comencé una historia con hechos narrados y ocurridos ¿sabes en dónde?
En mi mente primero, y luego lo harán en la tuya cuándo lo leas, porque es a través de la imaginación, que estas personas vivieron, viven y vivirán. Tuvieron su historia, su universo, sus reglas y leyes establecidas, al igual que nosotros ahora mismo.
Estas vivencias que recrearás a continuación con lujo de detalles, fueron llevadas desde mi creatividad, canalizadas a través de mis manos, hojas, lapiceras y luego computadora.
¿Cuántos detalles? Al igual que un sueño que pasa rápido, hay muchos que están, pero no los alcanzamos a divisar. Sin embargo, hay tantos como he podido imaginar y tú, además, serás capaz de proyectar, repitiéndola en tu propia mente. Creando un universo y una copia casi idéntica a como yo lo pensé, pero con la diferencia que cobrará vida dentro tuyo.
¿Y si en realidad soñamos que yo lo escribo y tú lo lees? ¿Acaso no sería exactamente lo que estamos haciendo ahora?
Cualquiera que fuera la respuesta a esta pregunta, y todas las que nos formulemos, me fascina pensarlo y “romperme” la cabeza imaginando cuantos universos somos capaces de crear y reproducir a partir de lo que leemos.
Atención, todo lo que leas y proyectes en tu mente queda exclusivamente a tu criterio. Yo te voy a mostrar un sendero, marcado e iluminado con palabras, pero será tu mente, la que le dará la vida. Desde algo monstruoso a algo precioso, no importa, en mi universo todo es posible ¿en el tuyo?
Y así, es como te dejo a merced de vuestra imaginación. Lo que estas a punto de leer y proyectar ya sucedió en mi cabeza al menos una vez, por eso las palabras van a ser tu camino y te doy la mano para que me acompañes y me dejes guiarte en este universo, el universo de Ínferas.
Disfrútalo. Y desde ya, te agradezco por elegir mi historia y principalmente a la vida, por darme la posibilidad de escribirlo para que lo leas, gracias.