Cuando se cuestiona a los funcionarios de Morena por los altos sueldos y prestaciones que reciben, tanto ellos como la oposición suelen responder con argumentos ad hominem. En lugar de reflexionar y reconocer que, en un país pobre —y no pobre por falta de recursos naturales como petróleo, litio, oro o agua— deberían bajarse el sueldo, desvían la conversación señalando que los del PRI, PAN o PRD tienen más casas de lujo.
Es triste ver cómo el país está en manos de pillos, por muy letrados o científicos que sean, porque sus sueldos rebasan la moral de su supuesta "vida franciscana" —como ellos mismos la llaman. El punto no es que Alito tiene lo que tiene; Morena debió haber ya investigado a todos los políticos corruptos del pasado, fueran presidentes o funcionarios menores. No se trata de si queremos que se enjuicie a los expresidentes mediante consultas en lugares lejanos y escondidos. Para eso los pusimos ahí: para que se encarguen de enjuiciar a los ladrones del erario público. No soy yo, un pelagatos, quien debe poner la demanda. Son ellos, los que están en el poder, quienes deben hacerlo. No están ahí para pagarse sueldos estratosféricos en un país donde el mexicano común apenas sobrevive.
Es lamentable que la gente piense que porque Noroña grita una serie de idioteces o se defiende diciendo “Alito es peor que yo, vean la casa que tiene”, ya con eso se justifica. Pero ese no es el punto. A esos políticos ya los deberían haber enjuiciado los morenistas en el poder. Están ahí no solo para construir y proteger bienes públicos, sino para castigar a los malandrines.
La oposición celebró que una periodista preguntara cuánto gana la presidenta, y ella respondió que el salario promedio es de 20 mil pesos. Eso es una trampa. Si una persona gana 100 mil y otra 8,500, el promedio sería 54,250 pesos. El salario de los políticos no debería compararse con el salario promedio de los trabajadores del IMSS, que ronda entre 18,540 y 20,000 pesos. Incluso si tomamos el máximo —20 mil— y lo multiplicamos por cuatro, serían 80 mil pesos. Eso es lo que, siendo generosos, debería ganar la presidenta, si todos los mexicanos en edad de trabajar ganaran al menos 20 mil mensuales.
Pero ahí entra el salario de los trabajadores del ISSSTE, que va de 16 mil a 22 mil pesos. Desde mi punto de vista, todos los que votamos —coticemos al ISSSTE, al IMSS o no tengamos trabajo— somos parte del triunfo de Morena. Y lo que exigimos es que el salario promedio de esa población, según la ENIGH, que es de 7,500 a 9,000 pesos mensuales, sea el referente. Por ser un país pobre, el presidente debería ganar, como máximo, cuatro salarios de ese ingreso promedio: 9,000 x 4 = 36 mil pesos. Los demás funcionarios deberían ganar tres salarios promedio, es decir, 27,000 pesos mensuales, sin mayores prestaciones que las que recibe un trabajador común.
Imaginen a Sheinbaum o a sus hijos en la sala de urgencias de cualquier hospital público, con un ataque epiléptico como el de mi hermana, o con cáncer como mi hermano y mi madre. Pasan horas, a veces días, hasta que al fin te atienden. Y pase lo que pase, a la semana te sacan del hospital porque esa es la consigna. Ventanas abiertas, frío que recorre los cuerpos desnudos y huesudos de los enfermos. ¿Creen que no harían más eficientes los servicios si sus hijos estuvieran en esas circunstancias?
Imaginen a Noroña, a los ochenta años, subiendo y bajando escaleras porque los elevadores no sirven. Imaginen que vivieran como en El Salvador, donde si no tenías carro te asaltaban a cada rato. A mí me robaron varias veces, pero la más impresionante fue cuando me sacaron un puñal de obsidiana tan largo como mi antebrazo. Tuve que caminar por en medio de la carretera para que, gracias al tráfico, no me jalaran hacia las casas miserables de esos barrios ocultos por la maleza.
Me canso ganso de que el cambio sería como el que se dio en El Salvador en materia de seguridad. Porque el problema ya no es solo la infraestructura, sino un pueblo inoculado por la enfermedad del neoliberalismo: la avaricia. En este mundo, bolear zapatos ya no da para vivir, aunque cobres entre 30 y 40 pesos. En los años 70, cobraban de 1 a 2 pesos, y muchas veces lo hacían gratis si te veían muy amolado. Como decía mi hermano: “Ser pobre es muy caro”, porque ¿cuánto te cobra hoy un plomero o un pintor?
Desgraciadamente, tenemos una oposición que, aunque por fin hizo un cuestionamiento sobre el sueldo de los políticos, no supo decir: “Yo creo que su sueldo debería ser el promedio del de todos los mexicanos en edad de trabajar, tengan empleo o no.” Pero esa actitud chulita de la presidenta, que ni se inmutó por lo que gana, es ofensiva. Aun si fueran 20 mil pesos el promedio, lo máximo que debería ganar son 80 mil, sin mayores prestaciones que las de cualquier trabajador de este país tan rico, gobernado por gente tan miserable.
Que dejen de hablar de estadísticas y salgan a caminar por las calles de Tepito, Guanajuato, Morelos o donde sea. Que vayan a los hospitales, que inscriban a sus hijos en escuelas públicas. Cuando no había escuelas particulares, la población asistía a las públicas, y eran excelentes. Recuerdo cómo me admiraba de lo que sabían mis padres: sabían de todo, y sabían bien. Hoy no se sabe, y lo que se sabe, se sabe mal.
