La virtud de la caridad
La virtud de la caridad
¡Buenas, fray Tomás! Ya hemos hablado en otra ocasión de la esperanza... Entonces sería bueno decir algo acerca de la caridad.
Cuando quise definir la caridad, no encontré nada mejor que decir que es una amistad del hombre con Dios. Toda amistad implica una relación entre seres personales; incluye el querer el bien el uno para el otro, y una cierta comunicación de vida. Esa amistad con Dios se da gracias a la Encarnación de Cristo. Pues por medio de Él, nosotros, que llevamos una vida exterior, tenemos también la posibilidad de vincularnos interiormente con Dios. ¡Somos sus amigos!
En la teología se dice que el Espíritu Santo es el Amor o la caridad misma.
¡Y es muy cierto! La caridad es una participación del Espíritu Santo en nosotros. Pero la caridad también es una virtud que reside en el alma, que perfecciona nuestra voluntad, para amar con un amor que procede de la misma bondad divina.
¿Amamos a Dios y al prójimo con el mismo amor?
Sí, porque para un cristiano no son dos amores diversos, sino el mismo amor. Amamos a Dios por la comunicación de sus dones y de su gracia, y al prójimo por Dios. Eso no quiere decir que el amor a los hermanos no tenga importancia, al contrario, es más exigente, porque los amamos justamente por Dios y no por una motivación inferior.
¿La caridad es la mayor de las virtudes?
Sí. Las virtudes teologales, que nos unen a Dios, son mayores que las otras virtudes. Y entre ellas, la caridad es la que más llega hasta Dios. La fe nos da el conocimiento de Dios; la esperanza, la certeza de la posesión de los bienes sobrenaturales. Pero la caridad nos une a Dios mismo. Por eso, para un cristiano, absolutamente hablando, no puede haber verdaderas virtudes si falta la caridad.
¿Y qué significa que la caridad sea la "forma" de las virtudes?
En mi filosofía y teología utilizo mucho la pareja "materia-forma" para explicar, respectivamente, de qué está hecho algo, y qué es precisamente ese algo. En teología moral la forma se toma del fin: y es la caridad la que hace que los actos de las demás virtudes se dirijan a su fin último, que es Dios. Por eso se llama "forma" de las virtudes. Por ejemplo, si hago un acto de fortaleza, de fe, de templanza, o de cualquier otra virtud, ese acto solo será plenamente bueno si se orienta, de un modo u otro, al amor de Dios y de los hermanos.
¿Seguiremos con la caridad?
¡Sí! Todavía nos falta mucho para decir de ella.
Suma Teológica II-II, cuestión 23.