Esta actividad no requiere ningún material extra, tan solo los oídos bien atentos.
desarrollo de la actividad
Muchas veces no somos conscientes de todo lo que nos rodea, por lo que tener un momento para deternerse y escuchar, puede ser beneficioso para nuestra salud. Aunque lo mejor de esto es que aprendemos cantidad de cosas.
En esta actividad se introduce a los niños a una práctica de la atención plena, invitándoles a sumergirse en un momento de calma y silencio. Con esto, se les enseña la importancia de estar presentes y receptivos a los sonidos naturales: el susurro del viento entre las hojas, el crujir de las ramas bajo los pies, el canto de los pájaros, el sonido del agua y los diversos sonidos de la vida silvestre que a menudo pasamos por alto.
Aunque pueda parecer una tarea sencilla, este ejercicio de "parar y escuchar" es crucial para el aprendizaje y el crecimiento personal. Ampliamos nuestro vocabulario sobre las distintas especies y procesos que existen en el bosque, y desarrollamos una mayor apreciación de la diversidad. Además, el juego de intentar identificar los sonidos y asociarlos con sus fuentes, ayuda a agudizar la percepción. Con este simple acto, abrimos las puertas de un mundo lleno de maravillas.