No bajemos el dedo del renglón. Sigamos poniendo en evidencia a los morenistas. No tenemos otra opción, y no porque Morena sea perfecto, sino porque los del PRI, PAN y PRD han demostrado durante décadas que roban mucho más, y lo hacen con cinismo: creen que no roban, o dicen que no roban, como si el país no estuviera hundido por su saqueo. Son políticos que no se tientan el corazón para destruir lo que queda de México, sin remordimiento ni vergüenza. Por eso, aunque Morena nos decepcione, seguimos exigiendo que cumplan lo que prometieron. Y aún podemos decirles: “No me vengas con payasadas de salario promedio o estadísticas. Sal al mundo como salió Buda, y entonces sí, ilumínate.
08/09/2025, CDMX.
¡Felicidades, Cuautepec recupera su laguna!
Después de dos años de trabajo, comienzan a verse los avances en la recuperación de la laguna en Cuautepec, ubicada en la alcaldía Gustavo A. Madero. El Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX) ha modificado el proyecto inicial para garantizar la operación del vaso regulador, lo que evitará inundaciones y promoverá el desarrollo del humedal. Las lluvias ya han dado forma a la laguna, y las primeras aves migratorias han comenzado a llegar. Desde el Cablebús, se pueden observar estos emocionantes cambios.
La laguna se localiza a las faldas de la Sierra de Guadalupe y tiene una capacidad de almacenamiento de 175 mil metros cúbicos. Su función es regular las avenidas del río Cuautepec, descargando el agua hacia el Sistema de Drenaje Profundo o al río San Javier, que a su vez se incorpora al río de Los Remedios.
En 2022, SACMEX licitó el proyecto "Saneamiento y humedal para el tratamiento de agua en Cuautepec (CDMX)" y la construcción fue otorgada a la empresa "Dragados y Urbanizaciones siglo XXI". La obra debía ser entregada en noviembre de 2022. Este proyecto propone el diseño y construcción de un sistema de tratamiento primario de agua residual mediante un pabellón hidrobotánico de plantas acuáticas. Este sistema reducirá la cantidad de carbono en el agua y la llevará hacia un humedal. Este modelo es similar al que ya se implementó en el parque Cuitláhuac, en Iztapalapa.
Conforme avanzaba la obra, se realizaron ajustes importantes. Por ejemplo, se construyó un bordo para evitar que la basura cayera en el río Maximalaco y un segundo bordo protector para captar grasas, aceites y lodos. En el humedal se han replantado tules y paragüitas, además de otras plantas que ayudan a depurar el agua. El predio destinado a la remodelación es de 88 mil metros cuadrados, de los cuales el humedal y los canales ocuparán 74 mil 800 metros cuadrados. El objetivo principal es la remoción de materia orgánica.
El proyecto también incluye el rescate del Río de los Remedios, un proyecto de paisaje que contempla la conformación de topografías, taludes, andadores de servicio y de visitantes, arbolado principal y mejoramiento de áreas verdes basado en la ecología del sitio. El agua es tratada por biodigestores antes de ser incorporada al canal, que está dividido en cuatro secciones donde se depura nuevamente antes de llegar al humedal.
Desde 2019, los habitantes de Cuautepec, con el proyecto CREA (Concientiza, Recupera Espacio, Aprópiate), han estado cuidando el humedal, recogiendo basura y realizando actividades para difundir la importancia de esta área. Además, el proyecto contempla la construcción de un mirador para que los habitantes y visitantes puedan disfrutar del lugar.
El humedal, además de crear un paisaje agradable a la vista, regulará la humedad y la temperatura de la zona. Esto propiciará la presencia de aves, insectos y permitirá la recuperación gradual del ecosistema a corto plazo.
13/05/2024, CDMX.
La Piedad de Ahuehuetlán II
En la época prehispánica, el pueblo pescador de Ahuehuetlán se encontraba ubicado a orillas del lago, el cual se formaba gracias a la acumulación de agua proveniente de las precipitaciones y los ríos que descendían de las montañas y volcanes circundantes. Este lago, era de carácter endorreico porque carecía de una salida natural hacia el mar.
Durante la época prehispánica, el pueblo pescador de Ahuehuetlán se estableció en las orillas del lago. Aunque no se le atribuyen grandes construcciones, es probable que existieran, dado que en la época novohispana se erigió uno de los cuatro conjuntos religiosos católicos considerados protectores de la Ciudad de México, dedicados a la advocación de la Virgen de la Piedad. Este pueblo, sobreviviente de la Colonia, desempeñó un papel preponderante como centro religioso.
La construcción de estos recintos religiosos en Ahuehuetlán comenzó cuando, en 1595, el virrey ofreció a los miembros de la orden dominicana un terreno para la edificación de un convento de retiro, que posteriormente se convertiría en el "Colegio Imperial de la Piedad y Porta Coeli". El término "Puerta Coeli", significa "Puerta del Cielo", proviene de un sueño que tuvo un fraile en un viaje a Jaran, donde vio una escalera que tocaba el cielo y era utilizada por los ángeles para ascender. Este episodio inspiró el nombre del convento y del templo.
El templo y el convento dominico recibieron el nombre de "La Piedad" debido a la forma en que llegó a México la imagen mariana a principios del siglo XVII. Según la leyenda, el fraile Cristóbal Ortega viajó a Roma para encargar un cuadro de la Virgen para el altar mayor el cual no fue terminado. Durante el viaje de regreso a la Nueva España, el barco fue alcanzado por una tormenta, tanto el fraile como los marineros rezaban a la Virgen para que intercediera a su favor. Al llegar al templo contó a sus compañeros los percances del viaje, al extender el lienzo asombrados vieron que el cuadro estaba terminado, lo que se consideró un milagro y dio renombre a la iglesia de La Piedad. Además, el templo albergó al Cristo Negro, venerado hoy en la Catedral, el cual, según se cuenta, salvó la vida de un hombre al que querían envenenar en el siglo XVIII.
