César COLOMA PORCARI
Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo
En este nuevo aniversario de la fundación de la Ciudad Blanca, recordaremos lo que escribiera don Mariano Felipe Paz Soldán (Arequipa, 1821 – Lima, 1886) sobre su ciudad natal, en su famoso “Diccionario geográfico estadístico del Perú” (Lima, Imprenta del Estado, 1877).
En su obra señala que la ciudad “Tiene 8 calles principales en dirección N. S. y 9 en dirección E. O., cortadas en ángulo recto; sin contar la gran extensión que abraza lo que se llama la Pampa de Miraflores y que hace parte de la ciudad por el N. E. Las calles tienen 12 varas de ancho (10 m.), y por el centro corren acequias pequeñas con el principal objeto de aumentar la humedad por su evaporación, pues la sequedad de la atmósfera es excesiva” (páginas 66-67).
Al referirse a los inmuebles afirma que “Todas las casas y edificios son construidos de una piedra blanca fofa, muy porosa, que es un conglomerado; pero que con la mezcla de cal y arena y el transcurso del tiempo se endurece y forma un todo compacto. Esta piedra se saca de unas canteras inmediatas. Las casas en lo general son cómodas y con jardines, y las fachadas lujosas. Son pocas las casas que tienen dos pisos, por temor a los temblores y escasez de madera para sustituir al pesado sillar, que así llaman a las piedras labradas” (pagina 67).
Indica también que “La plaza mayor es perfectamente cuadrada, tiene 125 metros por cada lado: en la parte N. está la iglesia Catedral, que al primer golpe presenta una vista hermosa por su arquitectura y torres elevadas; pero examinada en detalle tiene graves defectos que no pueden resistir la crítica del arte ni del gusto. Los otros tres lados tenían portales, que fueron echados por tierra, como gran parte de otros edificios y casas particulares, en el espantoso terremoto del 13 de Agosto de 1868. En el centro de la plaza hay una fuente de bronce, con una taza de granito” (página 67).
Paz Soldán nos brinda aquí otra prueba de que el verdadero nombre de la plaza mayor es ése, y no “plaza de armas”, que es un invento moderno.
Afirma además que “En la ciudad hay los siguientes templos: Conventos con religiosos: Santo Domingo, La Merced, San Francisco, La Recoleta. Supresos: San Juan de Dios, San Agustín, La Compañía, San Camilo. Con Monjas: Santa Catalina, Santa Teresa, Santa Rosa. Iglesias: Catedral, San Antonio, Santa Marta, San Lázaro. Capillas: Dolores, Ejercicios, Beaterio, Solar, Educandas, San Pedro, San José” (página 67).
Indica también que “Todos los templos son muy aseados y adornados; y muchos de ellos con altares de piedra labrada, estucados y dorados”, y que “Tienen tres naves: La Catedral, Santo Domingo, San Camilo, La Compañía” (página 67).
En cuanto a “La Prefectura, Sub Prefectura, Corte Superior de Justicia y Tesorería, tienen locales cómodos y especiales para su servicio y despacho”; asimismo, “Hay 2 Colegios nacionales de instrucción Superior: San Agustín, en el Convento Supreso; San Francisco en una parte del actual Convento; un Seminario en su casa especialmente construida desde muchos años atrás. Además se enseñan algunas clases en el Convento de la Merced y en establecimientos particulares. Para mujeres existe el Colegio de Educandas” (página 67).
Recuerda también que “Hay una Universidad fundada en 1825 y que tiene local especial en el mismo Colegio San Agustín. De estos Colegios han salido muchos y muy ilustres sabios, que han figurado no solo en el Perú sino en otras naciones” (página 67).
Pero se queja porque “Los establecimientos de Beneficencia, como el Hospital, casa de Huérfanos y Panteón, están muy lejos de llenar su objeto por lo inaparente de sus casas y por el mal servicio. En el día se construye un hospital nuevo; pero no se piensa en concluir el panteón principiado en 1826, ni menos la casa de Huérfanos” (página 68).
Señala asimismo que “Hay dos alamedas, la de San Lázaro y la de Tingo, espaciosas y extensas”, y que “En el año de 1874 principió a colocarse un ferrocarril urbano que parte desde el terminus del ferrocarril y atraviesa las calles principales de la ciudad: hoy está casi concluido”. Además, “En muchas esquinas de las calles hay piletas que surten de agua potable a los vecinos” (página 68).
Registra también que “Sobre el río Chili, que atraviesa la ciudad, hay tres puentes, el más antiguo mandado construir por el Obispo Sr. Villarroel, la construcción es de cantería; tiene 125 m. de largo y 5.50 de ancho, con seis arcos grandes y uno pequeño, sólido, pero nada elegante; el segundo no está concluido y últimamente se concluyó el otro para el ferrocarril de Arequipa a Puno, elegante, de fierro, sobre machones de piedra y cal” (página 68).
E indica que “La población de la ciudad, incluyendo la Pampa de Miraflores, es de 26,082 habitantes, según el Censo de 1862, pero sin duda pasa de 50,000” (página 70).
Por último, pronosticaba que “La prosperidad y engrandecimiento de Arequipa se acerca con los ferrocarriles que la unen con el puerto de Mollendo y la ciudad de Puno... entonces se fomentará el comercio; las masas se ilustrarán y desaparecerá el fanatismo que reina 30 años acá, causando más estragos que las pestes y guerras” (páginas 69-70).
(Publicado en “Arequipa al Día”, Arequipa, domingo 6 de agosto de 2006, páginas 1, 9).