Almorchoneando

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Si alguna vez encontráis escaladores trepando con una enorme mochila de 60 litros a la espalda no hace falta que preguntéis de qué club son...

Con la mente turbada tras innumerables noches leyendo las excitantes hazañas de Bonatti, Terray, Lachenal y Rebuffat; dos de nuestros escaladores más activos, cual Quijote y Sancho Panza, se lanzaron el pasado fin de semana a enfrentarse a su gigante particular: el Almorchón; una mole caliza de 773 metros que domina sin competencia el septentrión murciano.

Sobre la noble armadura del primero colgaban fisureros, friends y toda clase de extraños artilugios con los que atacar al gigante. Al segundo le tocó interpretar el menos preclaro papel de escudero: cargando sobre sus hombros sacos de dormir, ropa de abrigo, esterillas, botiquín, cacharros varios, seis litros de agua, medio kilo de pasta, leche, cereales, cecina de León y hasta rosquillas de Landete (que dormir bien, comer e hidratarse siempre fue importante). Y no contento con semejante flete, en la quinta reunión, donde pasaron la noche, nuestro quijote aún aseguraba que nunca más volvería a repetir algo así... sin subirse también una bota de vino. "Que por algo somos de Requena ¡Odo!"

¡Qué paciencia, Dios mío!