Personajes notables de La Piedad y algunas contribuciones o anécdotas:
Agustín de Ahumada y Villalón, el cuadragésimo segundo Virrey de Nueva España, gobernó desde 1755 hasta 1760, año de su fallecimiento. Durante su mandato, continuó con la política de mejoras administrativas y con el proyecto de desagüe del Valle de México. Además, tuvo un papel relevante en la proclamación de la Virgen de Guadalupe como patrona del reino de la Nueva España. Ahumada también estuvo involucrado en asuntos que llevaron al descubrimiento de yacimientos de plata en Nuevo León.
Uno de los eventos destacados durante su mandato fue la erupción del volcán Jorullo en Michoacán, que provocó el abandono de los ranchos y pueblos cercanos al volcán. Por orden del Virrey, la mayoría de los habitantes, en su mayoría indígenas, fueron reubicados. Ahumada falleció en ejercicio de su cargo, y sus restos fueron sepultados en la iglesia de 'La Piedad'.
Fray Servando Teresa de Mier y Noriega y Guerra, nacido en Monterrey, Nuevo León, en 1765 y fallecido en la Ciudad de México en 1827, fue un fraile dominico, sacerdote liberal y prolífico escritor de tratados sobre filosofía política durante la época de la Independencia de la Nueva España. Entre sus controvertidas ideas se encontraba la teoría de que el culto a la Virgen de Guadalupe tenía raíces prehispánicas, argumentando que el imperio azteca ya era cristiano antes de la llegada de los españoles en 1519. Estas ideas le valieron acusaciones de herejía y blasfemia por parte del arzobispo Alonso Núñez de Haro, lo que lo llevó a ser condenado a diez años de exilio en el convento dominico de Las Caldas, en la actual Cantabria, España.
A pesar de su condena, Mier no se resignó y escapó del convento de Caldas, aunque fue recapturado y trasladado al convento de San Francisco, en Burgos. Allí logró presentar su caso ante el Consejo de Indias, pero, si bien los teólogos de la Inquisición determinaron que no había cometido blasfemia, la influencia de Núñez de Haro impidió que obtuviera la absolución.
Durante sus exilios y viajes, Fray Servando entabló amistad con importantes figuras políticas como Lucas Alamán y Miguel Ramos Arizpe. En París colaboró con José María Blanco White en El Español, un periódico que respaldaba los movimientos independentistas en los dominios españoles en América. Mier se encontraba en Cádiz durante los preparativos para la celebración de las cortes constituyentes. En la comisión de América se encontraba Lucas Alamán, con quien había entablado amistad en París. Este último lo invitó a unirse a la bancada americana para participar en las cortes de Cádiz. También formaba parte de la diputación americana Miguel Ramos Arizpe, con quien Mier entabló una amistad que perduró hasta su fallecimiento. Ambos liberales se convirtieron en rivales políticos de Alamán durante los primeros congresos constituyentes mexicanos. Sin embargo, las cortes de Cádiz no otorgaron beneficios significativos a las colonias novohispanas, lo que llevó a Mier a comprender la necesidad imperante de lograr la independencia absoluta de América.
En Cádiz Mier fue invitado por Iturrigaray a Londres para escribir una obra histórica sobre la revolución en la Nueva España, se asoció con el revolucionario español Xavier Mina y se embarcó en una expedición hacia América en 1816 para luchar por la independencia del virreinato. Sin embargo, fue capturado por los realistas y encarcelado en varias ocasiones, incluida una estancia en la Fortaleza de San Carlos de Perote y la cárcel de la Inquisición de la Ciudad de México. A pesar de los obstáculos, Mier continuó su lucha por la independencia y se convirtió en diputado en el primer y segundo Congreso Constituyente de México. Defendió fervientemente la idea de una república federal moderada, aunque se opuso a la voluntad del pueblo de federarse, argumentando que debían ser conducidos en lugar de obedecerlos ciegamente. Finalmente, en 1826, pronunció su "Discurso de las profecías", donde expresó su visión sobre el federalismo y el futuro de México.
Fray Servando Teresa de Mier falleció en 1827, pero su legado perdura como uno de los precursores del pensamiento liberal y federalista en México. Aunque su cuerpo fue inicialmente enterrado con honores en el antiguo convento de Santo Domingo de la Ciudad de México, su destino final sigue siendo un misterio, ya que su momia fue vendida a un italiano en 1861 y su paradero actual es desconocido.
Juan González y García nació en Valencia del Mombuey, en la provincia de Badajoz, en 1510. Es considerado uno de los más destacados representantes de la "clerecía" por el historiador Fray Jerónimo de Mendieta. Llegó a la Nueva España en 1528 junto a su tío Ruy González, quien participó en la conquista al lado de Hernán Cortés. Desde su llegada, González se enamoró de esta tierra, adoptando la lengua náhuatl y haciendo de ella su hogar permanente.
Su vocación religiosa se consolidó bajo la tutela de Fray Julián Garcés, dominico y primer obispo de Tlaxcala, quien le otorgó la tonsura, las órdenes menores, el subdiaconado y el diaconado. En 1531, durante las apariciones de la Virgen de Guadalupe, González fue llamado por el obispo Zumárraga para servir como intérprete de Juan Diego. Tres años más tarde, en 1534, fue ordenado sacerdote por el mismo Zumárraga.
Su servicio eclesiástico se extendió con su nombramiento como Racionero en el Cabildo de la Catedral de México por el emperador Carlos V en 1540, y posteriormente como Canónigo en 1544. Durante este tiempo, desempeñó un papel crucial como Nahuatlato, predicador y confesor de los indígenas, así como juez hacedor, encargado de la administración de los diezmos.
Además de sus responsabilidades eclesiásticas, González también contribuyó al ámbito educativo como tercer rector en dos ocasiones de la Real Universidad Pontificia, precursora de la actual Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Renunció a su cargo canónico para continuar su labor misionera entre los indígenas, hasta que finalmente se retiró a una vida de oración y penitencia, dedicando sus últimos años a la construcción de la "Capilla de la Visitación".
Falleció el 5 de enero de 1590 con una sólida reputación de santidad, siendo enterrado en la catedral de México. Durante los últimos 30 años de su vida, se dedicó en completo aislamiento a la oración y la penitencia en el predio que ocupó la Octava Delegación de Policía. En un gesto de reconocimiento a su labor social y comunitaria en favor del pueblo prehispánico, el 6 de julio de 2016 se inauguró en su honor el Centro Cultural Juan González y García.
Este templo, de una importancia ritual incalculable para los mexicanos, fue clausurado con la implementación de las Leyes de Reforma entre 1857 y 1861. Aunque se sabe que algunas de sus prácticas continuaron de manera clandestina. Durante esta misma época, surgió el panteón francés en 1872, y la disminución del nivel del lago provocó la formación del río La Piedad, desencadenando inundaciones en vastas áreas. Para entonces, el poblado se comunicaba con la capital virreinal a través de un sendero que, en el siglo XVII, se transformó en la elegante Calzada de la Piedad, descrita en crónicas de la época como un paseo de singular belleza. A pesar de que este magnífico edificio estaba catalogado como Monumento por el INBA, fue demolido en 2014, ignorando su indudable valor arqueológico e histórico. En la actualidad, su sitio lo ocupa el estacionamiento de la plaza comercial Parque Delta.
En 1945, en una ubicación hacia el poniente del antiguo templo, se erigió la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad. En aquel sitio, la octava comisaría ya había sido construida sobre los escasos vestigios del templo anterior. Además, se edificaron el parque de béisbol del Seguro Social y el Complejo Centro Médico, y se llevó a cabo la construcción del viaducto Miguel Alemán, lo que conllevó al entubamiento del antiguo Río de la Piedad. Mientras tanto, el hermoso retablo dorado tallado en madera dedicado a la Virgen de los Remedios, obra maestra del siglo XVIII fue encontrado en el sótano del monasterio de Churubusco y reinstalado en la capilla de San Sebastián de Chimalistac. Compuesto por cinco medallones que cuentan los misterios del rosario y al centro la talla en madera, que data del siglo XVII, la representación del mártir San Sebastián.
En el siglo XX se construyó la nueva iglesia neogótica diseñada por el arquitecto Enrique Langenscheidt Obregón, con el asesoramiento de Jesús Gama Flores. El arzobispo Primado de México, Luis María Martínez colocó la primera piedra el 11 de abril de 1945. Para embellecer el altar, se invitó al pintor tapatío Pedro Medina Guzmán a crear un mural monumental. La pared, con una altura de treinta y dos metros y una forma curva y triangular de novecientos metros cuadrados, sirvió de lienzo para la representación del Apocalipsis. Medina Guzmán leyó las sabradas escrituras, dedicó más de un año a los bocetos y tres a la ejecución de esta obra. El resultado es una obra digna de admiración, que enriquece el patrimonio artístico y espiritual de la comunidad.
¿Qué te parece? ¿Vale la pena dar un paseo por mi colonia, visitar la iglesia y luego caminar tranquilamente por el parque lineal de Viaducto?
01/05/2024, CDMX.
Los españoles justifican su barbarie acusando a los mexicas de realizar sacrificios humanos, pero por ahora nos enfocaremos en el tema del agua. Cuando los españoles llegaron, se encontraron con una hermosa ciudad asentada sobre un lago, rodeada de diversos pueblos y ciudades establecidos cerca del lago o de los ríos.
En aquel entonces, los habitantes del Valle de México habían desarrollado sistemas avanzados para manejar el agua. A través de calzadas y albarradones, lograban evitar inundaciones en la región. Aunque las inundaciones eran raras, se registró un gran desastre en el verano de 1446. Ante esta tragedia, Moctezuma Ilhuicamina recurrió a la sabiduría del rey poeta del reino de Texcoco, Netzahualcóyotl, quien era reconocido como ingeniero, guerrero, filósofo, estadista y legislador.
Netzahualcóyotl propuso a Moctezuma II una solución ingeniosa: separar las aguas de Tenochtitlán de las de Texcoco. Propuso la construcción de un albarradón iniciando en Iztapalapa por un lado y en Atzacoalco por el otro para encontrarse en el Peñón de Tepetzinco, situado al oriente de la Culebra de Piedras, con el fin de separar las aguas dulces de las saladas y controlar su flujo mediante amplios portones. La obra, que midió 16 km de largo y 18 m de ancho, se levantó en solo dos años, mostrando el ingenio y la habilidad de los ingenieros mesoamericanos de la época.
A pesar de la magnificencia de la obra, fue destruida por los conquistadores. Sin embargo, hoy en día podemos reflexionar sobre la posibilidad de recuperar la grandeza de nuestra ciudad y su entorno natural. Los proyectos contemporáneos podrían aspirar a hacer de la Ciudad de México un lugar simbiótico con su entorno y naturaleza. Aunque el costo inicial pudiera ser elevado, los beneficios a largo plazo de preservar nuestro patrimonio natural y cultural serían invaluables.
Es decepcionante observar que quienes dirigían la ciudad en ese entonces no optaron por una solución armoniosa. En 1603, Simón Méndez, un ingeniero y arquitecto novohispano, presentó una propuesta específica para resolver las inundaciones alrededor del lago de Texcoco. Su propuesta consistía en construir un canal que conectara el lago con el Valle de Tequixquiac, ubicado a 50 kilómetros al norte. Sin embargo, esta propuesta fue rechazada, posiblemente debido al costo, la tecnología limitada o los intereses políticos.
En 1773, Joaquín Velázquez de León (1732-1786), abogado, matemático, escritor, astrólogo y minero novohispano, profundizó en la propuesta de Simón Méndez. Registró y reconoció detalladamente el terreno del Valle de México, explorando el curso del río Cuautitlán y examinando las orillas de las lagunas de Zumpango, Xaltocan y San Cristóbal.
En 1856, la Junta Menor de las Obras del Drenaje convocó a peritos e ingenieros para proponer soluciones innovadoras para resolver el problema de las inundaciones en el Valle de México. Entre las propuestas recibidas se encontraba la de M. L. Smith, quien sugería abrir un canal desde el lago de Texcoco hasta el Valle de Tequixquiac, retomando la propuesta de Simón Méndez y detallada por Joaquín Velázquez de León. Además, proponía conservar el agua del lago de Texcoco e impedir que se elevara su nivel para evitar la amenaza de inundaciones en la ciudad.
La elección de la propuesta del ingeniero Francisco de Garay para el diseño del sistema de drenaje en el Valle de México no estuvo exenta de controversia. Como vocal de la junta encargada de evaluar las opciones, Garay revisó minuciosamente el plan propuesto por M. L. Smith, pero sus críticas fueron particularmente severas, que algunos lo interpretaron como un claro conflicto de intereses para impulsar su propio proyecto. La propuesta de Garay simplificó la idea original, eliminando los canales secundarios y dando lugar a lo que ahora conocemos como el Gran Canal de Desagüe. Esta decisión, especialmente la omisión de diseñar canales en el oriente del Valle para conectar los lagos del sur y del norte, fue el inicio del colapso del ecosistema lacustre en la cuenca del Valle de México.
Desde una perspectiva conceptual, el sistema de drenaje del Valle de México puede considerarse contrario a la naturaleza, ya que opera en contra de la pendiente natural del terreno. Su objetivo principal es mantener un equilibrio hídrico en el Valle y prevenir inundaciones en la ciudad, a la vez que desvía constantemente el flujo de agua hacia el norte. La superposición entre los sistemas primarios y secundarios de drenaje actuales y los antiguos lagos del Valle ilustra claramente esta diferencia en enfoques.
Hacia la década de 1950, el vertiginoso crecimiento económico impulsó una expansión urbana sin precedentes en el centro y el poniente metropolitano, generando un notable aumento en las descargas de aguas residuales en la red de drenaje. Para afrontar este desafío, se erigieron grandes colectores y emisores en el noroeste de la ciudad, estableciendo una conexión entre esta infraestructura y los vasos reguladores en el oriente y norte del Valle de México mediante canales sin áreas de retención ni control de flujos, respaldados por un complejo sistema de bombeo. Sin embargo, la falta de una conexión con el sur del Valle comprometió la capacidad de desagüe hacia el norte.
El resultado es un reflejo de la interacción entre la planificación urbana en el nororiente del Valle de México y la infraestructura hídrica básica que la sustenta. En contraste, aún podemos encontrar ejemplos de simbiosis contemporánea con los cuerpos de agua del Valle, como canales, lagos y represas de tamaño medio, especialmente en algunas zonas del Valle de Chalco.
Paradójicamente, en estas áreas, la infraestructura actual de la Secretaría de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX) y la Comisión Nacional de Aguas (CONAGUA) aún conserva elementos del proyecto original de 1857. Esto destaca el potencial de la ecología metropolitana para recuperar la visión de mediados del siglo XIX, que buscaba un equilibrio simbiótico con el entorno, y abrir nuevas perspectivas para la planificación urbana en el norte y oriente del Valle de México.
Ahora, la ciencia nos sorprende al descubrir que los ríos, al igual que nosotros, tienen su propia forma de respirar. Así como nosotros tomamos oxígeno y liberamos dióxido de carbono, los ríos también tienen un proceso de intercambio de gases, pero a través de pequeños organismos y materia orgánica. Investigadores han llevado a cabo un estudio detallado sobre la respiración de diversos tipos de corrientes y arroyos, con el objetivo de comprender por qué algunos respiran más que otros.
Este hallazgo nos invita a reflexionar sobre la vida misma de estos cuerpos de agua y cómo interactúan con su entorno. En el contexto del Valle de México, donde el agua ha sido un elemento fundamental desde tiempos ancestrales, esta investigación nos permite apreciar aún más la complejidad y la vitalidad de nuestros ríos y lagos. Entender cómo respiran estos ecosistemas acuáticos puede proporcionarnos información valiosa para su conservación y manejo sostenible en el futuro.
Aún tenemos la oportunidad de devolverle su esplendor a nuestro Valle, adoptando ideas que no busquen luchar contra el flujo natural del agua, sino respetarla y convivir en armonía con ella para tener un Valle sano. La pregunta es: ¿Quién se atreverá a realizar este noble reto?
22/04/2024, CDMX.
La Piedad de Ahuehuetlán I
Hace algún tiempo, mientras caminaba por la avenida Cuauhtémoc, me sorprendí al observar a través de un vidrio, sin más información, los restos prehispánicos que se escondían en su interior. La escena me cautivó de inmediato, evocando una sensación de asombro y curiosidad que me llevó a desear conocer más sobre aquellos vestigios de la historia ancestral de México. Esos fragmentos de un pasado antiguo, enmarcados por el cristal transparente, parecían susurrar historias olvidadas, invitándome a adentrarme en su misterio y a desentrañar los secretos que guardaban.
Uno de los desafíos más acuciantes que enfrentamos como ciudadanos de esta urbe radica en la falta de sensibilidad y compromiso patriótico por parte de los políticos, quienes parecen carecer del amor y respeto hacia nuestra nación y sus diversas culturas. Esta apatía y desconexión se remonta a los tiempos de la conquista, cuando los invasores europeos despreciaron nuestras tradiciones y modos de vida al llegar al Valle de México. En lugar de integrarse con la población local y aprender de su sabiduría, optaron por imponer su voluntad de forma violenta, sin consideración por el legado cultural que yacía en estas tierras. Este desdén inicial ha permeado a lo largo de los siglos, afectando la forma en que los líderes políticos contemporáneos se relacionan con nuestra historia y herencia cultural, perpetuando así una brecha de entendimiento y aprecio por nuestra identidad nacional.
Un ejemplo palpable de esta incapacidad para vislumbrar más allá de los intereses egoístas ha sido la negativa a permitir que esta ciudad crezca de manera simbiótica con su entorno, tal como lo hacían las civilizaciones prehispánicas. Cuando los antiguos habitantes contemplaron por primera vez la grandiosidad de Tenochtitlán, se sintieron sobrecogidos. Aquella hermosa ciudad solo podía ser concebida en la imaginación, como las que describe Amadís de Gaula en sus relatos.
Cortés se preguntaba, con su ignorancia, cómo era posible que esa ciudad, donde podías caminar descalzo sin ensuciarte los pies, no perteneciera a su rey. Por supuesto, nunca pudo pertenecer, porque al solo pisar la tierra, la llenaron de basura y contaminaron sus ríos. Los taparon y secaron, tratando de controlar el agua, y se olvidaron de la belleza del Valle, ya que lo único que les interesaba era saquear estas tierras para ser recompensados y volver a España.
Este trágico legado de la conquista española eclipsó la grandeza y sabiduría de los antiguos habitantes de estas tierras. La barbarie de los conquistadores no solo destruyó sus libros y registros, sino que también silenció sus voces y perspectivas únicas, imponiendo sobre ellos una identidad española forzada que les negó la oportunidad de expresar y preservar su verdadera grandeza y legado cultural.
Al reflexionar sobre aquellos vestigios prehispánicos que despertaron mi interés por explorar mis raíces, descubrí que he vivido toda mi vida en uno de los ciento cincuenta y seis pueblos y barrios originarios de la Ciudad de México. Conocido como ‘La Piedad Ahuehuetlán’ o ‘Atlexuca’ fue un pueblo pescador habitado por los mexicas aproximadamente desde los años 1 200, y persistió con su esencia hasta la primera mitad del siglo XX. A pesar de su desaparición física, la resistencia y el espíritu de lucha de los habitantes de ‘Ahuehuetlán’ sigue a través del tiempo.
El territorio de este pueblo se extiende por diversos barrios que incluye a las colonias: Narvarte Poniente, Narvarte Oriente, Vertiz Narvarte, Piedad Narvarte y Atenor Salas, en la alcaldía Benito Juárez, así como la Roma sur que pertenece a la alcaldía Cuauhtémoc.
El nombre ‘Ahuehuetlán’ proviene de la palabra ‘ahuehuetl’, que significa ‘ahuehuete’, y ‘titla’, que se traduce como ‘entre’ o ‘junto’. Esta denominación puede interpretarse como ‘entre los ahuehuetes’ o ‘entre árboles que no envejecen’, haciendo alusión a los majestuosos sabinos que caracterizan la región.
En un importante paso hacia el reconocimiento y la preservación de las culturas originarias de la Ciudad de México, el gobierno local publicó en la Gaceta Oficial el acuerdo para la creación del Consejo de los Pueblos y Barrios Originarios del Distrito Federal el 21 de marzo de 2007. Este consejo se estableció como un órgano de coordinación de la administración pública y participación ciudadana, con el objetivo de fomentar, preservar y difundir la cultura originaria y tradicional.
La lucha y la voz del pueblo de ‘Ahuehuetlán’ siguió y no fueron en vano. En 2017, el ‘Centro Cultural Juan González y García’ de ‘Ahuehuetlán’ fue el escenario de los trabajos legislativos que llevaron a la promulgación de la Ley de Derechos de los Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes en la Ciudad de México. Gracias a su persistencia y a la unión con otros pueblos de la Ciudad de México, se logró este hito histórico. La ley, ahora incorporada en los artículos 57, 58 y 59 de la Constitución, reconoce los derechos de los pueblos originarios y les otorga protección legal para preservar su identidad cultural y sus territorios ancestrales.
Los artículos mencionados son los siguientes:
· Artículo 57: Reconoce, garantiza y protege los derechos colectivos e individuales de los pueblos indígenas y sus integrantes, asegurando que hombres y mujeres dentro de estas comunidades sean titulares de los derechos establecidos en la Constitución.
· Artículo 58: Establece que la Ciudad de México tiene una composición pluricultural, plurilingüe y pluriétnica, sustentada en sus pueblos y barrios originarios, así como en las comunidades indígenas residentes.
· Artículo 59: Estipula que las autoridades de la Ciudad de México deben adoptar medidas especiales para garantizar la protección eficaz y la no discriminación en materia de acceso, contratación y condiciones laborales para las personas trabajadoras pertenecientes a los pueblos y barrios originarios, así como a las comunidades indígenas residentes.
El 17 de abril de 2017 se publicó el aviso que anunciaba las reglas de operación del Programa General de Preservación y Desarrollo de las Culturas y Tradiciones de los Pueblos y Barrios Originarios, donde se incluyó oficialmente al pueblo de ‘La Piedad de Ahuehuetlán’ en el padrón de pueblos y barrios originarios.
En noviembre de 2019, los representantes del pueblo ‘La Piedad de Ahuahuatlán’ se sumergieron en nuevas iniciativas que luego fueron integradas en la recién aprobada ‘Ley Reglamentaria para los Pueblos, Barrios y Comunidades Indígenas Residentes en la Ciudad de México’.
Este es solo el comienzo de un nuevo capítulo en la historia del pueblo de ‘La Piedad de Ahuehuetlán’. Los relatos y las experiencias de este pueblo en la Ciudad de México son vastos y profundos, y te invito a descubrirlos. No te olvides de consultar nuestro blog, donde encontrarás una colección fascinante de relatos sobre este pueblo que seguramente te sorprenderán y te sumergirán en su rica historia y cultura.
20/04/2024, CDMX.
Patrimonio arquitectónico
Amanece y contemplo la majestuosidad de la Ciudad de México, con sus frondosos y floreados árboles y el dulce canto de los pájaros que saturan mis sentidos. Esta serenidad comienza a ser ocupada poco a poco por el bullicio de la ciudad, el constante tráfico de autos y camiones que sacuden el edificio que me traen a la realidad. En medio de este trasiego, no puedo evitar sentir cierta melancolía al reflexionar sobre el destino de nuestro edificio, una joya arquitectónica construida en 1946. Me entristece pensar que mis vecinos no aprecian su valor histórico y arquitectónico, ignorando el potencial que tendría si fuera reconocido como patrimonio de la ciudad. Esta falta de reconocimiento no solo nos afecta a nosotros, los habitantes, sino que también limita los beneficios que podría brindar a la comunidad en su conjunto.
Quizá algunos vecinos teman que ciertos fantasmas reclamen sus departamentos. Sin embargo, es esencial poseer la humildad necesaria para apreciar la belleza de este edificio y la grandeza de su constructor. Gracias a la maestría del arquitecto Félix T. Nuncio, este imponente edificio, que de cierta forma me recuerda a un trasatlántico, ha resistido incluso los terremotos más fuertes. A pesar de ello, Nuncio es un hombre que, por circunstancias desconocidas, ha sido relegado al olvido, a pesar de formar parte del distinguido grupo de grandes arquitectos mexicanos como Luis Barragán, conocido por sus espacios arquitectónicos llenos de luz y color, y Juan O'Gorman, pionero del funcionalismo en México, cuya Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México es un ejemplo sobresaliente de su genialidad.
Félix T. Nuncio dejó su huella en varios edificios de esta colonia. Junto a Manuel Fontanals, diseñó el elegante Cine Ópera en estilo art deco. Además, colaboró con Ignacio López Bancalari y Enrique Molinar en el diseño de la Alberca Olímpica de la UNAM, sede de importantes competencias. En sus inicios, esta alberca fue considerada una de las más grandes del mundo, aunque en la actualidad solo se utiliza para competencias a nivel nacional. La Alberca Olímpica consta de varias piscinas interconectadas que cubren una extensión de tres mil cuatrocientos metros cuadrados. Entre sus instalaciones se encuentran piscinas de entrenamiento, una poza de clavados y un chapoteadero. La torre de trampolines se asemeja al símbolo 'calli' de los códices mesoamericanos, mientras que la fosa de clavados está equipada con mirillas que permiten a los jueces calificar con mayor precisión y a los fotógrafos capturar imágenes submarinas. Durante mi adolescencia, tuve el privilegio de disfrutar de estas instalaciones que, en aquel entonces, eran poco utilizadas. Ciudad Universitaria era, en aquel momento, un lugar enorme y silencioso.
El 12 de octubre de 1988, la legendaria banda británica Bauhaus ofreció un memorable concierto en el Cine Ópera. La ferviente pasión de los fanáticos, algunos de los cuales no pudieron conseguir boletos, llevó a la apertura forzada del recinto utilizando un trompo de tacos como improvisada herramienta. Los vítores y gritos de la multitud eclipsaron incluso la música de la banda, dejando sorprendido al vocalista Peter Murphy. A pesar de este evento destacado en la historia del edificio, no fue sino hasta el 2011 que el INAH rescató el recinto, pero lamentablemente aún permanece en ruinas.
Resulta intrigante reflexionar sobre la inexplicable resistencia de los edificios diseñados por este arquitecto a ser restaurados y revitalizados. ¿Qué fuerza misteriosa impide que estas importantes obras se levanten del descuido y las ruinas? Es desconcertante que aquellos que residen aquí no reconozcan la significativa importancia histórica de restaurar este hermoso edificio, dado que sus características arquitectónicas son verdaderamente notables. Desde los mosaicos rosados curvos de sus barandales, hasta los techos altos y las múltiples vigas que proporcionan luz y elegancia a los doce espaciosos departamentos, el edificio respira un aire de distinción y singularidad.
La disposición de todos sus techos y balcones, cuyo vértice apunta hacia la esquina, curvándose el mirador de cada uno de los pisos hacia su interior formando semicírculos, le confiere una cualidad inusual y atractiva. La cantera rosa que enmarca las ventanas y la presencia del zenzontle adornando la estructura agregan un toque de belleza natural a este notable conjunto arquitectónico.
En resumen, el edificio es mucho más que una simple estructura de ladrillos y concreto. Es un testigo vivo de la historia y la cultura de la Ciudad de México, un recordatorio de la importancia de preservar nuestro patrimonio arquitectónico para las generaciones futuras. Es hora de que los residentes y autoridades reconozcan el valor de este hermoso edificio y trabajen juntos para restaurarlo y revitalizarlo. Solo así podremos asegurar que su legado perdure y continúe inspirando a quienes lo contemplen en el futuro.
12/03/2024, CDMX, México.
Cuando llegamos a vivir a la colonia Narvarte poniente, a una cuadra de la glorieta de Etiopía no había metro, ni tampoco ejes viales. Por la glorieta de Etiopía cruzaban las avenidas de Cuauhtémoc, Xola y Diagonal de San Antonio. Del lado poniente entre Xola y Cuauhtémoc inicia la calle de Cumbres de Maltrata. Tanto Cuauhtémoc, como Xola y Diagonal de San Antonio tenía un camellón central llenó de palmeras datileras con sus gruesos troncos.
En el centro de la glorieta se encontraba un pequeño parque con palmeras, árboles y bancas, además de una fuente adornada con dos hermosos leones y una placa que conmemoraba un importante acontecimiento. Tanto las palmeras como los leones fueron obsequios del emperador Haile Selassie I, quien visitó México en 1954. Fue el primer jefe de estado africano en visitar el país, y junto al presidente Adolfo Ruiz Cortines, inauguró la glorieta como agradecimiento por el apoyo de México durante los conflictos con Italia durante la Segunda Guerra Mundial. Las Suites Emperador tomaron su nombre en honor al emperador que inauguró esta emblemática glorieta.
El presidente Cárdenas fue quien denunció ante la ONU la ocupación arbitraria de Etiopía por parte de Mussolini y clamó por la pronta restauración de su soberanía. En 1941, el emperador pudo regresar a su país y nunca olvidó la ayuda brindada por México. Como gesto de reciprocidad, cuatro años después de la inauguración de la glorieta de Etiopía, se llevó a cabo la inauguración de la Plaza México, también conocida como "Mexico Square", en Addis Abeba, la capital de Etiopía. Este evento marcó el cumplimiento de la promesa del emperador y fortaleció la amistad entre ambos países.
Quiero plantear varias preguntas, siendo la primera sobre los regalos: ¿Por qué los leones? La importancia de los leones para la monarquía de esta nación radica en que son el símbolo de Jerusalén; los podemos ver representados en su bandera. En la Biblia se relata que, a Judá, hijo de Jacob, le fue simbólicamente otorgado el león. Este animal simboliza al sol naciente, al rey de las bestias, posee fuerza y es sinónimo de victoria. Según el Kebra Nagast, el origen de Etiopía surge de la unión entre la reina Saba y el rey Salomón, quienes tuvieron un hijo llamado Menelik I, el primer monarca de Aksum y el primer estado etíope. Al ser hijo de Salomón y nieto de David, tenía el derecho de reafirmar su unión con la tribu de Judá. Por esta razón, el león aparece en la bandera imperial hasta su caída en 1974."
La segunda pregunta se relaciona con la defensa que los rastafaris de Jamaica mostraron ante la desaparición del nombre 'Etiopía' en la estación del metro, que quería ser renombrada como Plaza de la Transparencia. ¿Cuál fue la razón de este interés? En 2009 se instalaron a una cuadra de la estación del metro Etiopía, las oficinas del Instituto de Acceso a la Información Pública del Distrito Federal. Este fue el motivo de cambiar el nombre de la estación por el de Plaza de la Transparencia. Fue cuando la comunidad rastafari y otros simpatizantes, protestaron en contra de este cambio. “'La joven comunidad de hermanas y hermanos rastafari nos manifestamos donde anteriormente se encontraba la glorieta de Etiopía. La gente escuchó nuestras protestas en contra del cambio de nombre, que es el único legado que ha conservado el recuerdo de la visita de tan distinguido luchador anticolonial', comentó Res Levi, un joven perteneciente a la comunidad.” (El Universal, El emperador que inauguró un pedacito de África en México, 21/04/2017)
El movimiento logró que se montará una exposición permanente en la estación que hablará sobre la visita de Haile Salassie a México y en la inauguración de la Glorieta de Etiopía, se colocó la biografía del monarca donde se explica cómo fue que se inició esta amistad entre ambas naciones. El día de su inauguración se develó la réplica de la placa original que conmemoraba la inauguración de la glorieta en 1954. “'El 13 de julio de ese año, celebramos el trabajo realizado por la comunidad y tocamos música típica de Etiopía con tambores de Nyahbinghi', comentó Leona de Etiopía, también miembro de la comunidad rastafari.” (El Universal, El emperador que inauguró un pedacito de África en México, 21/04/2017)
En la década de los años 30, los rastafaris adoptaron como símbolo al león de Judá del reinado de Haile Selassie I, quien, como hemos visto, es descendiente directo del rey David, cumpliéndose así la profecía del predicador Marcus Garvey de Jamaica. Garvey, considerado la reencarnación de San Juan Bautista, predijo que en África sería coronado un rey negro que guiaría a la gente de color de todo el mundo a la tierra prometida de Sion. Esta profecía inspiró el levantamiento de los rastafaris en las comunidades marginadas de gente de color en los barrios de Kingston, capital de Jamaica.
Durante los años 50, el rastafarismo cobró fuerza con un mensaje de unidad racial en Jamaica. Sin embargo, los blancos residentes en la isla marginaron a los seguidores de este movimiento. Haile Selassie viajó a la isla y pronunció un discurso que abogaba por la liberación del pueblo de Jamaica. A pesar de esto, nunca aceptó su estatus como divinidad, aunque algunos lo consideraban la tercera reencarnación de Jah (el hijo de Dios), después de Melquisedec y Jesús.
Es asombroso cómo ciertos nombres u objetos, como cajas preciosas, guardan en su interior tantos secretos. ¿No lo crees así?